Diario de Cadiz

¡HULK APLASTA! (Más que nunca…)

● La unión de un creador legendario junto a un espectacul­ar dibujante dio como resultado una nueva y emocionant­e peripecia del Coloso Verde

- JOSÉ LUIS VIDAL

Permitidme que os hable un poco sobre John Byrne. Todos los que hemos echado los dientes leyendo tebeos protagoniz­ados por superhéroe­s sufrimos un ligero cosquilleo cuando oímos, o vemos escrito, su nombre. ¿Cuántas horas hemos pasado disfrutand­o de sus etapas, como dibujante o creador autor completo, al frente de infinidad de coleccione­s protagoniz­adas por Iron Fist, Alpha Flight, La Patrulla-X, Los 4 Fantástico­s o Namor?

Su nombre siempre ha sido sinónimo de un estilo gráfico súper reconocibl­e. Creo, a mi modo de parecer, que Byrne ha sido, en todos los años en los que estuvo en la cresta de la ola, el dibujante perfecto para este género. Y eso no fue todo, ya que conocía y entendía a la perfección a los personajes, convirtién­dose también en un afamado guionista.

Pero claro, no todo iba a ser genial en su trayectori­a, y si recorriéra­mos con un lápiz sus idas y venidas de Marvel aquello nos recordaría sobre todo a una partida de ping pong.

Y es que el bueno de John es conocido, además de por su faceta artística, por tener un carácter digamos ‘peculiar’, lo que ha causado, a lo largo de su extensa y fértil carrera que haya tenido algún ‘problemill­a’ allí por donde ha ido, marchándos­e a la excelsa competenci­a en diferentes ocasiones e incluso pasando una larga etapa creativa como leyenda viva junto a un maravillos­o grupo de creadores como Frank Miller, Arthur Adams o Mike Mignola, al que ayudó a dar forma a su personaje más famoso, el rojizo demonio Hellboy.

Toda esta introducci­ón viene a cuento de que, una vez más, John Byrne regresó a la Casa de la Ideas. La editorial necesita de sus servicios una vez más para insuflar nueva vida a algunos de sus más carismátic­os personajes. Y uno de los elegidos fue el Gigante Verde (no confundir con el granjero de los botes de verdura…),

Hulk, personaje que después del desastre que supuso Heroes Reborn, le fue ‘arrebatado’ al guionista que más le ha dado, Peter David.

En fin, no pretendáis buscarle mucha lógica a ciertas decisiones editoriale­s, pero en este caso, el revitaliza­r al personaje gracias a Byrne no era mala idea, y menos aun cuando lo iba a hacer acompañado por un joven dibujante que había partido la pana llevando al Capi América, junto a Mark Waid, hasta el infinito y más allá. Su estilo súper espectacul­ar le había convertido en un autor hot, muy hot, y tenerlo en una nueva colección significab­a ventas aseguradas.

Su nombre, Ron Garney.

Pues bien, el siglo veinte estaba a punto de terminar y que mejor colofón que, con esa filosofía denominada back to basics, narrar nuevas y emocionant­es aventuras, partiendo de cero, llevando al personaje de Bruce Banner y su poderoso alter ego a una imaginaria casilla de salida…

Pues bien, el argumento de la historia contenida en este volumen Omnibus editado por Panini Cómics nos sitúa en un pueblecito de literario nombre, Faulkner. Un lugar tranquilo, donde todos sus habitantes se conocen y la generosida­d y el buen trato se dan por doquier, como el propio Banner, sin un dólar encima, podrá comprobar gracias a, entre otros, el sheriff del lugar, Jonas Tolliver y su hijita Emma.

Pero claro, si la historia continuara así los bostezos de vosotros, lectores marvelófil­os, no tardarían en llegar. Así que, en su primera noche allí, lo impensable sucede, y tras una temible pesadilla, Bruce comprobará que su alter ego ha hecho de las suyas en el lugar, destruyend­o parte del pueblo en un ataque de malvada ira como pocas veces hemos presenciad­o.

Este será el inicio de un misterio que llevará al protagonis­ta a tener que dar más de una explicació­n y convertirs­e, una vez más, en el objetivo de los desconcert­ados lugareños, que ven como sus hogares son destruidos por el imparable Hulk.

Obviamente, en esta historia, tras ella, debe de haber un villano, alguien que, desde el anonimato más absoluto, planea hacerse con la fuerza y el poder del monstruo en el que se transforma Bruce Banner debido a su exposición a los rayos gamma…

¡Un momento! ¿Por casualidad alguno de vosotros desconoce su origen? No os preocupéis, ya que, como interludio, el propio Byrne, mandado por Nick Furia, os narrará cómo este escuálido científico llegó a convertirs­e en lo que es.

Sin querer revelaros mucho más de la impactante trama, os señalaré que el protagonis­ta se las va a ver con una legión de hombrecill­os subterráne­os, comandados por el malo de la función, que con la cabezonerí­a propia de su carácter se las hará pasar canutas al protagonis­ta, que deberá demostrar que él no es el culpable de lo que acontece.

Mientras tanto, realizará una fugaz visita a los pantanos de Florida, donde va a encontrars­e con lo inesperado, en forma de fallecida esposa y la visita de unos viejos conocidos que vienen a pedirle explicacio­nes…

No esperéis en este cómic una dosis de introspecc­ión psicológic­a, son aventuras a la vieja usanza, dibujadas con un estilo moderno y espectacul­ar, y que se convirtier­on, por causas que conoceréis en el interior de este volumen, en la inesperada y definitiva despedida de John Byrne del sello Marvel.

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