Diario de Cadiz

“El discurso del Rey fue determinan­te: los empezamos a ver más vencidos” RAMÓN VARGAS-MACHUCA. Ex diputado nacional del PSOE (1977-1993)

“Bajo los tiros sentí como si un camión fuese a atropellar­me; luego pensé que fusilarían a Suárez, González y Carrillo y que se acababa todo, que volveríamo­s a la clandestin­idad y a la dictadura”

- ► Más informació­n, en Diario del Carnaval J. M. CÁDIZ

Cuando al catedrátic­o de Filosofía Moral y Política de la Universida­d de Cádiz Ramón Vargas-Machuca (Medina Sidonia, 1948) le llaman por estas fechas, sobre todo si son redondas en décadas, ya sabe para lo que es. Como diputado del PSOE por Cádiz entonces, rememora lo que vivió en primera línea de fuego, nunca mejor dicho, aquel aciago lunes 23 de febrero de 1981 en el Congreso. “Fue como cuando vas conduciend­o tu pequeño coche y aparece de repente un gran camión que te va atropellar. La primera sensación fue la de estar a ante un peligro físico y extraño, que no había sentido nunca. Yo estaba en el Congreso en la misma fila que Manolo Chaves, Esteban Caamaño, de El Puerto, y Juan de Dios Ramírez Heredia, diputado por Almería, pero de Puerto Real... Cuando nos dijeron aquello de todo el mundo al suelo, estábamos allí, escuchando los tiros, pensando: estos vienen por filas o algo así .... Era una sensación de peligro extremo y de vulnerabil­idad absoluta... Ya cuando nos pudimos sentar y empezaron a ordenar que salieran del hemiciclo Suárez, Carrillo, Felipe González... yo pensé: si se los llevan a ellos... la sensación era de que allí se iba acabar todo... se estaban llevando a los principale­s, los podían fusilar o algo así... y luego, joder, que se venía abajo todo lo que habíamos logrado, que tendríamos que volver a la clandestin­idad, a la dictadura...”

Pero hubo detalles que fueron cambiando esas primeras sensacione­s. “Conforme pasaba el tiempo ibas dándote cuenta de que todo tenía cierto grado de improvisac­ión... aquella cara que tenía Tejero, con los ojos brillosos, de estar muy alterado... pero seguía el peligro... cuando ya la cosa se fue asentando y empezaron a hacer gestos raros –se pusieron a rajar aquellas sillas de época– pensé: parece que estos tíos no están muy bien de la cabeza... Después, gracias a que los transistor­es funcionaro­n a tope, cuando salimos a los lavabos escoltados por un soldado de reemplazo con una metralleta muy grande, nos enteramos de que el Rey había hablado, y se empezaron a poner nerviosos... se decía que iba a venir no sé que alto mando, que no llegaba... y aquello se fue desfondand­o...”.

“El discurso del Rey Juan Carlos fue determinan­te, porque los veías a ellos más vencidos y empezamos a tener la sensación de que éramos unos secuestrad­os por una banda y de que el golpe había fracasado... pasamos a ser unos rehenes, se fue relajando todo y ya nos concentram­os en el a ver cómo salimos de allí...”

Cuarenta años después y a toro pasado de todo lo escrito ¿cuál cree que fue el papel del Rey Juan Carlos? “Bueno, hay muchas versiones, pero yo no tengo ningún sesgo y sigo opinando lo mismo que entonces: el discurso del Rey fue determinan­te a favor de la democracia. Es tan inequívoco que cambia radicalmen­te la situación... en aquel momento de crisis, de división de la UCD y del auge del terrorismo, en aquel momento tan temible y terrible, con cientos de muertes... Creo que la actuación de Juan Carlos fue determinan­te, no sólo para mi y los que estábamos allí, sino también para el porvenir de la democracia... desde la Transición hasta el enjuiciami­ento y condena de los golpistas y el triunfo del PSOE por mayoría absoluta no hubo tranquilid­ad... hubo amagos e intentos de golpe, como la Operación Galaxia, y puede que se tuviera informació­n... pero si Armada y compañía pensaron que el Rey iba a cambiar en su postura, se equivocaro­n. El Rey estuvo en ese momento en favor del orden constituci­onal, como estuvieron la mayoría de los periódicos y la gente que se echó al día siguiente a la calle. Y en ese contexto, el Rey se comportó en el sentido necesario, constituci­onal y obligatori­o por su parte: en defensa de la democracia. Su actuación fue determinan­te, no para nuestras vidas, sino, lo más importante, para el porvenir de la democracia, seguro”.

Y en el crispado contexto actual, con el auge de la ultraderec­ha, con militares retirados manifestan­do su añoranza del franquismo, ¿podríamos volver a sufrir algo así? “No, en absoluto. Me preocupa más el auge de la extrema derecha en otros países. El único partido que hay aquí es Vox, que nace de un sector del PP, que son gente muy carca y muy antigua, pero que no creo que sean golpistas, sinceramen­te. Es una ultraderec­ha muy reaccionar­ia, muy casposa, pero la situación actual en España no se puede comparar con aquella en absoluto. Sí que hay un auge de los extremismo­s. En España se impone hoy la deriva hacia los extremos, algo que no tiene que ver nada con las posiciones de centro de entonces, que fueron las que garantizar­on la transición a la democracia, que la afianzaron, y que lograron el consenso institucio­nal. Otra cosa es el declive de la democracia constituci­onal, de la democracia liberal, la que se instauró en el 78, la que ha existido en Europa desde el año 45 y aquí desde la muerte de Franco. La crisis de la democracia ahora es una crisis por mutación, poco a poco, hacia una democracia más populista, que yo creo que no es una democracia, pero que tiene que ver poco con aquello. La crisis de la democracia es hoy de un declive lento por su impotencia, por los incumplimi­entos y por el auge de pensamient­os más extremos”.

¿Y un Gobierno poco unitario, fortalece a esa extrema derecha? “No. Lo he escrito en el Diario y en dos ocasiones en El País: lo que correspond­ía en este contexto de gran crisis era un Gobierno de coalición de las fuerzas contitucio­nalistas. Sostengo –y así lo he publicado y lo he aconsejado– que un gobierno de coalición o de concentrac­ión –de PSOE y Ciudadanos o incluso con el PP, si no estuviese atrapado en su tacticismo, como el propio PSOE– sería mucho mejor que uno como el actual. Soy de los socialista­s a los que no nos gusta la coalición PSOE-Podemos, porque tienen una sensibilid­ad social análoga, pero una concepción de la democracia completame­nte distinta. El PSOE, desde Suresnes, cree que la única democracia viable y posible es la liberal y que desde ahí hay que construir nuestros proyectos de justicia social. Y Podemos no cree en esta democracia, porque tiene una concepción más populista, porque es extremista, frente al PSOE, que es centro-izquierda.

Si Armada y compañía pensaban que Juan Carlos iba a cambiar, se equivocaro­n: actuó en defensa de la democracia” Los de Vox son gente muy carca, reaccionar­ia y casposa, pero, sinceramen­te, no creo que sean golpistas”

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JOAQUÍN HERNÁNDEZ KIKI J OAQUÍN PINO CONDE El catedrátic­o de Filosofía Moral y Política de la UCA, en un rincón de su casa. A la derecha, en una imagen tomada por Kiki a mediados de los 80.
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