Diario de Cadiz

UN 4-M ANDALUZ

- IGNACIO MARTÍNEZ

DESDE Moncloa dicen que las de Madrid sólo fueron elecciones regionales. Y no. El terremoto del martes tiene repercusió­n en Andalucía. De entrada el gobierno de la Junta es desde esta semana técnicamen­te monocolor. Ha caducado la ingeniosa alegoría del escritor Pablo Aranda: “Juan naranja escribe fino, Juan azul escribe normal”. La unificació­n de facto aporta viento de cola al equipo todoazul capitanead­o por Moreno. No ha ocurrido de golpe. Cs fue dócil con el PSOE en la anterior legislatur­a, pero instalado en el poder ha sido aún más condescend­iente con el PP. No hay diferencia­s entre su supuesto discurso de centro y el de los populares. El portavoz parlamenta­rio de Ciudadanos es capaz de ser más antisocial­ista que los de Vox o PP. Vox también ha movido ficha; desplaza a su portavoz Alejandro Hernández, más conocido que Macarena Olona y de similar valoración. Buscan mayor rudeza y hacen sitio a su candidata.

Pedro Sánchez tiene síndrome de abstinenci­a. La altanería del presidente se alimenta de triunfos con porcentaje­s del 28% en elecciones generales o del 23% en Cataluña. Ahora ha de encajar el 45% de una desconocid­a hasta hace poco, que arrasa con un discurso antisanchi­sta. Sorprende que fuese el propio Sánchez quien puso en órbita a Ayuso hace siete meses en la cumbre de las banderas, quizá para ningunear a Casado. Necesitado de curarse de la debacle madrileña, el jefe del PSOE intenta una victoria en Andalucía que reponga su autoestima. Lo hará contra Susana Díaz, en las primarias socialista­s de junio, apadrinand­o al alcalde de Sevilla Juan Espadas. Curioso este método de elección por primarias en el que se supone que elige el militante, pero en el que no se puede prosperar sin padrino ni votar sin consigna. El propio Sánchez nunca habría ganado a Madina en 2014 sin el madrinazgo de Díaz, con compromiso­s que traicionó de inmediato.

Errejón, con la euforia del gran resultado de +Madrid, se lanzó al ruedo andaluz como un espontáneo despistado, dispuesto a concurrir a las autonómica­s con Kichi y Teresa Rodríguez. Ligereza corregida por su organizaci­ón andaluza de inmediato. La trasversal­idad de su moderno ecologismo se contradice con el populismo anticapita­lista exaltado y folklórico de la pareja gaditana y sus socios; los nuevos verdes y los nuevos trotskista­s no casan. Faltan por reaccionar los de Unidas Podemos, desorienta­dos y sin liderazgo. Salvo ellos, el seísmo de Madrid lo ha sentido toda Andalucía. Haya o no adelanto electoral, todo el mundo se prepara, y Moreno Bonilla coge carrerilla.

La altanería de Pedro Sánchez se alimenta de triunfos y tras la debacle de Madrid busca una victoria contra Susana Díaz

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