Reclamaciones sin respuesta
Los inquilinos de parte de la primera fase del Cerro del Moro piden arreglos en el edificio pero ni la Junta, propietaria del mismo, ni Procasa, que es la administradora, los atienden
El mes de julio de 1994 el Cerro del Moro vivía un hito porque se entregaban las llaves de la primera fase de la remodelación de un barrio muy degradado y que, a partir de ese momento, iniciaba un viaje hacia unas condiciones de viviendas más dignas para sus vecinos. Hoy, casi 27 años después, todavía no se ha terminado de completar una de las operaciones urbanísticas más importantes que se han producido nunca en la capital gaditana.
A aquella entrega asistieron los líderes de las dos administraciones que habían capitaneado esta operación: Manuel Chaves, como presidente de la Junta de Andalucía, y Carlos Díaz como alcalde de Cádiz. Aquello, que fue la suma por el bien común de dos instituciones, hoy en día se ha convertido en un callejón sin salida para parte de los inquilinos de esa fase.
Los portales que se encuentran en la margen derecha de la avenida Alcalde Blázquez en dirección hacia la de la Sanidad Pública, donde se encuentra radicada la iglesia de la Asunción, están viendo cómo los bloques están sufriendo un deterioro sin que se haga nada porque tanto la Junta como Procasa, según los inquilinos, se están pasando la pelota los unos a los otros.
Por ejemplo, en el portal número 13 en el que vive Diego Troncoso, hubo una intervención del Consorcio de Bomberos el 8 de diciembre de 2018 en la fachada, concretamente justo debajo de la terraza donde vive esta persona. Aquello tuvo que ser resanado de urgencia pero todavía se ven los efectos de aquellos desperfectos.
Troncoso y el presidente de esta comunidad, Francisco Lorenzo, afirman que desde el principio ha habido problemas con las construcción, ya que poco tiempo después de que se hiciera el bloque hubo que actuar en una especie de corredores exteriores por los que se accede a las viviendas para que fueran cerrados por la cantidad de agua que entraba. Sin embargo, mientras que en los niveles inferiores se hicieron con materiales de obra, los superiores tienen unas chapas que no aguantan en cuanto que hay rachas de vientos grandes.
Diego Troncoso afirma que llevan diez años luchando con este tema y han tenido reuniones conjuntas en la que han estado esta comunidad, Procasa y la propia asociación de vecinos del barrio. Sin embargo, según la versión de Troncoso, tomaban nota pero nunca se actuaba.
De hecho, afirman que poco tiempo antes se hizo un presupuesto apara acometer la eliminación de los problemas que había, pero después argumentaron que la propiedad era de la Junta y que, al tratarse de obras mayores, son ellos los que tenían que llevarlas a cabo.
El problema, a juicio de estos vecinos, es que hay un problema legal que viene ya desde la base. Así, estos bloques de esa margen derecha iban a ser viviendas de realojo, es decir, iban a servir para meter a gente mientras que se llevaban a cabo las rehabilitaciones o las construcciones de otras fases. Sin embargo, gracias en parte a la lucha del mítico líder vecinal
Aseguran que Procasa argumenta que son obras mayores y no le corresponden
Esta promoción era de realojo pero finalmente se quedaron de manera fija en la finca
del barrio, Enrique Blanco, finalmente estas viviendas quedaron para siempre para los ciudadanos que entraron en aquel mes de julio de 1994.
Nunca llegaron a tener un contrato firmado como inquilinos sino simplemente recibieron una llave. Lo que reza es que la Junta de Andalucía es la propietaria y Procasa es la administradora para su mantenimiento y cobro. Troncoso y Lorenzo aseguran que hace un tiempo, debido a la situación que estaban viviendo, hicieron una consulta ante el Registro de la Propiedad y supieron que el lugar donde están ubicados esos portales aparece como un solar.
Los vecinos aseguran que hicieron su propia junta de vecinos con cuotas para asumir los gastos comunes ordinarios pero creen que se produce un agravio comparativo con otros bloques de la primera fase donde se ha llegado a acometer el cambio del motor de un ascensor, tal y como mantienen los vecinos. Estos creen que son víctimas de que las dos administraciones se echen la responsabilidad los unos a los otros.