Diario de Cadiz

“Si le das un vuelco al COAC y te equivocas, el patazo puede ser gordo”

● El chirigoter­o reconoce los problemas que existen para reformar el Concurso por los diferentes objetivos de sus participan­tes y ve con dudas su nueva organizaci­ón

- Rafa Burgal

–¿Cómo se lleva la ausencia del Carnaval?

–Se tira de archivo y se le busca el golpe a cualquier cosa. También hay muchas ganas de que pase lo más rápido posible esto de tener que estar pensando que hoy sería la final o el Domingo de Piñata. Por lo menos no te estás reconcomie­ndo diciendo que hoy estaría de esta forma, que es lo que te da coraje de la situación.

–¿Ha habido algún momento de agobio desde final de Carnaval?

–Hemos tenido la posibilida­d de ir haciéndono­s a la idea y no nos hemos llevado la cachetá de un tirón como se la pudo llevar la gente a la que le gusta la Semana Santa o la feria. Lo que más hemos echado de menos es vernos el grupo. El ensayo, los ratitos de discusión (entre comillas) de si esto hay que meterlo o no... la convivenci­a es lo que más estoy echando de menos.

–Se ha hablado muchas veces de que el Carnaval necesitaba un parón biológico, ¿cree de verdad que era necesario?

–Es que el parón biológico era una cosa muy utópica. A todos nos viene bien un parón de vez en cuando. Nosotros lo tuvimos hace dos años y nos vino de perlas. Yo creo que en la trayectori­a de casi todos los grupos y casi todos los autores, siempre han tenido un añito sabático porque es necesario. Pero poner a todo el mundo de acuerdo para que fuera el mismo año es muy difícil. Yo creo que es una utopía, por lo que creo que se hablaba como forma de decir que hay que sentarse a pensar. Pero esa sentada colectiva que todo el mundo demandaba sí hace falta. Nos hemos encontrado con esto, por lo que es un buen momento para ponerla en práctica. Otra cosa es que de esto se saque algo positivo.

–¿Cómo cree que va a salir el Carnaval de la pandemia?

–En principio, yo creo que el próximo Carnaval que haya nos tiene que servir para mirar, por un lado, el pasado que hemos tenido. Eso lo estamos viendo en estos días con los resúmenes que se están emitiendo. Ver que durante tantos años siendo coetáneos de ese Carnaval, no lo hemos tenido tanto en cuenta como lo estamos teniendo ahora. Eso es importante para tenerlo en cuenta en lo referente a lo artístico y que, cuando volvamos, sepamos valorar bien lo que hay, que esto tiene mucho valor y que hayamos aprendido un poquito de esto que está ocurriendo. A otro tipo de niveles como el organizati­vo, pues esperemos que se note que este parón ha servido para algo. Ya a otros niveles como el callejero o de ánimos, entiendo que será un Carnaval muy explosivo. Lo importante es que esas ganas perduren y no se queden en el arranque.

–¿Ese repaso del pasado puede servir de punto de inflexión del rumbo que estaba llevando el Carnaval en los últimos años?

–Nos podemos alimentar de muchas cosas que estamos viendo ahora. Lo que pasa es que es verdad que somos muy dependient­es de los gustos del público. A mí ahora me entran muchas ganas de hacer una comparsa porque veo ‘Los pimpis de Cai’ y f lipo. Pero vuelves a la realidad cuando te das cuenta que estás viéndolo en un contexto concreto y además te estás viendo tú pero hace más años. Al final, tenemos que volver a una continuaci­ón de lo que hemos dejado en 2020. No creo que se vaya a dar un cambio tan brusco, pero sí nos puede valer para rescatar cosas y hacer una especie de retrospecc­ión para decir que aquí se ha hecho un tipo de Carnaval que estaba un poquito olvidado y que tiene un montón de valor. Creo que esta parte de Carnaval antiguo la estamos viviendo un sector del Carnaval, no creo que todo el mundo esté tan picado como lo estamos los más puretas. Nosotros estamos redescubri­endo, pero hay gente que lo está descubrien­do. Cuando descubres algo que no es de tu contexto y no lo has vivido, es más difícil llevártelo a tu terreno. A lo mejor tienes la añoranza de decir por qué no, pero tienes que fijarte en el contexto, ya que lo vas a poner en 2022 y no te puedes colar vestido de piedra con barba, como iba el Alemania.

Tiene que servir porque eso está ahí y es de donde hemos aprendido todo el mundo. No sé yo si bien entrado el siglo XXI va a ser algo que se valore con lo que conocemos ahora del Carnaval y el ideario que tenemos de una agrupación. Yo creo que está sirviendo más para matar el gusanillo y para ponernos melancólic­os que para ponerlo en la práctica a la hora de hacer agrupacion­es.

–¿Le ha dado en algún momento por escribir algo, apuntar ideas o pensar en un tema para un cuplé?

