Cataluña se aboca a otra legislatura inestable
● Los vetos cruzados para pactos poselectorales hacen temer una hipotética repetición de los comicios en julio ● Hasta nueve grupos podrían acomodarse en el ‘Parlament’, Vox entre ellos
Cataluña cerró ayer la campaña del 14-F, tras quince días de bronco intercambio de golpes entre los nueve principales candidatos a la presidencia de la Generalitat, que auguran una legislatura aún más tensa e inestable y sin mayorías sólidas, según apuntan todas las encuestas.
De hecho, la fragmentación que puede vivirse en el Parlament a partir de este domingo –hay posibilidades de que lleguen a formarse hasta nueve grupos en un hemiciclo con 135 escaños, todo un récord en Cataluña– y los vetos cruzados para pactos poselectorales hacen temer incluso una hipotética repetición de los comicios en julio.
Si en las elecciones de 2017, convocadas con la autonomía catalana intervenida con el artículo 155 de la Constitución tras la declaración unilateral de independencia, Ciudadanos se convirtió en primera fuerza en el Parlament, esta vez los sondeos vaticinan un batacazo de la lista que lidera Carlos Carrizosa.
Cs, en cuya campaña se ha implicado a fondo su presidenta, Inés Arrimadas, que junto a Carrizosa han insistido en alertar de que los socialistas planean un nuevo tripartito con los comunes y ERC, podría perder más de la mitad de sus actuales 36 diputados y convertirse en cuarta fuerza.
El golpe de efecto previo a la campaña lo dio el PSC, al relevar por sorpresa a Miquel Iceta como cabeza de cartel y situar al que ha sido ministro de Sanidad desde el inicio de la pandemia, Salvador Illa, un cambio que tuvo un efecto inmediato en las encuestas, que le otorgan posibilidades de victoria, aunque podría ser insuficiente si el independentismo suma de nuevo mayoría absoluta.
En el tramo final de la campaña, Illa, que ayer volvió a verse arropado por sexta vez en dos semanas por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha estado en el foco de atención, por las insinuaciones de otros candidatos
Ciudadanos se convirtió en la primera fuerza en 2017 y ahora amenaza ruina
sobre si se ha vacunado en secreto y sobre todo por el compromiso por escrito firmado por los partidos independentistas conforme no pactarán con los socialistas.
El inédito veto de JxCat, ERC, el PDeCAT y la CUP a cualquier pacto de gobierno con Illa, impulsado por una entidad minúscula, Catalans per la Independència, puede leerse en clave interna de la batalla por la hegemonía independentista.
Laura Borràs y el ex president Carles Puigdemont, con perfil bajo, para cederle el protagonismo a la presidenciable de JxCat, plantean el 14-F como un plebiscito entre su estrategia, favorable a la “confrontación” con el Estado y a la vía unilateral, y la de ERC, ahora más pragmática, a la que acusan de tener la tentación de reeditar un tripartito de izquierdas con el PSC y los comunes.
Borràs se ha beneficiado del aval público de la ANC a su programa, aunque su campaña tropezó nada más empezar con las referencias de la CUP y ERC al caso de presunta corrupción por el que está siendo investigada por el Tribunal Supremo.
La salida de prisión con el tercer grado penitenciario de Oriol Junqueras y Carme Forcadell ha revitalizado la campaña de Aragonès.
Jéssica Albiach, candidata de En Comú Podem, aspira a decantar el próximo Govern hacia la izquierda, convenciendo a ERC y el PSC para que levanten sus vetos cruzados; en su campaña, ha pedido a Aragonès que descarte como socio a JxCat, tras sus constantes desencuentros.
Alejandro Fernández, arropado por Pablo Casado, Isabel Díaz Ayuso y otras caras visibles del PP, ha buscado con sus dotes de orador recuperar apoyos que en 2017 concentró Cs y ha tratado de taponar fugas hacia Vox, al que tacha de “populista”. Ignacio Garriga, acompañado a diario por Santiago Abascal y otros dirigentes de Vox, algunos de cuyos actos se han visto violentados por el lanzamiento de objetos por parte de manifestantes contrarios a la formación de extrema derecha, confía en irrumpir con grupo propio en el Parlament.