La Zancada pide a Vila medidas “más ambiciosas” para calmar el tráfico
● La asociación de peatones propone diversos obstáculos para los conductores y limitar la velocidad a 10 km/h en el casco histórico
La nueva regulación estatal de tráfico ya en vigor que reduce los límites de velocidad en vías urbanas no es suficiente para lograr el clamado del tráfico en Cádiz, afirman desde la asociación gaditana de peatones La Zancada. El colectivo considera que las medidas aprobadas hace unas semanas por el Ayuntamiento para adaptar la circulación en la ciudad a la nueva normativa “son claramente insuficientes para apaciguar el tráfico” porque “se van a limitar a la instalación de señalización vertical y horizontal”.
“Los escasos controles de velocidad con radar móvil que se realizan en Cádiz constatan que los automóviles circulando a velocidades por encima de 70 km/h son extremadamente frecuentes en las principales avenidas, e incluso se han detectado vehículos circulando a más de 100 km/h”, argumentan. “Y esto, obviamente, no se debe a una falta de señalización o de conocimiento de la norma por los conductores”, señalan.
Desde La Zancada recuerdan que los nuevos límites se establecen en 20 km/h en vías de plataforma única de calzada y acera, en 30 km/h en vías de un único carril por sentido de circulación y solo mantiene el límite de 50 km/h en las vías de dos o más carriles por sentido de circulación. Y que esta nueva normativa es una respuesta al grave aumento de accidentalidad en vías urbanas de los últimos años, que supone más de 500 fallecidos cada año, casi la mitad peatones, según datos de la DGT.
Por eso, para que sean eficaces, las medidas de calmado de tráfico “se debe abordar el rediseño del espacio viario para que los límites de velocidad no sean físicamente superables, de manera que el respeto hacia ellos debe depender lo menos posible de la voluntad del conductor”. Para ello, La Zancada propone:
La instalación de pasos de cebra sobreelevados, cojines berlineses o reductores de velocidad, y evitar la continuidad lineal de los itinerarios motorizados en zonas de calmado. “Por ejemplo, en el Paseo Marítimo, entre las Puertas de Tierra e Ingeniero de la Cierva, se debe alternar el sentido de circulación por tramos de manzanas, de modo que un coche no pueda recorrer todo el paseo”.
La Zancada plantea el estrechamiento de carriles como una de las medidas más efectivas para inducir una adaptación instintiva en el conductor a la velocidad de la vía. Aplicable especialmente en zonas de calmado (20 y 30) por las que no circule transporte público o recogida de RSU. Además, defienden la creación de zigzags y la introducción de cambios regulares en el pavimento que rompan la linealidad de la calzada, forzando a los automóviles a reducir la velocidad.
A todo lo anterior añaden la eliminación de los cajones en las paradas de autobús, “que obligan a retirarse del carril de circulación. Con ello, los autobuses tienen que parar en la calzada, priorizando el uso de esta por aquellos e imponiendo la velocidad del bus”.
El colectivo suma el aumento de los pasos de peatones en avenidas y principales calles. “Deben ser situados en cada cruce con otra calle, garantizando el itinerario peatonal más corto en aplicación de la normativa de accesibilidad”.
La Zancada ve también necesaria la “regulación de tiempos y coordinación semafórica que priorice el cruce de peatones en las intersecciones e impida alcanzar altas velocidades aprovechando ondas verdes que facilitan el flujo continuo de tráfico”.
El colectivo propone que se elabore un plan de supermanzanas para extramuros, “que impida el tráfico de paso y limite la entrada de vehículos en cada zona al tráfico de necesidad” y un “plan de peatonalización del casco histórico, que priorice el uso peatonal y regule las condiciones de acceso de vehículos autorizados”.
Además, desde La Zancada proponen una limitación más estricta de la velocidad que la estatal en las avenidas principales, de dos o más carriles por sentido, reduciéndola a 40 km/h. “Igualmente –dicen– la velocidad de circulación en el casco histórico debe reducirse a 10 km/h, velocidad recomendada en zonas amplias compartidas de tráfico motorizado y peatonal”.
En el colectivo entienden que “todas estas medidas tienen un coste reducido, perfectamente asumible por el ayuntamiento y con una rentabilidad social, ambiental y económica muy elevadas”.