–Claro, he escrito mis cositas para mí. Tengo cositas que no sé si me van a dar tiempo porque quería hacer una cosa para Carnaval, pero como tampoco me he comprometi­do, si me sale pues bien y si no pues tampoco pasa nada. Apuntadas sí tengo cosas constantem­ente durante todo el año, haya Carnaval o no lo haya. Escuchas una música y la apuntas, se te ocurre una cosa y la apuntas. Eso es innegociab­le a que haya o no pandemia.

–Dejando a un lado la pandemia, ¿a qué le cantaría este año?

–Habría mucho a lo que cantar. En el plano político, un tema muy jugoso habría sido el Emérito en Dubai. En un plano un poco más frívolo, Paquirrín ha dado mucho juego. El tema del Capitolio también habría dado para mucho cachondeo. Y ya después los temas de última hora. La movida del chiquillo de Puerto Real tiene su lado cómico porque ha tenido un final feliz. Tiene hasta su lado romántico, como letra de última hora alguien la habría utilizado. El VAR habría sido para pasodoble cañero.

–Después de un año de descanso, volvió con otro primer premio. ¿Le da vértigo?

–Nosotros nos bajamos los humos los unos a los otros. Ahora estamos en una época de mucho éxito, pero también hemos tenido muchos babuchazos. Como conocemos las dos partes, tenemos esa visión en perspectiv­a. Nos centramos más en hacer lo que queremos hacer y hacerlo lo mejor posible. A lo mejor, cuando pasen más años y veamos lo que está ocu

El próximo Carnaval será muy explosivo; lo importante es que esas ganas perduren”

rriendo, a lo mejor ahí sí nos da un poco más de vértigo. Los premios son efímeros, igual que los fracasos. Te das cuenta que los premios son importante­s en el momento porque te apuntas a un concurso y quieres ganar porque yo creo que es muy bonito, es el momento culminante y lo justifica todo. Pero, al final, con lo que te quedas no es con los premios, sino con muchas más cosas como las que ahora echamos de menos.

–El ejemplo lo tiene con ‘Los hinchapelo­tas’…

–‘Los hinchapelo­tas’ es la que más se ha perpetuado. Para mí fue muy satisfacto­ria porque me lo pasé muy bien haciéndola. Nada más que tengo recuerdos bonitos porque, incluso, el momento de no pasar a la final lo archivas como un momento bonito. No se guarda rencor. De hecho, ese mismo año, Juanma Canseco era jurado y Puchi se cruzó con él la misma noche que dieron el pase y no hubo ningún tipo de reproche. Estábamos tan contentos con lo que habíamos hecho que, aunque nos hubiera gustado estar en la final, es imposible que ese disgustill­o te tape todo lo que viene después y lo que había habido ya.

–Tras un año de descanso, ¿buscaba algo diferente con ‘Los #Cadizforni­a?

–Tú nos ves y hay una línea evolutiva. No sé si a mejor o a peor, pero evoluciona. Va cambiando dentro de la misma línea que llevamos. A lo mejor, si hubiéramos sacado algo en medio ese salto del que hablas no se habría notado tanto. ‘Los #Cadizforni­a’ es una chirigota que podríamos haber sacado perfectame­nte hace cinco o seis años, como hicimos ‘Los superpop’. Tienen en ciertas cosas muchas similitude­s. Lo que pasa es que ya te motivan otro tipo de historias que no sean solo el premio. Yo recuerdo haberlo hablado con Sergio el Cuartokilo que nos tiene que dar igual el premio, que tenemos que hacer cosas que nos motiven y que queden ahí. La idea de los cuplés la tuve hace ya más tiempo, por la época de ‘Los erasmus’. Quería hacerlos de esa forma, pero de dos en dos. Se lo planteé al grupo por hacer algo distinto, pero en esa época no lo vimos tan claro. Y esta vez dijimos que había que hacerlo. Los años, en lugar de hacernos más conservado­res, nos han dado las ganas de seguir siendo más reformista­s.

–Durante el Concurso, viendo que las armas eran diferentes a las del resto de la modalidad, ¿le llegó algún comentario diciendo que jugaba con ventaja?

–Podíamos imaginar que fuera a salir ese comentario. A mí no me lo dijeron, desde luego. Si salía bien, iba a gustar mucho. El riesgo era interno de tener que hacer 24 cuplés buenos o, por lo menos, 24 cuplés con un mínimo de risa. Que no fueran 17 bolas del Oeste porque entonces es una porquería. Era un riesgo que cuando te embarcas tú no tienes 24, tienes siete u ocho, y ahora empiezas a escribir. Siempre he dicho que no es una idea nuestra, que esto lo tienen las callejeras desde hace mucho tiempo, pero es verdad que en la calle no estás tan presionado de poder equivocart­e, de poder mascar una letra. Y en el Falla eso se nota un montón.

–¿Cuál es el rumbo de la chirigota en los últimos años?

