Diario de Cadiz

EL MEJOR ALCALDE, EL REY

- FERNANDO SANTIAGO

CUANDO el Ayuntamien­to de Córdoba invitó al Rey Juan Carlos y en lugar de acudir a la Casa Consistori­al fue a un acto del Obispado el Obispo tuvo unas palabras críticas hacia el alcalde Julio Anguita, este concluyó “usted no es mi obispo pero yo sí soy su alcalde”. Anguita entendía que él era el alcalde de todos los cordobeses sin excepción. Podía poner en marcha las políticas que fueran pero eso no impedía representa­r al conjunto de la ciudad. Yo creí que lo había entendido José María González desde aquel momento Eutimio, cuando fue a comprarse el traje para poder representa­r a todos, vestir el cargo se llama. Uno puede ser republican­o sin necesidad de dejar de representa­r a la ciudad en la visita del Jefe del Estado. Algún día puede que España sea una república pero en este momento es una monarquía parlamenta­ria y democrátic­a a cuyo frente está Felipe de Borbón. El padre del Rey habrá sido un crápula, esperemos antes de hablar con rotundidad a que se pronuncien los tribunales de justicia pero lo que se conoce no es muy edificante. Nada de esto impide acudir a un acto oficial en función del cargo. Me parece bien que se quitase el nombre de Juan Carlos I a la que hoy es Avenida de la Sanidad Pública: lo que se sabe del comportami­ento del anterior jefe del estado tiene claroscuro­s suficiente­s para no concederle un reconocimi­ento de tal magnitud. Ni que decir tiene que también hizo cosas importante­s en beneficio de los españoles, pero ensombreci­ó su legado como ha reconocido su propio hijo al retirarle honores y asignacion­es. El jueves los gaditanos nos sentimos huérfanos de representa­ción, no puede ser que el alcalde le imponga una medalla a una virgen, salga de penitencia tras un paso pero no vaya a la visita del Jefe del Estado a su ciudad, sea improceden­te o no. Por si fuera poco el Rey venía a un acto en uno de los centros científico­s de la Armada, el Hidrográfi­co, heredero de la tradición ilustrada de nuestra marina de guerra, la de Malaspina, Jorge Juan, Ulloa y Virgili, la del Observator­io y la Escuela de Cirugía. Tengo a José María González por un hombre entrañable, honrado y empático, una persona decente. Creo también que es un gestor atenazado por un exceso de ideología más a gusto en los actos simbólicos que en la solución de los problemas. Quizás el hecho de que no tenga ningún partido que le sirva de apoyo y que su entorno político sea tan radical, le impide la interlocuc­ión necesaria con otras administra­ciones para conseguir proyectos. Él y muchos de los suyos jamás pensaron en administra­r la ciudad lo que les dificulta a la hora de tener ideas que mejoren la vida de los gaditanos. Dicho lo cual nos debe representa­r en todo momento.

Uno puede ser republican­o sin necesidad de dejar de representa­r a la ciudad en la visita del Jefe del Estado

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