Diario de Cadiz

El primero de 71.000, un año después

● La Junta informaba el 7 de marzo del primer contagio de coronaviru­s en la provincia ● ”Lo recuerdo con terror pero me puedo sentir privilegia­do”, dice Francisco

- A. Ruiz

Casi 71.000 afectados y un año después, Francisco Jiménez mira hacia atrás y, como a muchos, le parece que ha pasado ya toda una vida. “Parece mentira, como si hubiera habido un cambio de planeta. Y nosotros nos podemos sentir unos privilegia­dos”, cuenta quien fuera el primer contagiado por covid confirmado en la provincia, al menos el primero comunicado por la Junta a los medios de comunicaci­ón allá por el 7 de marzo de 2020. “El primer infectado de coronaviru­s en Cádiz es un militar de la Base de Rota”, titulaba Diario de Cádiz ,y todos los ojos se pusieron en él, aunque ahora, en las estadístic­as de la Junta por fecha de diagnóstic­o, aparece un contagio el 26 de febrero. Más de 1.280 personas han fallecido desde ese día por covid en Cádiz, más de 4.900 han necesitado ser hospitaliz­ada.

Francisco hace memoria y cree que “realmente” su “cumple covid” fue el 2 de marzo, “que es cuando empecé a tener síntomas”. Recuerda que los sanitarios vinieron a casa “como en la película de ‘E.T’., porque entonces iban a las casas a hacer las pruebas, y con miedo” y recuerda el “circo que se formó” a su alrededor, con numerosas llamadas diarias de gente “preguntand­o dónde había estado, con quién, las madres del colegio de mis hijos, del centro... Incluso se inventaron cosas, como que había entrado en coma”. “Los recuerdos son de terror pero viendo luego todo lo sucedido siempre digo que hay gente que lo ha pasado peor”, incide este vecino portuense. “Tuve grandes dolores de cabeza, como una resaca gorda, pero en unos días me encontraba mejor. A mí me llamaba todas las mañanas la epidemiólo­ga, eran dos una de Cádiz y otra de Algeciras; todos los días. En ese momento no sabían lo que se les venía encima”.

Tampoco lo sabían en su familia cuando a final de febrero su mujer, Loreto, que tiene una empresa de joyería, y su hija (residente en Sevilla) viajaron a Milán a una feria del sector. “Estando allí es cuando saltó el principio de la pandemia en Italia.

Mientras buscaban vuelo para volver ya no había en las farmacias de la zona mascarilla­s, las calles estaban desiertas, como luego pasó aquí. Me asusté”. De hecho, el militar no dudó en llamar a los servicios sanitarios para avisar de que su familia estaba en la ciudad italiana y preguntar qué tenían que hacer a su llegada, que cuál era el protocolo. “Me dijeron que si no tenían síntomas hicieran vida normal, no los tenían y aún así fuimos prudentes. No tenían mucha idea creo, pero ese vuelo de vuelta segurament­e fue un coladero. Yo pensaba en la película ‘Soy leyenda’”.

Pronto, la lejía estaba por todos lados de su casa, en cubos por las esquinas – “luego hemos tenido que tirar mucha ropa de los chorreones”–. En su habitación encerrado pasó tres semanas –su hija también contagiada estaba en Sevilla– y esos momentos fueron los peores. “Fue como estar en un submarino, no sabía si era de día o de noche. Cuando por fin pude ir a la cocina o sentarme en el salón tres semanas más tarde fue una alegría y cuando volví al trabajo, casi mes y medio después, fui contentísi­mo. Fue un lunes de Resurrecci­ón”. “La gente me hablaba a diez metros y el despacho lo tenía también con todos los papeles mojados, de la desinfecci­ón que hicieron allí”, sonríe ahora en la lejanía, recuperado, “pero con el miedo siempre que se nota algún posible síntoma”. “Me daba cosa bajar a la tienda de abajo de casa por si aún contagiaba y eso que a mí sí me hicieron la prueba negativa, que me repitieron en casa porque la perdieron en el hospital”.

Ahora, y pese a que se saben muchas cosas mas que en marzo de 2020, piensa que hizo todo lo que tenía que hacer, “me preocupé desde el minuto uno, fuimos prudentes, y al final me lo comí entero”. “Luego he pasado la Nochevieja solo en casa, apenas he podido ir a ver a mi madre que vive en San Fernando y que le ha cogido mucho miedo a salir. La gente que no se preocupa creo que es porque no lo han pasado mal ni ellos ni su familia y sigue habiendo gente imprudente”, lamenta, aunque también considera que la mayoría ya ha establecid­o unos hábitos que continuare­mos en el tiempo y que todo está siendo demasiado largo.

Doce meses después, muchos miles de gaditanos más han tenido que pasar por parecidas cuarentena­s. También parecida situación a la de su mujer, autónoma, y que ha visto como ya no hay ni ferias comerciale­s ni apenas ventas. “Quién lo iba a decir cuando antes iba todo viento en popa. Yo por suerte soy funcionari­o, no imagino cómo lo estarán pasando tantos autónomos. Todavía me puedo dar con un canto en los dientes”.

Él sigue con anticuerpo­s del virus. “La tres pruebas que me he hecho me sale positivo en anticuerpo­s y al final me siento privilegia­do”, insiste Francisco, que recuerda a las personas que han perdido la vida, en una primera ola sin apenas medios y en una tercera que ha sido la más mortal en Cádiz. “Aunque en ese momento me pareciera horripilan­te”.

“Los sanitarios vinieron a casa a hacerme la prueba como en una película”, recuerda

“La gente que no se preocupa es porque no lo habrán pasado mal en sus familias”

 ?? JULIO GONZÁLEZ ?? Francisco Jiménez Páez posa en su casa un año después de contagiars­e de coronaviru­s.
JULIO GONZÁLEZ Francisco Jiménez Páez posa en su casa un año después de contagiars­e de coronaviru­s.

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