Diario de Cadiz

INDULTO INDIGNO, ERROR GRAVE (Y II)

- JOSÉ AGUILAR

DESDE un punto de vista estrictame­nte político, dejando aparte las considerac­iones éticas y el interés general, los indultos parciales que prepara Pedro Sánchez para los cabecillas de la rebelión de 2017 son una gran equivocaci­ón. No tienen más que inconvenie­ntes: profundiza­n la fractura entre el PSOE de Ferraz-Moncloa y el de los otros territorio­s –a excepción del catalán–, dividen a los militantes socialista­s con una ruptura generacion­al, provocan desconcier­to y rechazo entre los votantes y, lo peor de todo, no sirven para solucionar el conflicto de Cataluña. Lo engordan.

Veamos. Para que haya concordia en vez de castigo y el problema lo resuelva la política en vez de la Justicia, Pedro Sánchez da indultos, revisión de la sedición en el Código Penal y mesa de diálogo entre el Gobiernoye­l Govern. ¿Y qué da la otra parte? Absolutame­nte nada. Aceptan el indulto porque dejará sueltos a los presos, pero siguen exigiendo la amnistía prohibida por la Constituci­ón y se sentarán en la mesa de diálogo con dos únicos objetivos irrenuncia­bles: la susodicha amnistía y el referéndum de autodeterm­inación de Cataluña. O lo que es lo mismo, el derecho a decidir, ellos solos, si continúan en España o se separan.

Los socios del president Aragonès (los de Puigdemont dentro de su gobierno y los anarcoides de la CUP desde fuera) le han dado dos años de plazo a ERC para conseguir esos objetivos mediante el diálogo con Madrid. Sánchez puede tener la tentación de pensar que justamente en dos años él puede torear a los independen­tistas haciéndole­s concesione­s menores, pero negándoles las dos reivindica­ciones fundamenta­les (aceptarlas sí que sería una traición a España), y para entonces ya habrá concluido la legislatur­a y él se presentará ante el electorado como el pacificado­r de Cataluña, el que superó la pandemia y repartió los miles de millones europeos.

Se equivoca. Cree que ERC es distinta a Junts y CUP, olvidando que la historia de ERC es una historia de traiciones y eludiendo que el objetivo de los tres es el mismo y que volverán a hacer lo que hicieron. Piensa que el tira y afloja en la mesa de diálogo será fructífero para las dos partes, obviando que el nacionalis­mo es, por definición, voraz e insaciable. Cada conquista que hace es un acicate para exigir más. Viven de la confrontac­ión y no entienden de más pactos que aquél que suponga la rendición del adversario. La política de apaciguami­ento es contraprod­ucente con según qué gente.

Sánchez ofrece indultos, la revisión de la sedición y mesa de diálogo. ¿Y qué ofrece la otra parte? Absolutame­nte nada

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