Éxitos tibios de Perera y Ureña con los buenos toros de Matilla
Corrida seria y ostentosamente armada que, con buenas hechuras, dio para mucho
que fue la primera premiada, estuvo marcada por el concepto que habitualmente aplica el extremeño, de una gran exigencia con los astados por lo mucho que les baja la mano y les atosiga en terrenos de cercanías. Pero en este caso esa fórmula restó f luidez a los muletazos a un toro noble y claro que pedía más aire y sutileza para alargar sus embestidas.
Aun así, el de Badajoz movió mejor los vuelos de la tela con la izquierda, por donde llegaron los mejores momentos de un trasteo que, pese a la defectuosa estocada con de remate, se premió benevolamente con esa primera oreja.
En cambio, esas exigencias, ese autoritarismo en el trato, le hubieran venido mejor al cuarto, un toro de pelo salpicado que embistió con un motor inagotable y cierto temperamento que solo se redujo cuando Perera, más que poderle, acabó
Algo similar le sucedió con un quinto que tardó en definirse pero que, en cuanto Ureña le movió los vuelos de la muleta por abajo mostró una acompasada y larga embestida por el pitón izquierdo, lo que el murciano aprovechó también de manera desigual.
El único lote deslucido y complejo le tocó a Daniel Luque, que entró en la corrida sustituyendo a Emilio de Justo tras su rotunda actuación del martes pasado en este mismo ruedo. Y fue en ese aire de sobrada capacidad como volvió a mostrarse el sevillano, que incluso logró robarle así una docena de buenos muletazos a un tercer toro reservón y a la defensiva al que mató de un estoconazo sin puntilla, sin que, extrañamente, hubiera una mínima pero merecida petición de oreja. Pero ni así fue capaz de sacar nada del serio y hondo sexto, dado a una empecinada huida hacia las tablas.