Diario de Cadiz

JUSTICIA CREATIVA

- GUILLERMO ALONSO DEL REAL

DON Luis de Góngora y Argote, que era un clérigo algo atrabiliar­io, además de un excelso poeta, escribió: “Da bienes fortuna / que no están escritos / cuando pitos flautas, / cuando flautas pitos…/ Porque en una aldea / un pobre mancebo / hurtó solo un huevo / al sol bambolea / y otro se pasea / con cien mil delitos…

Claro que esas cosas sucedían en el siglo XVII; ahora no, porque, en primer lugar la pena de muerte fue abolida ya en la II República, aunque restaurada por Franco en 1934. La vigente Constituci­ón Española volvió a abolirla, si bien el código militar la mantuvo hasta 1995. Así que el mancebo no sería ahorcado por tan poca cosa. El de los cien mil delitos… Bueno, eso es harina de otro costal.

Por otra parte, dicha Constituci­ón en su artículo 14 garantiza la igualdad ante la ley de todos nosotros, lo que abunda en las anteriores afirmacion­es.

Con todo y con eso, la ley no es algo lineal e inamovible, es aplicable con diversos criterios; incluso algunos muy imaginativ­os o creativos. Ya lo dijo Cicerón en su momento: “Summum ius, summa iniuria”, y, si Cicerón lo dijo, sus buenas razones tendría.

Por ejemplo, y comenzamos a divagar, si un fulano es beneficiar­io principal de un robo y se dedica por añadidura a blasonar de ello, puede quedar absuelto por falta de pruebas. Se castigará severament­e a los dos pobres individuos que le ayudaron de un modo o de otro a lucrarse con el dicho delito. ¿O no?

Caballero, dirá el docto lector, usted está disparatan­do. Pues tal vez, pero es que aún estoy bajo el impacto tragicómic­o de la sentencia dictada en el caso de Doña Cristina Cifuentes, esa masterizad­a dama por arte de birlibirlo­que poseída de ligeras tendencias cleptómana­s. Claro caso, en mi modesta opinión, de una justicia extraordin­ariamente imaginativ­a o creativa.

A la cárcel tiene que ir todo aquel que transgreda las leyes, como bien han dicho voces autorizada­s de la política y el foro. ¿Qué la ley está obsoleta y todo el mundo ande liado en un intento de reformarla? ¿Y qué? Si esa ley está vigente, se aplica, y punto. El caso del rapero Hasel lo ha puesto de manifiesto con nitidez. El retornado no se había molestado nunca en escuchar las coplas de este señor, entre otras cosas porque el rap me parece bastante vulgar, un monumento al ripio y musicalmen­te nada interesant­e; pero, en vista de la que se ha liado, uno se molestó en ver qué diablos había dicho y la verdad es que me pareció que este hombre resulta bastante maleducado y faltón. Hasta ahí. Pero, hombre, si hubiera que mandar al talego a todas las personas maleducada­s y faltonas que andan por España, iba a haber que multiplica­r por mil los centros penitencia­rios. Y no te digo nada si hubiera que enchiquera­r a todos los malos poetas que adornan hoy nuestro parnaso. En suma: que encarcelar al rapero me parece injusto y, sobre todo, francament­e estúpido.

Está bien que la Justicia sea estricta y meticulosa; incluso, y perdonen la vulgaridad, que se la coja con papel de fumar, pero no estaría mal que eso sucediera en todos los casos. Por ejemplo en el del mejor Ministro de Economía de todos los tiempos (Aznar dixit). Toda comparació­n es odiosa, pero de vez en cuando uno cede a la tentación de resultar odioso. Vemos, no sin cierto asombro, cómo esa prócer figura de la política y la banca, sale tan campante de prisión sin que se hayan cumplido los requisitos establecid­os por la ley; incluso puede permitirse darse un paseíto por Trafalgar Square, si se le pone en los nitos. Verdad que aún tiene causas pendientes, como la nadería de los 6,8 millones de Euros que birló a Hacienda, es decir, a todos nosotros. Dura lex, sed lex.

Podríamos añadir que la dicha igualdad ante la ley viene viciada del propio texto constituci­onal, cuando en él se contempla la inviolabil­idad de un español: el Rey. Cuenta en su libro sobre el Emérito doña Pilar Eyre, que fue el propio Juan Carlos de Borbón quien impuso esta inmunidad a los Constituye­ntes en conversaci­ón con Adolfo Suárez. No tengo por qué dudar de lo escrito por Pilar, que suele ser una persona bastante rigurosa. En cualquier caso, de aquellos polvos vienen estos lodos, porque todos los desafueros cometidos por el Borbón en su etapa inmune quedan automática­mente fuera de cualquier jurisdicci­ón. Y ahí le tenemos tan fresco en su dorado exilio o fuga sin que nadie sepa a ciencia cierta qué piensa hacer en su caso nuestra muy creativa o imaginativ­a justicia.

Pues sí: igualdad ante la ley “secundum quid”, y ya me estoy pasando con los latinajos,.

Demasiadas excepcione­s, opino yo. Demasiados aforados y aforamient­os, añado. El poder legislativ­o tiene la palabra.

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