La Junta acusa al Gobierno de crear “miedo” con el consentimiento expreso
Moreno arremete contra Sanidad por exigir la firma del personal esencial para completar la pauta con Astrazeneca La evolución de la pandemia
La reunión del Consejo Interterritorial del miércoles concluyó no sólo con una honda fractura entre las autoridades sanitarias del país sino con el hecho insólito del desmontaje de uno de los pilares de la estrategia de vacunación. Si hasta ahora había sido inamovible el valor de que, dada la limitación de las vacunas, la población no tuviera opción de elegir qué fármaco administrarse, el protocolo ha quedado definitivamente truncado. Así sucederá en Andalucía, que permitirá al personal esencial con menos de 60 años concluir la pauta vacunal con Pfizer o con Astrazeneca. La opción del fármaco anglosueco, no obstante, requerirá del consentimiento informado, algo que se convirtió ayer en un motivo de litigio –otro– entre la Junta de Andalucía y el Gobierno central. El presidente andaluz, Juanma Moreno, acusó ayer a Sanidad de crear “inquietud y miedo” por la necesidad de esa firma expresa de quien opte por la segunda dosis de Astrazeneca.
Los presentes a la reunión del miércoles del Consejo Interterritorial, órgano en el que el Ministerio de Sanidad y las consejerías del ramo han debatido y acordado a lo largo de la pandemia las medidas de contención y el detalle de la campaña vacunal, coinciden en que no recuerdan una cita con tan alto voltaje. Las posturas fueron irreconciliables. De un lado, el Ministerio, recordando que la fórmula, votada el día anterior por la Comisión de Salud Pública, se limitaba a combinar Pfizer con la primera dosis de Astrazeneca, una decisión aprobada con diez votos favorables, siete contrarias y tres abstenciones. Andalucía, como estaba anunciado, fue una de las autonomías que votó en contra. Y, si la discusión entre los técnicos del martes fue intensa, la del miércoles entre los representantes políticos fue enconada, según informan fuentes sanitarias.
La decisión final, el arreglo del entuerto, consisitió en una solución salomónica. Según fuentes ministeriales, fue la ministra, Carolina Darias, quien propuso que, aunque estaba tomada la decisión de poner una segunda dosis de Pfizer, no de Astrazeneca, había luz verde para poder administrarse la segunda dosis del inyectable desarrollado por la Universidad de Oxford para quienes, “por las razones que consideren oportunas”, dijo Darias, no decidieran ponerse la de ARN mensajero. Para ello, sin embargo, los vacunados deben firmar previamente un consentimiento expreso.
Así procederá la Junta de Andalucía a partir de la semana próxima pese a que Sanidad ha solicitado al Comité de Bioética
Reprocha al Ministerio que, como “garante de la salud, provoque inseguridad”