Diario de Cadiz

Juanma Moreno hace valer su poder desde Andalucía ante un Pablo Casado debilitado

● La hoja de ruta de ambas direccione­s para elegir a los presidente­s provincial­es del PP se ha roto ● Pablo Casado es un líder débil y Juanma Moreno quiere su propio partido, como en Galicia

- JUAN MANUEL MARQUÉS PERALES

QUÉ necesidad había de todo esto? ¿Con un presupuest­o de 40.000 millones de euros y el BOJA en su mano, Juanma Moreno no es capaz de controlar el partido? Lo que demuestra esto es que el partido no existe en Andalucía, más allá de Málaga”. Y de Córdoba, donde el tándem Adolfo Molina con José Antonio Nieto extienden una eficaz capilarida­d por toda la provincia, con muy buenos contactos tanto en Madrid como en Sevilla. “¿Quién es el referente de Juanma en cada provincia?”

Esta reflexión correspond­e a un dirigente del PP, crítico con el presidente de la Junta, una persona cercana al presidente popular, Pablo Casado, que durante meses ha confiado en que su partido en Andalucía era un leal colaborado­r de la dirección nacional.

No hace ni cuatro semanas que el PP andaluz era una balsa de aceite, se disponía a celebrar cada congreso provincial con tranquilid­ad, bajo una hoja de ruta que se estaba pactando entre la sede de Génova y de San Telmo, epicentro del poder popular andaluz. No es la sede de la calle San Fernando de Sevilla, sino el palacio donde se aloja el presidente de la Junta. Casi la única incógnita de este proceso residía en Huelva, donde su presidente, Manuel Andrés González, carece de buenos resultados electorale­s y siempre está pendiente de si la secretaria general del partido, Loles López, onubense, dejaría vacante ese puesto para reforzar la formación en su tierra.

Pero en Almería, la dirección andaluza cambió el guión. En vez de elegir nuevo presidente provincial a José Aureliano García, casadista de primera hornada y miembro de la dirección actual de Génova, la larga mano de Javier Arenas consiguió que su

hermano Gabriel Amat siguiese de número uno. Amat, que más que un histórico del PP es un prehistóri­co, había aceptado el relevo, estaba dispuesto a dajar paso, pero Arenas y San Telmo pensaron que no sería buena idea dejar a un casadista convencido al frente de una provincia que siempre va unida y que ya en los últimos congresos flirteó con ambos bandos. Almería pesa, es un caladero azul.

Si alguien causa inquietud en Génova por muchas razones, incluida su relación con Bárcenas, es Arenas, a quien acusan de no haber digerido la derrota interna de 2018, cuando Casado ganó a Sáenz de Santamaría. Las maniobras que precediero­n a ese congreso disgustaro­n mucho al ganador, tanto que personas como Elías Bendodo y Antonio Sanz estuvieron esos días en el cadalso. Bendodo viajó a Madrid, habló con el segundo de Casado, Tedoro García Egea, y se prometiero­n lealtad mutua. Hasta ahora.

De Almería a Sevilla hay unos cientos de kilómetros, pero está unidas por un túnel cuántico. Instantáne­o. Tan pronto como pasó lo de Amat, en Sevilla, su presidenta, Virginia Pérez, desafío a la dirección regional, le puso fecha al congreso y anunció su candidatur­a a la reelección. No es que Pérez sea una mujer de Génova, pero sí es la única capaz de hacer frente a Arenas y a Bendodo, es una buena aliada de la nacional. La dirigente sevillana es una política dura, tan inquebrant­able como para aguantar la amenaza que le hizo la dirección regional de destituirl­a y crearle una gestora.

No llegó a ese extremo, pero ocurrió algo inaudito en los partidos de Gobierno: implicar directamen­te al presidente en una batalla local. Moreno terminó el Día de Andalucía a Carmona. Allí fue a hablar con su alcalde, Juan Ávila, para que presentase una lista alternativ­a a Virginia Pérez. Ávila tiene el prestigio de ser el alcalde del municipio más importante que gobierna el PP en la provincia de Sevilla, pero Moreno ha contraído un compromiso con el antequeran­o que excede a su condición de presidente del PP andaluz. El dirigente de la Junta, quien controla esos 40.000 millones de euros de Presupuest­o autonómico, no puede perder una elección interna. Supondría una desautoriz­ación.

Para comprender el conflicto de intereses que se ha abierto entre Génova y San Telmo es preciso subrayar que los congresos provincial­es son un asunto de la dirección nacional y que es la cúpula de Casado la que forzó las celebracio­nes antes de tiempo para controlar el futuro cónclave nacional. Por eso, cada nuevo presidente provincial del PP es importante para el discutido líder nacional, en el resto de España también existen las fricciones.

Casado es un líder aún más debilitado desde la debacle de las elecciones catalanas. Los barones han vuelto a inquietars­e porque el PP no termina de alcanzar a un Gobierno de izquierdas que debería estar muy erosionado por la pandemia y la disensión de Unidas Podemos en su interior. Y porque Vox sigue subiendo, ya no sólo en los sondeos, sino, como se ha visto en Cataluña, en los parlamento­s.

Moreno no es de los barones más críticos, nada que ver con Núñez Feijóo en Galicia o Fernández Mañueco en Castilla y León, pero sí observa a la dirección de Casado con cierta distancia. Según el último sondeo electoral de DYM que publicó este diario, más de la mitad de los votantes del PP desean el relevo del líder nacional, un porcentaje del 56% que se acerca al 80% si se consideran a todos los encuestado­s. Moreno es consciente de ello, es de los que opinan que deben producirse cambios, pero el presidente de la Junta considera a Casado como un amigo, aunque no le apoyase en el último congreso. Y Casado tiene muy buen concepto de su compañero andaluz.

Pero las amistades son malas en política. Su número dos, Elías Bendodo, presume de estrechísi­ma colaboraci­ón con el número dos popular nacional, García Egea, pero sólo ha sido una confluenci­a de intereses, y es ésta convergenc­ia la que se ha roto.

Así es como se comprende el aviso a navegantes que la secretaria de Organizaci­ón de Casado, Ana Beltrán, envió a las provincias el miércoles pasado: los cargos de presidente y secretario general del PP en las provincias son incompatib­les con los de consejeros y delegados de la Junta. Bendodo debe ser elegido presidente del PP de Málaga hoy, tiene el permiso de Génova para hacerlo, pero ¿qué ocurrirá después? La amenaza velada es que alguien puede recurrir la incompatib­ilidad de Bendodo ante el comité de garantías que dirige Andrea Levy.

¿Por qué si esto estaba tan bien? Como se pregunta el crítico, el PP andaluz se ha sumergido en una batalla cruzada entre más de dos bandos casi sin un motivo aparente. Pero hay una explicació­n que salta a la vista: Moreno también quiere se un barón autónomo, con su propio partido. Como en Galicia.

Moreno es de los que opinan que debe haber cambios, pero considera a Casado un amigo

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C. GIL Los presidente­s del PP andaluz, Juanma Moreno, y nacional, Pablo Casado, en una visita de este último a Andalucía.
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