La solidez torera de Daniel Luque saca jugo de los de Fuente Ymbro
● Tarde de silencios en Vistalegre para Finito de Córdoba y El Fandi ante un árido encierro
FERIA DE SAN ISIDRO EN LA PLAZA DE VISTALEGRE
GANADERÍA: Seis toros cinqueños de Fuente Ymbro, de buena y seria presencia dentro de su desigual volumen, todos muy seriamente armados. Corrida de juego complejo por su defensiva y brusca aspereza, reservona y de escasa entrega
TOREROS: Finito de Córdoba de tórtola y azabache: media estocada atravesada y cinco descabellos (silencio); dos pinchazos, estocada corta atravesada y tres descabellos (silencio tras aviso) El Fandi de nazareno y oro: dos pinchazos y estocada trasera desprendida (silencio); estocada caída atravesada y descabello (silencio) Daniel Luque de grana y azabache: estocada desprendida y seis descabellos (ovación tras aviso); estocada (dos orejas)
INCIDENCIAS: Entre las cuadrillas destacaron Manuel Sánchez hijo picando al primero, Rafael Rosa en la brega del cuarto y Raúl Caricol, que saludó tras banderillear al tercero. Sexto festejo de la feria de San Isidro en el Palco Vistalegre, con unos mil asistentes en un aforo limitado a 6.000
El diestro sevillano Daniel Luque cortó dos orejas, que pudieron ser más, en el festejo de la tarde de ayer de la feria de San Isidro de la plaza cubierta de Vistalegre, en el que hizo todo un despliegue de solidez y autoridad torera para sacar jugo del escaso juego de una árida corrida de la divisa de Fuente Ymbro.
Su actuación fue contundente de principio a fin con los dos toros de su lote, salvo el único lunar de su fallo con espada y descabello ante su primero, lo que le restó trofeos. Pero, por encima de la estadística, quedó la sensación de haber visto en su esplendor a uno de los toreros en mejor y más arrollador momento de estos años de la pandemia.
Esa autoridad de Daniel Luque fue puesta a prueba por dos ejemplares serios y complejos del encierro de Fuente Ymbro, que no se entregaron más que aplicándoles, como siempre hizo el torero de Gerena, una muy abundante dosis de valor y convicción, de pisarles los terrenos más comprometidos y de hacer que acabaran por sentir la muleta que antes quisieron quitarse de la vista como un cebo apetecible pero inalcanzable por templado y mandón.
El tercero fue mucho más reacio por el pitón derecho que por el izquierdo, cabeceando y quedándose muy corto, pero el torero sevillano, aplicando la receta infalible del valor sereno y la absoluta confianza en la mejor técnica, acabó pegándole pases buenos con las dos manos, con el toro ya entregado al final de una paciente faena que, como decíamos, no remató bien con los aceros.
El sexto de la suelta tuvo un comportamiento muy similar, solo que en su caso el pitón “chungo” fue el contrario, una cuestión que tampoco amilanó a Luque para echar el resto e impedir que una tarde tan rotunda y significativa se le fuera de vacío en el marcador.
Después de someterlo con mucho poder en la apertura de faena, se asentó ya muy cerca de los serios y astifinos pitones para consentir sin una sola duda la brusca incertidumbre del astado y así obtener la recompensa de dos excelentes series con la derecha, que el toro aceptó ya convencido y sometido por completo a la superioridad del espada sevillano.
Para colmo, esta vez no hubo problema alguno con la espada, sino una soberbia estocada que tiró sin puntilla al de Fuente Ymbro y que terminó de ameritar el corte de dos orejas de oro que hacen justicia a la importantísima tarde de toros que dio Daniel Luque en Vistalegre.
El resto de la corrida tuvo mucha menos historia que contar, pues Finito de Córdoba apenas pudo robarle algún pase a un primero de la tarde muy venido a menos y macheteó pronto, y mató tarde, a un cuarto que no dejó de soltar tornillazos, mientras que El Fandi solventó la papeleta con sobrado oficio y facilidad, incluso con el violento quinto, y sin hacer alardes siquiera para su plato fuerte del tercio de las banderillas.
Se vio el esplendor de un Daniel Luque en su mejor y más arrollador momento