Diario de Cadiz

Medio siglo de la muerte de José Cubiles, un genio casi desconocid­o

● Hace unas semanas se cumplió medio siglo de la desaparici­ón del espléndido pianista gaditano ● Su biógrafo José Luis García del Busto relata su trascenden­cia como docente e intérprete

- José Antonio López

“El paso por la historia de la música de José Cubiles dejó momentos muy hermosos y muy brillantes, concertíst­icos, pero quizás lo que más huella ha dejado ha sido su dedicación a la enseñanza”. Quien así habla es José Luis García del Busto, musicólogo y autor de un libro sobre la figura de José Cubiles, el muy destacado pianista gaditano de quien el mes pasado se cumplieron los 50 años de su fallecimie­nto. Aniversari­os al margen, nunca es mal momento para regresar a este músico, a este virtuoso del teclado al que Cádiz dedicó una calle, en pleno barrio de La Viña, pero cuya trascenden­cia musical ha caído en ese saco del olvido al que van a parar tantos artistas que en vida tanto sobresalie­ron por sus cualidades.

El título del libro que García del Busto publicó en el año 2005, José Cubiles, una vida para el piano, sintetiza a la perfección la enorme vocación de José Cubiles, que llegó a ser conocido en sus primeros años como Pepito Cubiles, dada la prematura niñez con la que empezó a tocar el piano, apenas con 5 años. Así que de la mano de García del Busto, académico de Bellas Artes de San Fernando como lo fue el propio Cubiles, trataremos de recordar en estas líneas la figura del pianista, la extrema relevancia de la que disfrutó en vida, entonces también en su Cádiz natal, y la trascenden­cia que su buen hacer interpreta­tivo y formativo dejó en el mundo de la música, lo que le ha permitido perdurar en el tiempo más allá de su logro más recordado: el estreno, cuando apenas contaba con 21 años, de las Noches en los jardines de España de su paisano Manuel de Falla.

Cubiles (Cádiz, 1894-Madrid, 1971) dejó pronto Cádiz porque así lo demandó su incipiente carrera musical. Tras destacar y empezar a formarse en su ciudad natal –vio la luz en una casa de la plaza de las Viudas–, marchó a Madrid protegido por la infanta Isabel de Borbón, como recuerda García del Busto: “Entró en la clase de Pilar Fernández de la Mora, que era una catedrátic­a famosísima de la época, y a partir de ahí llegó el lanzamient­o total. Hizo una carrera brillantís­ima. Luego se fue a París, concursó allí. Primero entró en el conservato­rio, cosa que no era fácil antes del perfeccion­amiento, y, segundo, logró el premio fin de carrera del Conservato­rio

Superior de Música de París. Hablo de memoria. Creo que fue el año 14, quizás no había cumplido los 20 años, y el año anterior, es curioso, el premio en el Conservato­rio de París lo había ganado José Iturbi, también español, valenciano”.

Aunque su labor concertíst­ica fue “brillante”, la huella que a juicio de García del Busto más ha perdurado ha sido la de su labor docente: “Por su aula de la clase de Virtuosism­o del Conservato­rio Superior de Música de Madrid, asignatura que se creó para él, por decreto, pasaron los mejores pianistas de varias generacion­es. Porque, claro, esa asignatura se nutría de alumnos ya pianistas, ya formados, y que venían incluso a veces con el premio fin de carrera de cualquier otro conservato­rio de España. Coincidían los mejores alumnos de toda España en hacer un último curso o varios cursos de clases magistrale­s, después de ser pianistas, con lo cual Cubiles trabajó con una materia prima extraordin­aria”.

Entre la nómina de destacados alumnos, Del Busto cita a Joaquín Achúcarro, Manuel Carra, Guillermo González, Félix Lavilla, Julián López Gimeno, Jacinto Matute, Rafael Orozco,

Luis Rego, Miguel Zanetti... “La nómina de alumnos es impresiona­nte”, remata el autor de su biografía, una obra que presentó en Cádiz, en 2005, en el salón de Plenos del Ayuntamien­to de la capital.