–Todos hemos hecho de todo. A nosotros sí nos gusta mucho cuidar el repertorio, pero eso no quita que en ciertos momentos no hayamos tirado de otro tipo de formas de llamar la atención, dentro del tipo. Pero siempre va a estar subordinad­o al repertorio. Lo importante y lo que hace diferente al Carnaval son los repertorio­s de coplas. Eso es lo más importante en todas las modalidade­s, porque si la chirigota no cuidara el repertorio y se dedicara únicamente a hacer humor, sería un grupo humorístic­o como pudiera ser Tricicle. Somos chirigota de Cádiz que hace una cosa que solo se hace aquí, con una fórmula y unos estándares que solo se hacen aquí, y es genuina. El estilo, el que tú quieras, viñero o el que tú quieras, pero es una chirigota.

–¿Qué estado de salud goza la chirigota?

–Yo creo que en el último año ganaron las chirigotas. Lo bonito que tiene la chirigota es que tú coges de diez años para acá y hay un montón de chirigotas distintas que han estado en la final. Puede haber 15 o 16 chirigotas distintas, lo que no ocurre con los coros o las comparsas. Eso te da lugar a que la salud es muy buena porque hay muchas, lo que pasa es que a lo mejor no hay muchas todos los años.

–Cuando todo se recupere, ¿qué tiene en mente con la chirigota?

–En el momento en el que se pueda tiraremos de antología segurament­e. No sé si la imagen será la de ‘Los #Cadizforni­a’, será una mezcla de tipos o la de ‘Los hinchapelo­tas’, que fue de la que tiramos la última vez que hicimos antología. Rescatarem­os muchas coplas de nosotros, algunas que ya tenemos en la antología y otras que meteremos nuevas. El repertorio de hace un año no pegaría tanto. A lo mejor hacemos algún cuplé nuevo con la música de ‘Los #Cadizforni­a’.

–Tras la disolución del Patronato, ¿cómo ve el panorama a partir de ahora?

–Si el Patronato se ha hecho el harakiri él mismo, entiendo que será porque tendrá sus razones. Me gustaría saber qué va a haber después del Patronato. Ahí es donde me surgen ya las dudas. La gente del Carnaval tiene que estar ahí, a lo mejor no con una capacidad de decisión plena como el Patronato podía tener, pero sí con una capacidad por lo menos de controlar.

–¿Qué espera de la organizaci­ón?

–A mí la duda que me surge es si el cien por cien de la organizaci­ón la va a controlar el Ayuntamien­to. Después de tantos años llega un momento en el que dices que mejor que la gestión sea del Ayuntamien­to. Lo que no sé es si íntegramen­te en todos los aspectos porque pueden haber asuntos relacionad­os con la autoría o artísticos que a lo mejor el Ayuntamien­to tiene poco que decir y sí mucho que decir los autores o los componente­s. Es normal que el Ayuntamien­to tenga poder de decisión en cuestión de entradas o de infraestru­ctura. Pero cuando llegue el momento de discutir si hay que tocar el pito o no en los cuplés, ¿quién te lo va a decir? ¿Un técnico del Ayuntamien­to? Se ha visto que, en la práctica, no nos vamos a poner de acuerdo en la vida. Sobre

todo porque el corista que aspira a pasar a cuartos no tiene el mismo Carnaval en la cabeza que el chirigoter­o que aspira a pasar a la final o que el comparsist­a que quiere quedar primero pero que lo que quiere es también buscar lo que viene después del Carnaval. Cada uno tiene un concurso distinto en la mente. Además, no sabemos lo que puede pasar en equis tiempo con un equipo de Gobierno al que no le guste tanto el Carnaval y que tome medidas totalmente ajenas a lo que la gente del Carnaval piensa.

–¿Qué haría con el Concurso?

–He llegado a la conclusión de que tú te pones una copla del año 96 y te quedas con la copla, no te acuerdas de si había mamoneo con las entradas o si en el jurado estaba fulano. Tú te acuerdas de lo bueno. Los Carnavales se hacen buenos por la creativida­d de los que lo hacen. Entonces, lo primero que tenemos que hacer es buenas agrupacion­es. Si salen concursos competidos al gusto del aficionado, ya eso va a ser un concurso bueno independie­ntemente del tipo de clasificat­orias o del tipo de organizaci­ón. Este marrón es difícil de trincar. Yo creo que por eso seguimos con la misma fórmula, porque ahora mismo es lo menos malo que conocemos y porque es complicado que, de un año para otro, le demos un vuelco a esto porque si te equivocas, el patazo puede ser gordo.

Lo bonito que tiene la chirigota es que de diez años para acá un montón de ellas han estado en la final”

Se ha visto que no nos vamos a poner de acuerdo en la vida; cada uno tiene un concurso distinto en la mente”

 ?? LOURDES DE VICENTE ?? El chirigoter­o José Antonio Vera Luque, en la plaza de San Agustín.
LOURDES DE VICENTE El chirigoter­o José Antonio Vera Luque, en la plaza de San Agustín.
 ?? LOURDES DE VICENTE ?? José Antonio Vera Luque posa en la calle Cardenal Zapata.
LOURDES DE VICENTE José Antonio Vera Luque posa en la calle Cardenal Zapata.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain