Diario de Cadiz

“¿Cuánto dinero daríamos por no envejecer nunca?”

- Francisco A. Gallardo

–En el teatro interpreta a María Teresa León. ¿Qué nos puede descubrir de la primera mujer de Alberti?

–Es una de tantas mujeres fascinante­s que en los colegios y en la historia ni se las nombra. No es algo de lo que debamos sorprender­nos, pero pienso que sí ocuparnos. De ella y de tantas. Yo decidí hacerlo desde mi humilde morada que es el teatro. Siento que es mucho más lo que merece por su escritura, por toda la lucha incansable y agotadora que llevó en el exilio contra el fascismo, porque de todos los libros de historia sobre España su Memoria de la melancolía es uno de los más conmovedor­es. Amen de su lenguaje, su punto de vista como madre, mujer y escritora, nos cuenta otra España, vivencias que hoy ayudarían tanto a la gente joven a entender de donde venimos.No es necesario recordar a grandes mujeres desde la pleitesía, pero lo mínimo es saber quiénes fueron.

–¿De qué manera influyó en el poeta de El Puerto?

–Es más que una influencia. Ella formaba parte de esa Generación del 27. Nos han mostrado en las escuelas que sólo eran varones, pero se dejaron a ellas de lado. Yo creo que algo que la pareja tenía y alimentaba­n entre ellos (uso un término argentino que adoro) era la polenta con la que hacían todo. Alberti y María Teresa no fueron sólo poesía y prosa, fueron exilio, recabar fondos, armar encuentros, conseguir que esa generación no sólo se conociera en España, hacer teatro en las trincheras, vivir el desarraigo de tantos años, o la misma odisea de sacar varios cuadros del Museo del Prado para evitar que fueran bombardead­os; cuánto hubo de insensatez y cuánto de inteligenc­ia en esa acción, pero alguien tenía que hacerla.

–¿De qué manera la aborda en escena?

–Yo leía a María Teresa y estaba muy impregnada de su lenguaje y vida. Siempre me sobrecogía cuando hablaba con tanto dolor de su imposibili­dad de volver a España. Un día leí un hecho que desconocía. Cuando por fin muere Franco y tantos exiliados pueden regresar, ella ya tenía inicios de alzhéimer. Lo describió Marcos Ana: regresó, pero ya no sabía que estaba aquí. Que una de las personas más empeñadas en trasnmitir­nos su memoria la terminara perdiendo, que todo lo que sufrió por no poder volver no pudiera ser recompensa­do por años de vejez en su país, me pareció tan doloroso como paradójico. Decidí escribir esta historia.

–¿Y cómo es su María Teresa León?

–Gracias a que mi directora Carolina Román llevaba la batuta de todo, desde el principio me pidió que no tratara de imitarla nunca: crea tu propia María Teresa, llénala de vida, no seas una copia Fue un acierto.

–¿La muerte es una aventura como la vida?

–En estos últimos tres años he perdido a dos de las personas más importante­s de mi vida: mi marido y mi hermana. Estos días, hablando con amigas de mi hermana, nos contábamos sueños que habíamos tenido con ella, tan reales que por momentos piensas que siguen ahí. Como ella era un cascabel, te levantas con la alegría que tuvo siempre. Hay que aprender a adaptarse, a crear nuevos hábitos, a reírse de la propia muerte, a no conformars­e con sólo estar bien, a crear, o trabajar, o viajar con ellos. Tu fe son ellos.

‘Memoria de la melancolía’ entre los libros de historia sobre España es de los más conmovedor­es”

–Eso nos enlaza con su serie en La 1, Estoy vivo ¿Como es su villana, Elena?

–Es una de esas voces que yo me pregunto ¿y si alguien me ofreciera lo que ella vende? Esa inmortalid­ad, un cuerpo sano siempre, ¿cuánto dinero serías capaz de dar para poder seguir viviendo con el amor de tu vida? ¿Cuánto dinero

daríamos por no envejecer nunca? Y entonces piensas en esa insania y pones la TV, las redes, la publicidad... te das cuenta de que el mundo está lleno de Gamboas vendiéndon­os la eterna juventud, de políticos que te dicen que si quieres estar sano, págalo. No está tan lejos la ficción de la realidad. Eso sí, ella con su Hermandad no se esconde.

–¿Qué nos cuenta de sus protagonis­tas, Javier Gutiérrez y Alejo Sauras?

–Ellos junto con Castejón, Laia Manzanares y Fele Martinez han sido eso que se dice siempre y es tan real: mi familia en el set, además de un equipo técnico y de producción que me han mimado

desde el minuto uno. No son sólo actores, son compañeros, uno aprende oficio sólo viéndolos. Para mí, que llevo tan poco tiempo desde que regresé a España, es un lujo que justo haya comenzado mi andadura televisiva con ellos. Reecuerdo la inmensa alegría que tuve el día que Tonucha Vidal me llamó.

–¿Y del productor ejecutivo, Daniel Écija?

–No hemos coincidido, pero si algo tengo claro es que está siempre. En cada decisión sabes que él va a estar detrás. Te das cuenta cómo funciona todo: guiones, producción, casting. Hay alguien detrás que es esa cabeza que todo lo acciona y previene.

–Y tres años después de la

“Elle avait des tout petits petons, Valentine, Valentine”.

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