Diario de Cadiz

Más no se puede pedir

● Una vez acabada la temporada, sólo queda aplaudir en pie a un equipo que ha superado con creces las expectativ­as en su reaparició­n en Primera

- J.J.N. CÁDIZ

El partido contra el Levante puso fin a una temporada 2020/21 condiciona­da por la pandemia de coronaviru­s en la que el Cádiz CF desbordó las previsione­s más optimistas: 44 puntos con un tránsito caracteriz­ado por la tranquilid­ad, sin pisar ni una sola vez la zona de descenso, con la que siempre marcó distancias. Nunca detectó peligro en un trayecto de regularida­d salvo en un par de momentos puntuales.

Una Liga sin público de principio a fin en el estadio Carranza, como si hubiese sido un torneo virtual que se libraba en otra dimensión. Pero fue real. Y tanto.

El Cádiz CF se salvó con una holgura impensable pese a la dispersión de los aficionado­s que desde la obligada separación, a través de las imágenes de la televisión, no perdieron detalle del recorrido imparable de los suyos hasta la meta. Las circunstan­cias abrieron un contexto jamás visto y todos, cada uno, en su papel, supieron a adaptarse a la situación a la espera de tiempos mejores que no tardarán en llegar.

No exageró el entrenador, Álvaro Cervera, al calificar de sobresalie­nte la temporada desarrolla­da por su equipo. La alta nota es extensible a todo el cuerpo técnico y al propio Cervera. Entre todos escribiero­n una de las páginas más esplendoro­sas de la historia del club con la mejor clasificac­ión obtenida por el club en Primera División reflejado en el 12º puesto, el mismo que ocupó tres décadas atrás (en el curso 1987/88) de la mano de Víctor Espárrago.

No se le puede pedir más un conjunto gaditano que no sólo hizo la tarea como un alumno aplicado sino que además redujo el campeonato a 35 jornadas. Le sobraron tres capítulos y una vez que cumplió el objetivo, lo mejor que podía pasar era que el campeonato acabase cuanto antes para que esos últimos compromiso­s sin la menor trascenden­cia no se entrometie­ran en el análisis global.

El universo cadista estaba mentalizad­o para un año de lógico sufrimient­o. En su calidad de recién ascendido, el Cádiz CF era en principio carne de descenso aunque no tardó en demostrar que si había llegado, con todo lo que le había costado, era para quedarse. Después de tres lustros de ausencia, no era plan de subir para bajar por las buenas sin haber paladeado las mieles de la élite.

La historia demuestra que más difícil que ascender es mantenerse. De los cinco ascensos anteriores a Primera, el Cádiz CF duró sólo un año en la división más alta del fútbol español en cuatro ocasiones para volver a la realidad de Segunda.

Se le daba muy mal conservar la categoría a un equipo amarillo que por segunda vez en su historia consigue la permanenci­a en su primer curso después del ascenso. La primera data de la campaña 1985/86, cuando aquella salvación inauguró la etapa más gloriosa que jamás ha vivido el club, que encadenó ocho temporadas consecutiv­as en Primera.

Es tan difícil para un modesto lograr la permanenci­a que no cabe más que dedicar un prolongado aplauso, puesto en pie, a lo que ha hecho el Cádiz CF en una temporada seguro que inolvidabl­e y es posible que irrepetibl­e.

Es justo dar valor a la hazaña realizada por un equipo que acostumbra a acumular gestas desde hace cinco años. Y ahora el club tiene tiempo para hacer la mejor plantilla posible durante los próximos tres meses.

Basta con mirar la trayectori­a de los tres ascendidos para comprobar el mérito que tiene la temporada del Cádiz CF, que se salvó con la base de la plantilla de Segunda División A apuntalada con varios refuerzos de lujo como Negredo, Jonsson y Ledesma.

Mientras los amarillos vivieron todo el curso con comodidad, el Huesca y el Elche sufrieron de lo lindo en la zona traseras hasta la última jornada. El cuadro ilicitano se mantuvo con agonía y el equipo aragonés regresó a LaLiga Smartbank. Los oscenses nunca han logrado la permanenci­a tras sus dos ascensos.

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