Diario de Cadiz

15-M AGOTADO

- IGNACIO MARTÍNEZ @imartinezc­ano

EL espíritu libertario del movimiento 15-M cumple diez años agotado. Y el partido que surgió de aquel impulso de aire fresco ya se ha confundido con la vieja política. Los sueños de una sociedad más justa y transparen­te fueron aprovechad­os por perspicace­s politólogo­s, que consiguier­on con la marca Podemos resultados espectacul­ares en su estreno en la política profesiona­l: cinco eurodiputa­dos en 2014 y una quinta parte de los congresist­as en las generales de 2015. El desprecio a toda la clase política como una casta que no representa­ba a la gente, una agresivida­d nunca vista que fue copiada en el otro extremo ideológico por Vox, y un hiperlider­azgo altanero de su jefe supremo fueron ingredient­es del fulgurante éxito de Podemos y claves en su declive. En 2015, ebrio de fama, Pablo Iglesias calificaba de cenizos a los dirigentes del PCE, porque “no habían hecho nada” en décadas. Para él, el régimen del 78 era una continuaci­ón claudicant­e de la dictadura de Franco. Claro que él tenía dos meses cuando se aprobó la Constituci­ón.

Después vino la purga de disidentes, el acecho al gran timonel de aduladores y aduladoras, una componenda con IU para formar Unidas Podemos, y la aceptación de una parte de la Constituci­ón, recitada por Iglesias con la pasión de un clérigo chiíta con el Corán. Eso no impidió el desgaste de la marca y el líder. Mientras, su antiguo compañero Errejón consolidab­a +Madrid como segundo partido en la comunidad, con aplomo y mejor orientació­n hacia el futuro. Diez años después, ha acabado el bipartidis­mo y hay primarias en los partidos, pero la política española no es mejor, ni más transparen­te, ni más dialogante. El populismo ha sido tóxico y su principal actor se ha consagrado como una estrella del show business.

Pablo Iglesias, no sólo ha sido dañino para la política española y para su partido, sino también para sí mismo. Se cambia de look, hace un posado para exhibirse y se dispone, según sus palabras, a hacer periodismo crítico como un perfecto intruso. Hay un gran adagio de Kapuscinsk­i sobre la misión del periodismo: “nunca tendencios­o, nunca indiferent­e”. Un señor tan intransige­nte, que define como jarabe democrátic­o los abusos contra sus adversario­s, podrá tener un espectácul­o televisivo, pero no hará nunca periodismo crítico. Agitación y propaganda es el negocio del indignado Iglesias. Su sustituta Yolanda Díaz intenta resetear la legislatur­a, acabar con la política de twitter y el gobierno en la sombra de UP contra el PSOE dentro de la coalición. Quizá llegue a tiempo para salvar su marca, pero el aire fresco del 15-M no volverá.

La sustituta de Iglesias intenta moderar el estilo. Puede que salve la marca Podemos, pero el espíritu del 15-M no volverá

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