El PP sigue soltando amarras con el pasado a los 25 años del gran triunfo
● Los populares apelan al electorado de centro derecha para resurgir
Hoy se cumplen veinticinco años desde que el ex presidente José María Aznar lograra la primera victoria electoral del PP, una efeméride que coge a los de Pablo Casado soltando amarras con el pasado y con el centroderecha roto en tres.
A punto de decir adiós a su sede histórica en la calle Génova, una vía para poner punto y aparte a las acusaciones de corrupción, el PP no va a celebrar este aniversario, más allá de sentar a su actual líder con el ex presidente en una charla ayer en la Universidad Francisco de Vitoria.
Con cinco millones de votantes, cuatro menos de los que dieron su primera victoria a Aznar, dos adversarios en su propio campo –Vox y Ciudadanos– y desbancado del poder tras una moción de censura, el PP no está en su “mejor hora”.
Es la expresión que usó Aznar en la entrevista que le hizo Jordi Évole en La Sexta, donde se desvinculó de los problemas que sufre el actual PP, porque al marcharse dejó “un partido y un espacio electoral totalmente unido”.
También se apartó de las acusaciones de corrupción, aunque el ex tesorero de su partido Luis Bárcenas sitúa el origen de la caja B en tiempos de Alianza Popular.
El ex presidente dijo que nunca recibió un sobresueldo, que de haber sabido que existían lo hubiese corregido y que sólo pone la mano en el fuego por él, afirmó.
No dejó consejos concretos a Pablo Casado, quien fue su jefe de gabinete, más allá de señalar que los partidos, pese a tener puntos altos y bajos, siguen. Además, censuró a Vox por populista y minimizó el impacto de dejar la sede de la calle Génova, a su juicio una simple mudanza.
Los de Casado han preferido no debatir sus puntos de vista y se han limitado a señalar que, con él al frente, trabajan en la reunificación del centroderecha y en forjar una “alternativa sensata, moderada” al “sanchismo”.
El PP apela al electorado del centro derecha y busca erigirse como un partido de Estado tras haber marcado distancias con Vox, una estrategia en la que se enmarca el pacto con el Gobierno para la renovación de Radio Televisión Española.
También ha decidido recuperar sus buenas relaciones con el PNV, con una llamada de Casado a Andoni Ortuzar, el presidente de los nacionalistas vascos, que apoyaron a Mariano Rajoy en su última legislatura hasta que dieron sus votos a la moción de censura que lo sacó de Moncloa tras la sentencia de Gürtel.
Un giro al centro para el que Casado cuenta, salvo sorpresas, con dos años sin elecciones en el horizonte.
Entre tanto, los populares siguen viendo cómo los nombres de su pasado siguen relacionados con la corrupción. Bárcenas apunta ahora a la ex presidenta madrileña Esperanza Aguirre y el lunes se conoció un nuevo procesamiento contra Rodrigo Rato, artífice de la política económica de Aznar, por su etapa en Bankia.
La línea del roja del PP es con su pasado “malo” y “oscuro”, no con “el mejor pasado”, aclaró el pasado sábado el vicesecretario de Política Territorial del PP, Antonio González Terol, después de que el presidente gallego Alberto Núñez Feijóo señalase a los suyos que “del pasado no se reniega, se aprende”.
El mejor PP está representado por el presidente fundador, Manuel Fraga; por los ex presidentes José María Aznar y Mariano Rajoy; y “tantos” ex ministros que “gestionaron bien, decentemente”, señaló Terol.
Sin embargo, el líder del PP ha optado por la discreción ante una efeméride que subraya que hace 25 años la derecha ganó al estar unida y que no reeditará su victoria con su actual división, un problema que los populares reconocen y califican como el “paraíso soñado” de PSOE y Podemos.