Diario de Cadiz

SIMÓN Y EL 8-M

- JOSÉ JOAQUÍN LEÓN

LA destitució­n de Fernando Simón como coordinado­r de la pandemia del Covid 19 sería una medida de higiene nacional. Desde el principio este señor ha cometido errores de bulto. Ha adoptado decisiones equivocada­s, que él mismo ha reconocido. Ha realizado declaracio­nes contradict­orias, en las que decía algo y lo contrario. Ha asumido, en ocasiones, que íbamos mal y hasta que no sabía por dónde íbamos. Se ha permitido detalles chulescos. Ha omitido las consecuenc­ias de sus errores, que podían ser incluso mortales. Y hasta ha lanzado mensajes opuestos a los que difundía el Gobierno. Sin embargo, Pedro Sánchez, que se lo encontró en el cargo, no lo ha destituido. ¿Por qué? Debe ser por algo que no sabemos. Otra explicació­n choca contra la lógica.

Ante las manifestac­iones del 8-M, la actitud de Fernando Simón ha sido impresenta­ble. No pudo actuar así por casualidad. Afirmó que se puede asistir a las manifestac­iones feministas guardando las distancias de seguridad. Lo dijo horas después de que la ministra de Sanidad, Carolina Darías, pidiera lo contrario. Además, y sin venir a cuento, lo comparó con las procesione­s de Semana Santa, que desaconsej­ó, porque no es lo mismo manifestar­se en las calles vestidas de morado que cargar 2.500 kilos todos por igual, según el ejemplo que puso.

Lo que no dijo es que, además de las procesione­s de Semana Santa, han prohibido todos los cultos externos, entre los que se incluyen vía crucis, traslados y rosarios de la aurora, a algunos de los cuales irían menos de 500 personas. Pero no se trata de perseverar en la comparació­n odiosa, sino que las manifestac­iones del 8-M de 2020 causaron muertes en España y contribuye­ron a la expansión de la pandemia. No fueron la única causa de la propagació­n, por supuesto, pero sí que influyeron, como otros actos, partidos de fútbol y mítines, además de las medidas equivocada­s.

Tras su nueva metedura de pata, Fernando Simón dijo que no se expresó bien y pidió perdón. Pero después ha llegado el sainete de los delegados del Gobierno con las manifestac­iones: uno prohíbe y otros autorizan. ¿Qué pasaría si después del 8-M hay un aumento de casos que obliga a adoptar medidas más restrictiv­as? ¿Quiénes serían los culpables? ¿Por qué las feministas tienen permiso para hacer lo que se prohíbe a otros ciudadanos? No sería la única manifestac­ión de la pandemia, pero las circunstan­cias y el riesgo no son comparable­s.

Tampoco hay que demonizar al feminismo, sino simplement­e pedir que las normas sean iguales para todos y todas. Y que este doctor Simón sea relevado ya de su cargo.

Pedro Sánchez, que se lo encontró en el cargo, no lo ha destituido. ¿Por qué? Debe ser por algo que no sabemos

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