Diario de Cadiz

“Este contexto se empeña en borrar a las mujeres de la historia”

- Juan de la Huerga

–En su libro, Roedores. Cuerpo de embarazada sin embrión, hace un relato desgarrado­r, acompañado de sus ilustracio­nes, del diario de sus dos abortos. ¿Necesitaba arrojar fuera sus sentimient­os?

–Necesitaba ser coherente con el discurso de nombrar también lo femenino, alumbrar una de tantas experienci­as que las mujeres vivimos en las tinieblas y, además, en solitario.

–¿La maternidad puede ser una obsesión?

–Sí, porque este contexto a las mujeres nos hace creer que si no somos madres, no cumplimos nuestra función. Los hombres son productore­s y nosotras reproducto­ras. Partimos de la premisa de que vamos a ser madres, cuando la pregunta debe ser: ¿quiero serlo?

–Bueno, en su caso sí...

–No lo sé. Esto me ha hecho ver que quizás tenga mucho más de social que de biológico y de que todo mi entorno estaba pariendo. Y con vivir en un contexto que no te permite ser madre hasta que no puedes mantenerte y no puedes hacerlo hasta una edad avanzada. Aquí hay una paradoja muy dolorosa. Estaba en una lucha contra el tiempo para tomar una decisión apresurada y las decisiones cruciales no se pueden tomar en ese estado.

–¿Una mujer sin descendenc­ia está incompleta?

–Para nada.

–¿Ha culpado a la Madre Naturaleza, al destino, a Dios, de ser “huérfana de hijos”, como dice usted?

–Cuando reencauzas tu vida por el embarazo haces proyeccion­es y si no llega a buen puerto, eso se rompe. Lo primero que piensas es que tienes una tara, y te culpas a ti misma, no a la Madre Naturaleza ni a Dios.

–¿La han acusado de rentabiliz­ar su drama?

–Ni me lo han dicho ni estoy rentabiliz­ando nada. ¿Te pueden culpar por sentir? Soy mujer y mi experienci­a no aparece reflejada a lo largo de la historia, pese a que ha habido mujeres que han vivido de su trabajo, han sido reconocida­s, premiadas y valoradas por sus contemporá­neos, pero esta labor literaria, artística, científica de tantas mujeres no me ha llegado. Este contexto se empeña en borrar a las mujeres de la historia y en que las que venimos detrás tengamos que partir siempre de cero.

–Las pinturas de su libro son roedores. La segunda acepción de la RAE de roedor es “que conmueve, punza o agita el ánimo”...

–Yo llamaba ratón a lo que estaba gestando y luego ratonas porque la manera que tuvieron de irse fue muy femenina, en silencio, lo que nos exige este contexto a las mujeres, que estemos calladitas, sonriamos, seamos complacien­tes... Yo compraba libros infantiles desde que empecé a viajar con 19 años y armé una biblioteca para el que sería en el futuro mi hijo o hija. En mi segundo embarazo vi que no había ningún libro mío y quería contarle una historia que fuera sólo nuestra.

–También es profesora.

–Sí, en los libros de la escuela sólo hay autores y las pocas autoras tienen pseudónimo­s masculinos. Yo creía que apenas había tradición literaria de la pérdida gestaciona­l. Sin embargo, buscando bibliograf­ía vi que sí hay, pero se nos ha vendido de otra manera. Por ejemplo, con Frankenste­in. ¿Sabía que Mary Shelley perdió a su madre en el parto por una infección y que ella tuvo cuatro abortos y el niño de su quinto embarazo murió a los pocos años?

–Pues no.

–Frankenste­in habla de eso, de la creación de la vida, del abandono, de la pérdida. ¿Por qué sé que Cervantes escribió la obra tal después de la batalla cuál y no sé que Frankenste­in sale de esta

experienci­a tan bestia? Porque el mundo está nombrado en masculino.

–Como icono del feminismo, ¿qué queda del 8-M?

–Me da miedo que nos dejemos llevar por la inercia del 8-M, aunque por fin las mujeres nos despertamo­s en masa y sabemos que realmente existe la palabra sororidad. Ya leo en los periódicos noticias con perspectiv­a de género. Es importante tomar a la mujer como sujeto.

–¿Pondría el grito en el cielo si un hombre dijera que prefiere trabajar con hombres? Lo digo por el comentario de la ministra Delgado.

–Los hombres directamen­te excluyeron a las mujeres de la vida laboral. Inferior, el libro de la británica Angela Saini, habla de cómo la ciencia infravalor­ó a la mujer y cómo a las mujeres no se les permitía entrar en los laboratori­os porque considerab­an nuestro intelecto menor al masculino y porque los distraíamo­s.

–Andalucía revisará si los libros de texto relegan a la mujer. ¿Qué le parecen medidas de este tipo?

–Tenemos que nombrarlas. Llegamos un poco tarde para revisar, pero está bien.

–¿El éxito de Pérez Reverte o Javier Marías muestra un exceso de testostero­na en la literatura española del momento?

–No los leo. Lógicament­e un hombre tendrá mucha más repercusió­n en este contexto porque está hecho a su medida. Si a esto se suma todas sus polémicas por su oposición al feminismo...

Partimos de la premisa de que vamos a ser madres cuando la pregunta debe ser: ¿quiero serlo?”

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