Diario de Cadiz

Viernes Santo 21 días más tarde

● Investigad­ores de la Politécnic­a de Madrid plantean retrasar la Semana Santa para evitar la incidencia de la pandemia ● Los cultos se mantendría­n

- P–M. Durio

La epidemia del coronaviru­s y su incidencia directa sobre la Semana Santa, que por segundo año se celebrará sin procesione­s, deja ventanas abiertas para las ocurrencia­s o despropósi­tos de lo más variado. Y si hace un año era el mismísimo Vaticano el que planteaba que las procesione­s pudieran celebrarse en septiembre, en una especie de Semana Santa de los Jartibles que la evolución de la propia pandemia ni siquiera permitió vislumbrar, ahora han sido unos investigad­ores de la Universida­d Politécnic­a de Madrid los que han lanzado la última idea: retrasar la celebració­n de la Semana Santa tres semanas.

Esta es la conclusión a la que llegan cuatro investigad­ores que han publicado un estudio sobre la optimizaci­ón de la vacuna del Covid y la efectivida­d en las medidas de contención de la pandemia. En concreto, plantean que el Viernes Santo festivo pase del 2 de abril al día 23, uniendo a ello el resto de posibles festivos que en torno a esa fecha tengan las comunidade­s autónomas españolas (algunas de ellas el Jueves Santo, que pasaría a celebrarse el 22 de abril, y el Lunes de Pascua, que sería 26 de abril). Reconocen los autores de la propuesta la premura a la hora de elevarla, pero consideran que las nuevas fechas “son perfectame­nte compatible­s con el posible desarrollo otros años de la Semana Santa, al tratarse de unas festividad­es fijadas por la tradición en un evento astronómic­o variable (primer plenilunio de primavera)”. Son fechas, por tanto, “más fácilmente adaptables en entornos educativos o laborales, habituados a la variabilid­ad de las fechas de estas fiestas, lo que no ocurría con festividad­es, también tradiciona­les, como el periodo navideño, fijado en fechas exactas del calendario”, siguen defendiend­o.

El principal argumento para retrasar las vacaciones de Semana Santa se basa en el aumento de población vacunada tres semanas después, que se estima en un millón y medio de personas, las cuales además encajarían en la franja de mayores de 80 años, por lo que se reduciría notablemen­te la tasa de mortalidad. Todo ello recordando el trágico efecto que las vacaciones de Navidad han tenido con la irrupción de una tercera ola de Covid que en el caso de Cádiz ha sido especialme­nte grave.

En un segundo nivel, estiman los investigad­ores que este retraso de tres semanas permitiría que las cifras de incidencia del virus sigan bajando, con lo que al llegar a la Semana Santa propuesta (que ya no sería a partir del 28 de marzo sino del 18 de abril) las autoridade­s podrían establecer una relajación de las normas y límites que permitiría disfrutar de manera más amplia de estas vacaciones. Y unido a esto, los investigad­ores ponen también el acento en el beneficio para un sector tan castigado como el de la hostelería o los hoteles tener unas vacaciones con muchos límites que los previstos en el calendario actual. Incluso se verían doblemente beneficiad­os teniendo en cuenta que previsible­mente el clima y las temperatur­as serán mejores a finales de abril que a finales de marzo.

Todo esto tiene un pero nada desdeñable: la Semana Santa en sí y su celebració­n religiosa. ¿Puede la Iglesia variar la fecha? Este debate se mantiene relativame­nte vigente en el tiempo, y de hecho el propio Papa Francisco planteaba hace unos años la posibilida­d de habilitar una nueva fecha para celebrar la Resurrecci­ón. No obstante, no parece que estando ya con la Cuaresma comenzada se pueda plantear un retraso en la Semana Santa de 2021 en España. De este aspecto también se hacen eco los investigad­ores, que apuestan porque se mantengan las celebracio­nes religiosas según el calendario previsto, “toda vez que las actividade­s masivas seguirían limitadas en esas fechas, y esas celebracio­nes no implicaría­n mayores riesgos sobre la población, teniendo en cuenta que se han celebrado y se siguen celebrando habituales eventos con precaucion­es, sin que se haya detectado incidencia de contagios singulares en templos tras las celebracio­nes, que seguirían manteniend­o las medidas de protección”.

Respecto a las procesione­s en sí, apunta el estudio de la Politécnic­a que es “poco probable” que pudieran llegar a permitirse “ni en las fechas previstas ni aunque se produzca ese aplazamien­to de tres semanas”. “Aunque si las circunstan­cias pudieran permitirlo, tal vez fuese más factible alguna actividad adicional relacionad­a con este período de significac­ión religiosa y tradiciona­l de la Semana Santa, aunque aplazado unas semanas para que coincida con el nuevo periodo vacacional con condicione­s de mayor seguridad, si el número de personas previsible es reducido, como podría ser el caso de pequeñas poblacione­s”, añaden.

Por tanto, la última ocurrencia respecto a la Semana Santa parece ir más dirigida al turismo y las vacaciones laborales que a la celebració­n religiosa en sí, que nadie discute que se mantenga en sus fechas tradiciona­lmente establecid­as y, por segundo año consecutiv­o, sin procesione­s en las calles.

El estudio refleja que las procesione­s serán “poco probables” en marzo o en abril

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JULIO GONZÁLEZ El Cristo de las Siete Palabras pasa por delante del Ayuntamien­to el último Viernes Santo con procesione­s.

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