“La épica está en sacar a los chicos de TikTok”
Literatura Juvenil por ‘El síndrome de Bergerac’, inspirada en el aula de teatro de su instituto en Sanlúcar
–Sí, en Nada es crucial los personajes se hacían mayores conforme avanzaba la novela. En Cabezas cortadas, la protagonista va recordando su adolescencia; en Los libros repentinos tenemos a Robe y una señora mayor que dice que le han robado la adolescencia... Imagino que me sale de natural porque es lo que vivo, y porque los adolescentes son muy potentes en todo lo que hacen y dicen. Por eso mismo creo que el tránsito de novela adulta a juvenil ha sido sencillísimo, aunque sí he tenido en cuenta que quien lo va a recibir se encuentra en ese meollo. Van a tener la sensación de leer sobre sí mismos, que Marta Sanz dice que es la lectura adolescente: ese “me siento como este personaje”.
–Se corre el peligro, como con los niños, de tratar al público adolescente como si fuera tonto.
–”¿Has jugado fuerte, no?”, me decía la editora. Pero es que no puedo tratar a los chicos como tontos porque no lo hago en clase. Esta no es una novela fácil en ningún sentido, tiene espectro amplio, se puede leer en capas... Pero no tiene un lenguaje masticado: el tener en cuenta al lector al que va dirigido ha sido más bien a nivel de ritmo. He tratado de no ser aburrido, de tener una acción con momentos picos y valle propia de los guiones de serie y cine... sí que he buscado, aunque no te guste, te ayuda a desarrollar habilidades y competencias de decodificación del mensaje. También parte de la tarea del profesor es animar y convertir esos clásicos en algo vivo e interesante. Hoy día, la literatura juvenil que se publica es riquísima, hay que pararse a buscar, que es algo que los profes tenemos que hacer, leer el libro antes de endosarlo. Hay que leer La Celestina, y lo mismo no es la obra que les pondría a mis alumnos pero en 1º de Bachillerato hemos leído Romeo y Julieta, y cuentos del Decamerón y obras que hay que pelear con ellas...
–Respecto a las lecturas “entreveradas”: libros para adultos que vea funcionan con los chicos. Y viceversa.
–Pues yo he visto que algunos relatos de Mala letra, de Sara Mesa, funcionan muy bien con los alumnos. También Los caballos de Dios, de Mahi Binebine, que leímos en el club de lectura que tenemos los profesores y vimos que podía funcionar para los chicos... Dos clásicos que también ruedan bien, y no fueron concebidos para adolescentes, son El guardián entre el centeno y Fahrenheit 451. En el sentido contrario, de abajo hacia arriba, en su momento lo flipé mucho con Marina de Carlos Ruiz Zafón, y con La leyenda del rey errante ,de Laura Gallego.
Cyrano es muy adolescente: va de gallito pero tiene el corazón roto y rechaza su aspecto”
Hay que leer ‘La Celestina’, aunque lo mismo no es la obra que yo les pondría a mis alumnos”