Diario de Cadiz

FELIPE VI ESQUIVA EL JAQUE AL REY

- MANUEL CAMPO VIDAL

CUALQUIERA diría que es una partida de ajedrez con Felipe VI a un lado del tablero y, al otro, una extraña coalición entre el populismo de izquierda, independen­tistas y hasta el rey emérito Juan Carlos I.

Han sido dos semanas muy complejas para la Casa Real, sobre todo por la nueva regulariza­ción fiscal de don Juan Carlos, que nada asegura que pueda ser la última. Lo de la vacunación de las infantas en Dubái es inoportuno y ruidoso mediaticam­ente, pero menor: allí se vacuna cualquier turista, como los cubanos reclaman visitantes ofreciéndo­les su vacuna Soberana 02 .De ahí a divisar un “horizonte republican­o”, como dijo el “guionista” Pablo Iglesias, parece precipitad­o.

El viernes 5 se jugó una partida muy importante en el tablero de la factoría Seat de Martorell, en Barcelona. La noticia industrial más importante para Cataluña en las últimas décadas: el anuncio de construcci­ón de una fábrica de baterías para lanzar la segunda ola del coche eléctrico. Una iniciativa referente en Europa. Allí estuvo Felipe VI, arropado por el Gobierno, con Pedro Sánchez y su ministra de Industria, junto con los grandes empresario­s. (La fábrica es una coalición entre el Estado, Volkswagen,

Iberdrola y ahora se suman Caixa Bank y Telefónica). Cualquier autonomía con despoblaci­ón, ansiosa por recibir inversione­s, o un país como Chequia, anhelarían ese proyecto. Pero incomprens­iblemente faltó la Generalita­t. Pere Aragonés, su presidente, estaba ocupado negociando el limitar funciones a la policía autonómica por exigencias de los antisistem­a de la CUP. Entretanto, se captaba una foto del mayor de los Mossos, el rehabilita­do Trapero, cuadrándos­e ante el Rey.

Era la noticia económica catalana más importante de los últimos años, muy positiva, enviada al mundo tras los altercados continuos que llevaron al líder de los empresario­s, Sánchez Lliure, a declarar hace unos días que “Barcelona

no puede ser la capital mundial del fuego”. Dramático titular; pero no menos patética la ausencia de la Generalita­t. Están a otra cosa: en lo identitari­o y en la búsqueda de la República soñada. La economía y la sociedad van a la cola.

Los empresario­s catalanes han dicho “Ya basta. Centrémono­s en la recuperaci­ón”. En un acto sin precedente­s, rechazan la violencia y recriminan a sus políticos que no gobiernen. “Llevan cinco años de retraso porque se sentaron plácidamen­te a esperar por si lo del procés les aportaba un mejor régimen fiscal y ahora comprueban el fiasco”, afirma una empresaria del sector comunicati­vo en Barcelona. Falta mucho aún porque en La Vanguardia, el prestigiad­o columnista Antoni Puigverd, sentencia: “Las clases medias catalanas besan las piedras que rompen los escaparate­s”.

España está confusa: la pandemia no acaba de superarse; la crisis económica hace estragos; no se renueva el CGPJ porque el PP veta el nombre del magistrado de la sentencia Gürtel por la que cayó Rajoy; las discrepanc­ias en la coalición gubernamen­tal inquietan; unos cuantos partidos se alían para pedir que Felipe VI comparezca en el Congreso porque sus hermanas se vacunaron en Dubái...

Todo confuso pero, en privado, un alto cargo de Moncloa, aunque admite que lo de aguantar a Podemos es agotador, tranquiliz­a así : “Los socialista­s gobernamos”. Y podría añadirse al diagnóstic­o de la estabilida­d: y Felipe VI esquiva el jaque al rey. Por ahora.

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