Humanizando los servicios sociales
Asuntos Sociales que han logrado “humanizar más” los servicios sociales.
El caso de Ramona, usuaria desde el pasado año de esta iniciativa que ha cumplido cinco ediciones, ya se ha convertido en una historia de luz “aunque tenemos muchos casos que son tremendos”, confiesa Lola Deudero, psicóloga y coordinadora del multidisciplinar equipo compuesto actualmente por la peluquera Vicky Muñoz, la fisioterapeuta Laura Amezaga, las enfermeras Eva Coucheiro y Nuria Vargas y la auxiliar de vela (la persona que hace noche para que descanse el cuidador del usuario dependiente), Manoli Lozano.
Un equipo “de mujeres fuertes, luchadoras, grandes profesionales y con una resiliencia increíble que llevan adelante esta nueva edición del programa cuya financiación nos ha dado esta vez para sostenerlo seis meses”, destaca la técnico de Asuntos Sociales e ideóloga de la iniciativa, Carmen Almadana.
Y es que Almadana se percató de que podía existir una manera de cubrir las necesidades de los usuarios de Ayuda a Domicilio y Dependencia pero, a la vez,
“trabajar la soledad” que sufren muchos de ellos “sin estigmatizarlos”. Una fórmula en la que yendo directamente a sus hogares se atienda la necesidad concreta, la acuciante, y esa otra más solapada, subterránea y que se suele perder en la atención pública siempre sometida a la dictadura del reloj y a la disposición de unos profesionales entregados pero demasiados saturados por un sistema volcado en lo asistencial.
“Por eso necesitábamos un equipo que ofreciera, aparte del desarrollo de la profesión de cada uno de ellos, un plus, el plus social”, dice poniendo una etiqueta a un cajón donde caben la empatía, la escucha, la disposición a crear un vínculo y la vigilancia. La vigilancia atenta al entorno y a las circunstancias de estas personas.
“Nosotras se lo decimos a Ramona.
Ella es una privilegiada porque viene su cuñada a verla y también vecinos antiguos a visitarla, porque hay otras casas a las que vamos donde la persona no tiene a nadie”, explican las profesionales ante el gesto de asentimiento de la mujer “encantada” con un programa “que ayuda a muchas personas que están muy solas”, además de a ella misma: “Estas mujeres me han ayudado muchísimo a salir del pozo donde estaba metida”.
“Porque, fíjate, Lola, y Marina, la anterior psicóloga, todo lo que me han escuchado y ayudado, y Vicky que mira qué guapa me pone y si te digo Laura... Que tiene unas manos... Mira, vino los otros días a darme en la espalda y es que me dejó que yo iba como flotando...”, certifica todas las atenciones que recibe desde Cuidarse para ganar en salud. “¿Pero la tarea cómo la llevas?”, le insta, cariñosa, la psicóloga, a lo que Ramona responde luciendo su destreza con el dibujo (muestra las incontables mandalas perfectamente coloreadas) y dejando más rezagadas (pícara) un buen puñado de fichas de memoria. “Eso me cuesta más, Lola”, acaba reconociendo.
Ramona es una de las doce personas que trata Deudero dentro del programa, ya que ha preferido “tratar menos casos pero hacer más intervenciones (sesiones) con cada uno de ellos para verdaderamente poder ayudarles algo”, argumenta la psicóloga que, además, trata “a cuatro auxiliares de ayuda a domicilio”, porque “nos olvidamos que los cuidadores, también los profesionales, necesitan a veces ayuda ante realidades tan complejas”, y “algunos casos más complicados que se atienden en el servicio y que los técnicos me derivan”, narra.
Auxilares de ayuda a domicilio del servicio de Asuntos Sociales muy alabadas por el equipo de Cuidarse para ganar en salud. “Son las grandes heroínas de los servicios sociales”, decide Deudero, a lo que Amezaga suma que “es increíble la entrega y la atención”. “De hecho, cuando yo le estoy explicando a la persona que trato tal o cual ejercicio que tiene que hacer, la mayoría de los auxiliares dejan lo que están haciendo para ver cómo lo hago por si la persona necesita ayuda cuando yo no estoy o para recordárselo si se le olvida”.
Porque si hay algo que la fisioterapeuta ha aprendido con su participación en este programa “es la importancia del entorno para el paciente”. “Tener una red de apoyo o una red familiar, de la que muchas de estas personas están faltas”. “Si la tienen, yo no sólo educo al paciente, sino al familiar, que en la mayoría de casos quiere ayudar a la persona a la que cuida pero no tiene herramientas para hacerlo ni tiene a quién pedírsela, no cuenta con una información fiable de cómo proceder con seguridad y tranquilidad. Así que a muchos domicilios donde voy mi labor es esa, educar al familiar, o al auxiliar, que continúa haciendo el trabajo que yo hago ese día”, valora Laura Amezaga que ofrece uno de los servicios “más demandados” por los usuarios de este programa al que puede acceder cualquiera de las 679 personas que actualmente requieren de la Ayuda a Domicilio municipal.
“Y más cómo está ahora la atención médica que para que ten cita con el fisio te tienes que haber partido algo...” “Igual, me ocurre a mí, con la asistencia todavía telefónica de la atención primaria. Ellas aprovechan que te tienen allí en su casa para preguntarte por todo lo que
“Les ofreces lo que normalmente no tenemos los profesionales; tiempo”