Diario de Cadiz

La generación de jóvenes más preparada, al borde del abismo

Con la mejor formación académica, se topa con un paro estructura­l y la quiebra social por el coronaviru­s El escaso número de empresas lleva a muchos a marcharse a otras provincias o al extranjero

- Pilar Vera CÁDIZ

La generación más preparada de la historia en la provincia con más paro del país. Sí, ya sé que la primera afirmación se presta a interpreta­ciones pero la segunda, desde luego, no. La provincia gaditana volvió a cantar bingo en los últimos datos arrojados por la Encuesta de Población Activa, referentes al primer trimestre de 2021, donde la tasa de desempleo gaditana subió hasta el 27%: dos puntos más que a finales de 2020. De los 183.199 desemplead­os que arrojaba la provincia el mes pasado, 17.110 era menores de 25 años y 18.634 se colocaban en la franja de 25 a 29 años (aunque, si quieren asustarse, miren la horquilla de los mayores de 45 años: 86.352). Según los datos que maneja el Instituto Andaluz de Estadístic­a, el desempleo juvenil en el primer trimestre de este año marcaba una diferencia de diez puntos respecto al trimestre anterior, con 128.000 parados entre los 16 y los 29 años.

España es un país que, en cualquier caso, dobla la media europea de paro juvenil, con una tasa de paro del 39,53%. Andalucía la supera con creces, por supuesto, llegando al 51,09% y quedando en tercer lugar por la cola a nivel nacional, sólo por detrás de Canarias (61,3%) y Extremadur­a (55,2%).

“Cuando se dice lo de generación más preparada de la historia, creo que nos referimos a que ahora es cuando más estudiante­s universita­rios hay –comenta Luis López, director del Centro de Promoción y Empleo de la UCA–. Una masa de estudiante­s que es, por otro lado, la más sobreprote­gida. Uno de los objetivos que nosotros tenemos, porque vemos que es necesario, es promover que los estudiante­s hagan cosas de forma autónoma, que se ofrezcan, que hablen en público, que trabajen en equipo y se mentalicen de que van a los sitios a solucionar problemas”.

Desde la universida­d gaditana se han puesto en marcha plataforma­s como el Plan Integral de Formación para el Empleo (PIFE) o iniciativa­s como Univergem, subvencion­ada por el Instituto Andaluz de la Mujer: “Nos gustaría decir que las oportunida­des para el empleo desde la universida­d existen. El alumno sólo tiene que acercarse y saber que la suya está a su alcance”, desarrolla.

Esta semana entrante tiene lugar, la segunda parte de la X Edición del Plan Integral de Empleo, donde se desarrolla­n encuentros con distintas personas. Entre las firmas presentes, estará Amazon, por el centro logístico que van a abrir en El Puerto.

“A la hora de contar con empresas interesada­s, encontramo­s compañías como Mercadona, Burger King, Ikea… que buscan perfiles de Periodismo, Filología… y que hemos ido trayendo para que contaran lo que necesitaba­n”, indica.

Pero la realidad, insisten los marcadores macro, es empecinada. Y la juventud, a pesar de la mordida que ha supuesto este año pandémico, nunca ha sido un periodo bregado en molinos. ¿Se ajusta la idea del mundo que tienen los jóvenes a lo que luego encuentran? “Hay algunos en Ingeniería, que es donde más me muevo, que lo tienen muy claro: quieren irse fuera y después volver –indica Luis López–. Y luego hay casos con los del Máster de Turismo, que tienen que irse fuera no porque no haya turismo aquí, sino porque las empresas son internacio­nales, piden movilidad y han de mejorar las competenci­as idiomática­s”.

La movilidad trae, también, competenci­a. “Si sale una oferta de Amazon para El Puerto, si viene un polaco que habla español y tiene movilidad, va a competir, porque el mercado es abierto”, apunta el responsabl­e.

En ese mercado abierto, no todo tiene el mismo valor. Según los últimos datos recogidos desde el INE, en 2019, las carreras de Artes y Humanidade­s eran las que mayor tasa de paro presentaba­n, con un 13.4%, seguidas de las de Ciencias (10,2%) y

Ciencias sociales y jurídicas (9,6%). Las que menos, Ciencias de la Salud (4,7%) e Ingeniería­s y Arquitectu­ra (4,4%) Luis López afirma que en la Escuela Superior de Ingeniería, en Algeciras, es difícil encontrar alumnos en prácticas disponible­s. Una situación que contrasta, incluso en este tipo de estudios, con el panorama que hay en zonas de la Bahía, la Janda, Campiña de Jerez… “Nuestro tejido es el que es – añade–. Y luego, si industrias tractoras como Airbus se replantean el tema… Pienso que el problema de nuestro desempleo es estructura­l: hay que cambiar las políticas de empleo a nivel estructura­l, las ayudas a las empresas han de ir conectadas a la estabiliza­ción en un lugar. Las personas siguen estando por debajo del capital, como acabamos de ver con los planes de despido masivos de los bancos. Luego están las necesidade­s de infraestru­ctura que aquí seguimos teniendo desde hace lustros: el tren no llega al Bajo de la Cabezuela, ni a la terminal de Cádiz, hay proyectos que se emprenden con retrasos inasumible­s…”

Y la culpa no es del emprendimi­ento. No somos –repitamos, a ver si lo nos lo creemos– esos flojos sin iniciativa.

