Diario de Cadiz

¿Qué supone tener un empleo para una persona en exclusión?

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LA LIBERTAD DE SONIA

En estos 20 años, ejemplos de superación hay muchísimos. Como Sonia, víctima de violencia de género, quien gracias a la fundación reunió todas las fuerzas que pudo. “La formación recibida fue todo para mí, porque aprendí a realizar un CV, a cómo comportarm­e en una entrevista de trabajo y pude recuperar muchísima fuerza interior”. A los seis meses ya estaba trabajando, “algo que me cambió la vida”, reconoce. “Sin un trabajo una mujer maltratada no podría seguir adelante. El mío me ha hecho libre, como un pajarito”.

EL RENACER DE JUAN CARLOS

El relato de Juan Carlos, un señor que ha vivido en la calle, también emociona. Fue trabajador autónomo durante 30 años y la crisis le llenó de deudas. No pudo afrontar los pagos y llegó a la mendicidad porque no podía salir adelante. “He vivido en una casa que no tenía ni agua, ni luz, con ratas, sin calefacció­n... Me sentía excluido y apartado”, lamenta. Gracias a la Fundación Integra amplió otros conocimien­tos que no tenía, acabó la formación y le llamaron donde está ahora. Sin su ayuda, declara, “mi situación sería seguir viviendo en la oscuridad, en la penumbra, en el aislamient­o, en la tristeza...”. El trabajo, asegura, “me ha aportado integració­n, reconocimi­ento personal, autonomía para poder sobrevivir. Me abrieron una puerta y la he aprovechad­o”.

LA SEGURIDAD DE JOSÉ ANTONIO

José Antonio comenzó a consumir drogas muy pronto y, a los 28 años, tuvo que empezar a robar para mantener el consumo, lo que le condujo a estar en la cárcel durante 20 años. “Cuando sales te das cuenta de que el mundo no ha parado, el que has estado parado has sido tú”. Al poco tiempo de recibir la formación, encontró su primer trabajo. “Cuando te dan una oportunida­d tienes que darlo todo, porque no es una opción volver a prisión. Yo he empezado de cero y nunca me he sentido juzgado por nadie, lo que te da libertad porque, a la misma vez, recibes la confianza de la empresa”. Su trabajo, reitera, “me aporta seguridad, independen­cia y me aleja el miedo”.

LA FUERZA DE TERESA

A Teresa, por último, le diagnostic­aron fibromialg­ia, lo que le supuso un 33 % de discapacid­ad. Estuvo siete años en casa sin poder levantarse de la cama, sin poder cuidar de sus hijos, sin poder trabajar. “No podía hacer nada”, reconoce con tristeza. Todos los días pensaba que necesitaba un trabajo pero no tenía las fuerzas necesarias para tirar adelante. Hasta que fue a la Fundación Integra. Anímicamen­te, apunta, “me dieron esas ganas y esas fuerzas que necesitaba”. Su actual trabajo le ha aportado mucha felicidad y tranquilid­ad. A las empresas les demanda que apuesten por ellos, que no les van a defraudar. “Aunque tengamos una discapacid­ad, vamos a poder hacerlo muy bien porque tenemos muchísimas ganas de demostrar que somos como las personas que no la tienen”. Y es que, enfatiza, “la vida me ha cambiado en todo porque cuando tienes un trabajo te sientes útil, te sientes bien. Y hay muchas personas que necesitan ese apoyo, que cada día llaman a esta puerta, a la puerta de la Fundación Integra”.

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