La guerra de narrativas, otro frente de batalla
El control de la información, los esfuerzos por imponer su propia narrativa y la difusión de noticias falsas han abierto un nuevo frente entre Israel y las milicias palestinas de Gaza. Con hashtags en lugar de cohetes, vídeos en vez de ataques aéreos y estrategia comunicacional frente a la táctica militar: así se afronta la batalla informativa entre israelíes y palestinos, que no sólo busca ganar adeptos en redes sociales sino que cuenta sus victorias en logros políticos tanto hacia afuera como hacia adentro.
Lo que está en juego en este campo de batalla es la imagen de ambos contendientes. Por un lado, Israel busca obtener legitimidad a su ofensiva para debilitar a sus oponentes, al mismo tiempo que aumentar sus apoyos diplomáticos, sin que se resientan los existentes con sus feroces bombardeos en la Franja. Por el otro,
Hamas busca visibilizar sus reclamos y obtener más adeptos entre su propia población.
La principal arma de esta batalla es la información, sean mensajes difundidos por Telegram o Whatsapp, o vídeos a través de Facebook, Instagram o TikTok por activistas digitales que responden a uno u otro lado, el objetivo es el mismo: convencer.
Con esta finalidad el Ministerio de Exteriores israelí creó la semana pasada un laboratorio comunicacional, al que denominaron Guesher (puente, en hebreo). La idea es coordinar los mensajes que se envían al público, tanto a través de entes oficiales como portavoces y embajadas israelíes en el exterior: “Una Cúpula de Hierro diplomática para el Estado de Israel”, describe un portavoz de Exteriores sobre su campaña de comunicación, en alusión al sistema de defensa antiaéreo del Ejército israelí.
Los mensajes, que dice han llegado a más de 350 millones de
personas en una semana y en múltiples idiomas, incluyendo el árabe, buscan acompañar los esfuerzos diplomáticos e inf luir tanto en la cobertura del conflicto por parte de los medios tradicionales, como en redes sociales y en las calles. Desde las milicias palestinas, aunque con menos recursos y coordinación, las armas son las mismas: imágenes y vídeos. “No tienen aviones F-16 ni tanques, pero sí un ejército de jóvenes que busca ganar la batalla de narrativas en redes sociales”, explica a Orit Perlov, analista de redes sociales en árabe para el Instituto israelí de Estudios de Seguridad Nacional.