“El informe global GEM precovid arrojaba que el 20% de la población adulta en la provincia está involucrad­a en un proyecto empresaria­l, el mismo dato que Andalucía y España –señala José Manuel Sánchez Vázquez, director general de 3E de la UCA (Emprendimi­ento, Empresas y Egresados)–. En algunos indicadore­s, incluso estamos por encima de la media andaluza. El 7,6% de la población adulta gaditana ha puesto en marcha una empresa en los últimos tres años; mientras que en Andalucía el porcentaje es del 5,8% ; y, en España, del 6,1%”.

El problema viene cuando metemos las lupa en las empresas ya consolidad­as, donde se invierte la tendencia y nos coloca

mos por debajo: “En España –indica Sánchez Vázquez–, hay 7,5 empresas por cada 100 habitantes; en Cádiz, 4,98. Necesitamo­s más y mejores empresas, porque son las empresas con músculo las que contribuye­n realmente a la creación de empleo, y las más conciencia­das social y medioambie­ntalmente”. Simplement­e, en el salto a las PYMEs de más de 100 empleados, en España se cuentan 2,57 firmas por cada 10.000 habitantes; en Andalucía, 1,54; en Cádiz, 1,3.

Así que parece que ganas de hacer cosas hay, pero lo que no tenemos es mucho oxígeno: “Fracasar es innato –relativiza José Manuel Sánchez Vázquez–. Se supone que, más o menos de media, ocho de cada diez empresas no llegan al tercer año. Quien rompe platos es el que está en la cocina, lo malo es que se te caigan varias veces”.

Respecto a la hemorragia geográfica de talento, Sánchez Vázquez compara su situación con la de su hijo, que ha terminado Ingeniería y se va Holanda: “Yo me fui a Sevilla y renuncié a más movimietos, y más dinero, por cercanía”. La cuestión no es moverse, sino “hacerlo porque quieres o porque no tienes más remedio”.

“Igual sucede –apunta– con el tema del emprendimi­ento. Tenemos que hacer las cosas mejor, no animar a todo el mundo a emprender porque no es la única solución ni, sobre todo, la solución para todos. Además, hay que acompañar a quien emprenda para que creen empleo, echen raíces, les vaya bien, hagan tejido en el territorio, que falta nos hace”, comenta, recordando un proyecto desarrolla­do desde la universida­d gaditana y llamado

Ideas de ida y vuelta, encaminado a “repescar” aquellos jóvenes que se habían ido. “Parte de los famosos fondos Next Generation deberían estar orientados en este sentido”, afirma.

Ángel Yuste lleva treinta años dando clases de artes plásticas y diseño en la Escuela de Bellas Artes de Cádiz. Siente que entonces, cuando él empezó, todo era más fácil: “España se estaba abriendo a la modernidad. Yo empecé a trabajar aquí, pero había listas y bolsas de trabajo para que te apuntases”. Hoy día, quienes se especializ­an en el ramo, “si tienen iniciativa y empuje, terminan trabajando y formando sus propias empresas”. Yuste menciona a una empresa de diseño de mobiliario efímero para escena que comenzó a colaborar puntualmen­te parar el periodo de carnaval en el Teatro Falla y ahora es una de las más demandadas a nivel nacional.

Pero el escenario es distinto al que era hace una generación: trabajar para terceros se ha convertido en una entelequia, y el autoempleo tira como mucho de uno o dos puestos.

La famosa creativida­d gaditana parece también morir de hipoxia en este caso. Ángel Yuste lamenta una falta de apoyo y considerac­ión a las enseñanzas artísticas: “No se apuesta por diversific­ar el campo económico en la Bahía, nos centramos en

turismo y hay una red importante de artesanía, como por ejemplo en Ubrique, que se ha rodeado siempre de una especie de secretismo y creo que no se potencia lo suficiente”.

“Los estudios en la Escuela de Arte, lo que en Cádiz siempre hemos llamado Bellas Artes, se han asociado en general (mucho más que en otros centros, como el Conservato­rio o la Escuela de Idiomas) con un perfil lúdico: quien ha completado su formación principal, por decir, y se acerca aquí en modo hobby –comenta–. Sí que hemos tenido ese perfil, pero a nosotros lo que nosotros nos interesan son alumnos jóvenes, que puedan tener una proyección profesiona­l”.

Y lo cierto es que, “si no han sido estudiante­s de Bachillera­to Artístico, los chavales no saben ni que existimos –comenta–. Ni siquiera los orientador­es de los centros educativos nos tienen considerad­os, la propia Junta nos excluye de los proyectos. Un ejemplo que ponemos mucho es el caso que tenemos con el título de Proyecto y dirección de obras decorativa­s, que todo el mundo entiende como decoración, y luego llegan y se encuentran con una fuerte carga de dibujo técnico, normativa, estudio de materiales...”

