Un Rocío dentro del alma
La misa de Pentecostés y el rosario de medianoche pusieron el broche a una celebración que mira con mucha esperanza a la primavera de 2022
Un Rocío dentro del alma. Así se llama la sevillana a la que puso letra el nazareno Pablo Oñós y que ayer protagonizó parte de la homilía pronunciada por el obispo de Huelva, monseñor Santiago Gómez Sierra, quien presidió la misa estacional de Pentecostés celebrada en la parroquia de la Asunción de Almonte y que supuso el culmen de los cultos para conmemorar este segundo Rocío sin romería. Un sermón en el que el prelado onubense defendió que ninguna situación sanitaria puede impedir el “verdadero camino” de los rocieros.
Por segundo año consecutivo, esta eucaristía tuvo lugar en la parroquia almonteña, a más de tres leguas de su lugar habitual: el Real del Rocío, donde cada año –hasta 2019– se presenciaban las imágenes panorámicas de romeros al sol y el semicírculo que conformaban los simpecados de las hermandades que habían peregrinado hasta la marisma.
La última vez que pudo contemplarse aquella escena se cumplía un siglo de la coronación canónica de la Blanca Paloma. Dos años después, el movimiento rociero afronta el segundo Pentecostés de la pandemia, una situación sanitaria que lo ha privado de la principal manifestación religiosa de esta época del año y que ha provocado una imagen que pocos hubieran alcanzado a prever en aquellas romerías donde se superaba el medio millón de asistentes: un Rocío en Almonte, sin fiesta, sin procesión y con aforos limitados.
Al menos, en este 2021, la situación ha mejorado respecto a 2020. La misa de Pentecostés se pudo celebrar con las puertas abiertas, aunque desde bien temprano se alcanzó el aforo del 50% permitido en el templo, cuya fachada principal aparecía engalanada con gallardetes, banderolas y un guiño a las hermandades filiales que, otra vez, no han podido surcar las arenas.
Como ocurrió en los días de novena, la principal eucaristía para los rocieros estuvo amenizada por artistas del entorno, en lugar de coros, como venía siendo habitual, un cambio provocado por la falta de espacio para acoger a estos grupos y por los escasos ensayos que han podido realizar ante las continuas restricciones de los últimos meses. En esta jornada tan importante fue el grupo almonteño Senderos, que llevaba diez años sin actuar, el que puso voz y música a este ceremonial, en el que estuvo acompañado de guitarra, órgano eléctrico y hasta violín. Letras de canciones que hablan de la vinculación de Almonte con su Patrona a lo largo de los siglos, de las romerías y de los traslados.
La letra de una sevillana fue precisamente la que centró buena parte de la homilía de don Santiago Gómez Sierra, quien presidió por primera vez la misa de Pentecostés desde que fuera nombrado obispo de Huelva el año pasado. El obispo auxiliar emérito de Sevilla hizo uso de una composición cuyo título supone un acertado resumen, en cinco palabras, de estos dos años sin romería: Un Rocío dentro del
alma. Monseñor Gómez Sierra reprodujo varios versos de esta sevillana: “La Virgen quiere que tengas un Simpecado en el alma; que sea tu vida bandera de la Fe que tú proclamas. De la Fe que tú proclamas, que en el Rocío anhelaste cantarle por sevillanas; la Virgen quiere que tengas un Simpecado en el alma”.
Unas palabras que le sirvieron para defender que “ninguna situación sanitaria puede impedir el verdadero camino del rociero”. “Sólo lo pueden lograr el pecado y la pereza para afrontarlo”, refirió don Santiago, que incidió en que los rocieros no deben “permanecer al margen” de problemas sociales como la pobreza o los inmigrantes (de gran actualidad tras lo sucedido estos días en Ceuta) así como en otros “retos” ante los que debe alzarse la voz. Monseñor Gómez Sierra hizo hincapié en la defensa de la vida “desde su concepción a su ocaso natural”, en clara alusión a ley del aborto y a la recién aprobada ley de la eutanasia.
Durante la celebración de la eucaristía fue numerosa la presencia de agentes de la Guardia Civil y de Protección Civil en la Plaza de la Virgen del Rocío que antecede a la parroquia, donde se alza la catedral efímera (instalada en el verano de 2019) que se ha iluminado de verde, el color de la Esperanza que da nombre al lema de este Pentecostés.
Para la misa de ayer se otorgó prioridad a las personas mayores que se habían inscrito para asistir a la eucaristía que estaba prevista que se celebrara en la explanada del Chaparral. Las indicaciones de las autoridades sanitarias obligaron a un cambio de escenario y a optar por la parroquia, que acogió también por la noche el rosario.
En Sevilla y en numerosos pueblos de la provincia las hermandades rocieras han celebrado estos días cultos en sustitución de la romería. En la más antigua de la capital, la de Triana, hoy lunes, al alba, tendrá lugar una misa en la parroquia de San Jacinto a la hora (las siete de la mañana) en que la Blanca Paloma visita su casa de hermandad en la aldea el Lunes de Pentecostés.
Por ahora, no hay fecha prevista para el regreso de la Virgen a la aldea. Todo es una incógnita sobre cómo será el Pentecostés de 2022. Aunque el actual panorama sanitario, mucho mejor que el de 2020, invita a ser optimista. A aferrarse a la esperanza, lema de este Rocío que se ha llevado dentro del alma.