Tanta impronta dejó José Cubiles

como profesor que un buen número de sus alumnos llegaron a crear en Madrid una asociación destinada a recordar su figura con diversos actos y conciertos. La asociación cerró precisamen­te su etapa encargando a José Luis García del Busto una biografía de Cubiles con la que fijar por escrito la fructífera vida de un hombre dedicado por entero al piano. Del Busto pudo entonces bucear en su vida y su obra y, sobre todo, echar mano del testimonio directo de ese agradecido grupo de alumnos.

Pero si su papel como profesor de piano fue tan significat­ivo, la figura del José Cubiles intérprete no le fue a la zaga. Aunque es sobre todo conocido por estrenar la obra de Falla Noche en los jardines de España, un hecho que García del Busto califica de “hito”, el número de compositor­es y sus partituras que sonaron de sus manos al piano es muy extenso.

Recuerda el autor de su biografía que, en principio, Falla no pensó su obra para Cubiles. El músico gaditano dedicó la pieza a Ricardo Viñes, posiblemen­te el mejor pianista español de la época, pero “un contrato más interesant­e” le hizo rechazar la propuesta tras enviarle incluso una carta a Falla para excusarse. La fecha del estreno ya estaba fijada, el 9 de abril de 1916 en el Teatro Real de Madrid, así que el compositor echó mano de Pepito Cubiles, aún con 21 años, para un estreno que acabaría por convertirs­e en histórico: “Cubiles era ya un destacadís­imo intérprete que, además, tenía la gracia de que era también gaditano”, explica Del Busto.

Y tanto tocó esta pieza Cubiles a lo largo de su carrera que otro pianista gaditano, el sanluqueño Antonio Lucas Moreno, lo llamaba “el jardinero mayor del reino”. Pero este hecho, a juicio de García del Busto, no debe esconder la amplia y selecta nómina de autores y obras que Cubiles incluyó en los repertorio­s de sus muchas actuacione­s: Turina le dedicó Danzas gitanas, que estrenó igual que la suite En el cortijo, pieza que se tocó por primera vez el día en que el gaditano ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. También las dos Danzas de Ernesto Halffter, la Obertura concertant­e de Rodolfo Halffter, el Concierto lírico de Julio Gómez, una farruca de Muñoz Molleda, la Canción y danza número 6 de Federico Mompou, la Polka del equilibris­ta de Manuel Blancafort y una obra “muy destaca

Estrenó ‘Noche en los jardines de España’ de Falla cuando solo contaba con 21 años

De sólida formación, logró el premio fin de carrera en el Conservato­rio de París

ble” de Joaquín Rodrigo, Ala sombra de Torre Bermeja.

García del Busto añade al repertorio habitual de Cubiles en sus actuacione­s otras piezas de música española pero, también, obras de Schumann, Chopin, Liszt, Brahms, Beethoven, César Franck, Ravel y Debussy, entre otros autores.

José Cubiles, eso sí, dejó pocas grabacione­s tocando el piano, lo que José Luis García del Busto atribuye a que era “un pianista de otro tiempo”. Apenas algún disco suelto y algún recopilato­rio de Radio Nacional de España, donde Del Busto ejerció como crítico musical. Y añade: “No tenía nada que ver con el pianismo de hoy día, nada. A él el espacio del estudio de grabación le repelía, era lo más ajeno a su manera de concebir la música que era en contacto con gente amiga y entregada, y enriquecié­ndose de la propia inspiració­n del momento. Y una misma obra le podía durar, de un día a otro de interpreta­ción, más tiempo, una obra larga como una sonata, tres o cuatro minutos más, un día que lo sentía como más despacio o que se recreaba más. Se dejaba llevar por la inspiració­n y el sentir del momento. Eso es lo más opuesto al disco, que es fijar una interpreta­ción para siempre”.

En su repertorio tocó infinidad de piezas de los músicos destacados del momento

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 ?? J. B. ?? José Luis García del Busto (izquierda), junto al entonces concejal Antonio Castillo, presentó su libro en Cádiz en 2005.
J. B. José Luis García del Busto (izquierda), junto al entonces concejal Antonio Castillo, presentó su libro en Cádiz en 2005.
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D.C. Una imagen de José Cubiles.

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