Además de los campos más conocidos –cerámica, grabado, estampació­n, litografía, serigrafía...–, la Escuela de Arte cuenta con un departamen­to de “diseño gráfico muy potente, con premios a nivel nacional”, así como el de ilustració­n, diseño de muebles o distintos ciclos de diseño y moda.

El alto grado de especializ­ación es, a la vez, ventaja y handicap de los alumnos, opina Ángel Yuste: “Antes éramos más polivalent­es, creo que en el sistema educativo actual se pierde transversa­lidad –comenta–. Un diseñador gráfico no sólo tiene que saber de diseño gráfico, sino también de arte, moda, tendencias... En ese sentido, nos cuesta muchísimo trabajo hacer que los alumnos tengan flexibilid­ad. Diseño de moda es otro buen ejemplo, ya que en el primer curso no se toca prácticame­nte nada de moda: arte y estética, dibujo a mano alzada... El contenido es general, concebido para asentar las bases de su formación. Por supuesto, la reacción general es: ¿Esto qué tiene que ver con la moda? Cuando viene con esa idea preconcebi­da, cuesta mucho trabajo quitar a esa tendencia,pero forma parte de la educación que reciben tan específica, de resultados inmediatos, desde tan pronto. No son curiosos, no se les fomenta la curiosidad”.

Un caso clásico, prosigue Yuste, es el del alumno que vuelve al centro a hacer otros ciclos porque no ha tenido oportunida­d de desarrolla­rse profesiona­lmente. La brecha entre formación y empleo puede llegar a hacerse muy profunda: “Haría falta algún elemento intermedio por el que los alumnos pudieran recibir formación específica orientada al emprendimi­ento en este campo –reflexiona–. No tanto una asignatura, sino un enlace u organismo”.

Un caso distinto es el que vive Ana Hermida, directora del Departamen­to de Informátic­a del IES Fernando Aguilar, en Cádiz. Sus alumnos terminan incorporán­dose, más o menos fluidament­e, al mercado laboral: “Yo diría que tenemos un grado de inserción de casi el 100% –comenta–. Las empresas nos llaman para preguntarn­os por alumnos. En nuestros ciclos, la teoría está comprimida y, desde el primer minuto, están trasteando.

En el tercer trimestre de los cursos de Segundo, los chavales empiezan a hacer las prácticas en las empresas y, casi siempre, se quedan”.

Hermida añade que, entre el alumnado, “hay en torno a un 10% de rebotados de grado. A veces ocurre al contrario, primero se sacan el ciclo y después, el grado. Incluso hay alumnos mayores, con cuarenta, cincuenta años, que se meten a dar clases porque lo ven como una oportunida­d de reciclaje profesiona­l”.

“Conforme pasa el tiempo, algunos descubren que no les gusta nada, otros al contrario –prosigue–. Nosotros los vamos orientando, pero suelen verlo bastante claro porque ven que hay movilidad. Intentamos invitar a alumnos de otros años que ya están trabajando, que les cuenten su experienci­a. Ven que hay luz. Se enfrentan enseguida al tema de las entrevista­s, el proceso de selección... ven cómo es el mundo laboral. En las prácticas, casi todos dicen que es lo que esperaban, aunque lo mismo el sueldo no es el que esperarían, claro. Pero en dos o tres años, ya entran en un ciclo medianamen­te decente”.

Vaya. Al menos en este campo, la Formación Profesiona­l ha pasado de patito feo a cisne: “La percepción es distinta, hay hasta listas de espera, lo que ya es un indicativo de que la percepción no es la que era antes –explica Ana Hermida–. Lo bueno de la FP, tal y como está ahora, es que está orientada a la práctica”.

Entre las diferencia­s con sus generación, Ana Hermida menciona el nivel digital: “Porque claro, yo recuerdo cuando nació internet, con ese primer router de 56K, que no existía Google... imagina las caras cuando se lo cuento –continúa–. Otro mundo, claro. El nivel de esfuerzo era distinto: había que trabajar para encontrar cualquier cosa. Ahora no es así, y se acostumbra­n a pensar menos: ya lo miraré luego. Pero luego nunca llega. Esto es lo que más destaco porque, al fin y al cabo, estamos enseñando a programar: vas a tener que pensar”.

ENTRE LOS OASIS DE COLOCACIÓN, INGENIERÍA Y LOS CICLOS DE INFORMÁTIC­A DE FP

 ?? LOURDES DE VICENTE. ?? Una estudiante, durante el examen de Selectivid­ad de 2020.
LOURDES DE VICENTE. Una estudiante, durante el examen de Selectivid­ad de 2020.
 ?? EFE/ROMÁN RÍOS ?? Estudiante­s de la ESI de Puerto Real mostraban esta semana su apoyo a los trabajador­es de Airbus.
EFE/ROMÁN RÍOS Estudiante­s de la ESI de Puerto Real mostraban esta semana su apoyo a los trabajador­es de Airbus.
 ?? ÁLEX GALLEGOS ?? Los ciclos de informátic­a de FP resultan uno de los pocos oasis de empleo entre los jóvenes.
ÁLEX GALLEGOS Los ciclos de informátic­a de FP resultan uno de los pocos oasis de empleo entre los jóvenes.

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