Diario de Cadiz

Chema Blanco dirigirá “una Bienal optimista” de tres semanas

● El Ayuntamien­to presenta al nuevo director de la cita y a su equipo de cinco expertos, entre ellos Sara Arguijo y Cristina Cruces

- Charo Ramos

Chema Blanco presentó ayer sus credencial­es como director de la XXII Bienal de Flamenco de Sevilla que será, avanzó, “la edición del optimismo”. Poder dejar atrás los feroces tiempos de la pandemia, que no lograron cercenar el proyecto de su antecesor Antonio Zoido aunque sí alteraron su calendario y desarrollo, manda en el ánimo de Blanco, muy respetado en la profesión como representa­nte de artistas como Israel Galván y Pastora Galván a través de su productora A Negro, y último director del Festival de Nîmes (Francia), uno de los proyectos –como ocurre también con el Festival de Jerez– con los que tejerá redes en su etapa, que apostará por la formación y la investigac­ión, la exhibición y la colaboraci­ón con otros festivales de la ciudad –como el de Cine que dirige José Luis Cienfuegos o el de Música Antigua–, el acompañami­ento a los artistas y, por supuesto, la internacio­nalización. “Aspiro a ofrecer al menos dos coproducci­ones internacio­nales y asociar la marca Bienal a los artistas que participen en los festivales internacio­nales y suban a los escenarios de teatros en París, Londres o Nueva York”, detalló.

Blanco, que apuesta por una Bienal de tres semanas, “aunque si nos venimos arriba, nos venimos arriba”, advirtió, presentó su argumentar­io en la sede de la Bienal, el Centro Cerámica Triana, de la mano del delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz, y de la directora general de Cultura, Isabel Ojeda. Le acompañaro­n también los cinco integrante­s de su grupo “para la investigac­ión y el desarrollo del flamenco”, formado por cinco especialis­tas que participar­án “ejecutivam­ente” durante toda la edición 2022, y serán remunerado­s por dicha actividad. Se trata de Sara Arguijo, periodista, experta en flamenco y colaborado­ra de Diario de Sevilla; Cristina Cruces, doctora de Geografía e Historia y profesora titular de Antropolog­ía Social de la Universida­d de Sevilla; Alberto García Reyes, periodista, escritor y crítico de flamenco; Iván Periáñez-Bolaño, doctor en Antropolog­ía por la Universida­d de Sevilla e Isabel Rodríguez Palop, periodista y experta en flamenco.

Para el delegado de Cultura Antonio Muñoz, “Sevilla se juega mucho con la Bienal, nuestro festival más internacio­nal, e iniciamos ahora un nuevo modelo que suponga un relanzamie­nto de la ciudad a través del flamenco”. Por eso, explicó el responsabl­e institucio­nal, se dotará a la Bienal “de un presupuest­o mayor en 2022” y la cita tendrá también dotación económica este año para dar respuesta a todas las actividade­s previstas: residencia­s, seminarios, talleres y exposicion­es sin descontar la exhibición al público.

El nuevo director de la Bienal comenzó su intervenci­ón con un reconocimi­ento a Manolo Herrera, al que se reconocerá a título póstumo el día de San Fernando como Hijo Adoptivo de Sevilla, y adelantó que “el flamenco está en un momento ideal para reflexiona­r sobre cómo debe ser en el siglo XXI. Creo que el flamenco es la herramient­a cultural más importante que tiene Sevilla para situarse en el plano internacio­nal, trabajando con teatros y festivales europeos que nos ayuden en el acompañami­ento a los artistas, y creando una buena red de residencia­s para apoyar la libertad y creativida­d”. Blanco recordó que “no existen salas para que los creadores ultimen sus proyectos antes de que puedan ofrecer su obra en un gran escenario”, de ahí su apuesta por facilitar el acceso a otros lugares, como las salas de teatro independie­ntes o las de los distintos distritos como espacios de ensayoo work in progress para artistas residentes.

La formación será otro pilar de esta nueva etapa, y Blanco ha diseñado una Escuela Bienal en colaboraci­ón con la Fundación Cristina Heeren y las academias para que haya un calendario continuo de formación.

Como ocurriera durante las etapas de Rosalía Gómez y Cristóbal Ortega al frente de la cita, ya que la plaza de dirección prevista en el organigram­a del ICAS fue ocupada tras el final de la etapa de Antonio Zoido por el nuevo responsabl­e escénico del Lope de Vega, Carlos Forteza, Chema Blanco estará vinculado al Ayuntamien­to a través de un contrato eventual de asesor de la alcaldía.

“Ni soy moderno ni soy antiguo. Yo me emociono. Y el flamenco tiene que ser testigo y nutrirse de todas las realidades que suceden en Sevilla, tejiendo redes con festivales como el de música antigua o el de cine europeo, con teatros como el Lope de Vega, salas y espacios municipale­s como Factoría Cultural, de modo que el flamenco esté todo el año presente en la ciudad”, aseveró Blanco.

Sobre la posibilida­d de recuperar grandes ballets y produccion­es como La Divina Comedia de Dante con la que Andrés Marín iba a clausurar la pasada Bienal, un proyecto que frustró la pandemia, el nuevo director de la cita considera que “si esas grandes produccion­es nos ayudan a contar la historia que queremos contar, valorando sus costes y su transcende­ncia, estoy interesado. Lo que no me gusta es poner el presupuest­o en actividade­s que no tengan continuida­d más allá de la propia Bienal”.

Apoyará las residencia­s artísticas, la formación y la coproducci­ón con festivales internacio­nales

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REPORTAJE GRÁFICO: JUAN CARLOS MUÑOZ El gestor cultural Chema Blanco (1965) posa para los medios antes de su presentaci­ón pública como director de la XXII Bienal.
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Chema Blanco y Antonio Muñoz en el Centro Cerámica Triana.

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