FUEGO PURIFICADOR
EN las ciudades con clase el Carnaval se acaba al iniciarse la Cuaresma. En Cádiz, obvio, no. Aquí siguen dale que dale al pecado. Pero ayer al fin tuve un Miércoles de Ceniza tranquilo. Como cada año, me adentré en mi parroquia con mi amiga Purificación y el padre Justo grabó en mi frente una gloriosa cruz de ceniza. Ceniza para recordarnos que polvo somos y en polvo nos convertiremos, polvo glorioso del Señor, y no los que esta chusma chabacana ve de estraperlo en La Isla de las Tentaciones.
Por primera vez en décadas al salir de la iglesia no me encontré con papanatas con coloretes y matasuegras, con las calles oliendo a moscatel y orines. Ha comenzado la Cuaresma, gloria a ti señor. Y mira que lo avisé, ojito que estáis tentando al creador (al de verdad leche, no a ese Paco Alba al que adoráis). Pues ahí lleváis una buena pandemia para que purguéis vuestros pecados.
Polvo eres y en polvo te convertirás, que viene a recordarte que algún día se acabará lo que se daba y que la vida no es un Carnaval, por mucho que diga la canción. Todavía habrá mentecatos que parodiarán la Semana Santa. Rezad, que estáis a tiempo. Kyrie. Saturnalia agunt me odisse. Odio el Carnaval. Peccatum paenitentia. Arrepentíos pecadores. Bien haría esta chusma en empezar a estudiar latín antiguo en vez de memorizar las letras de los comparsistas zarrapastrosos que se repiten más que un rosario. Llega un nuevo tiempo. Chuflas.