El agente recibe la Medalla al Mérito de la Guardia Civil a título póstumo
La directora general de la Guardia Civil, María Gámez, acude personalmente a la capilla ardiente
Las lágrimas y la impotencia se convirtieron ayer en compañeras de viaje de muchos agentes de la Guardia Civil que conocían a Agustín Cárdenas y que en la capilla ardiente no podían contener la emoción.
Agustín Cárdenas, de 52 años, era vecino de Guadalcacín, donde había pasado la mayor parte de su vida hasta que hace unos cinco años “se compró un terrenito en Cuartillos y vivía allí”, comentaban algunos conocidos.
El agente, muy querido en el cuartel de la Comandancia de Jerez, tenía mujer y una hija, además de tres nietos.
También en Guadalcacín las reacciones por su fallecimiento fueron numerosas, empezando por el propio Ayuntamiento, que a través de un comunicado mostraba sus condolencias a la familia y su pesar por el fatídico desenlace.
La capilla ardiente quedó instalada en el Cabildo Viejo desde primera hora del mediodía, y hasta allí se trasladó la directora general de la Guardia Civil, María Gámez.
Gámez llegó acompañada del director adjunto operativo de la
Guardia Civil, Pablo Salas, y fueron recibidos por la alcaldesa, Mamen Sánchez, y parte del equipo de Gobierno.
En la más estricta intimidad, se vivieron momento especialmente duros, sobre todo para sus familiares más cercanos.
Agentes del Cuerpo Nacional de Policía, Policía Local y Guardia Civil permanecieron en los exteriores del Cabildo en señal de respeto y apoyo a la familia, “por una persona que era muy querida, porque al fin y al cabo, Policía somos todos”, apuntó el portavoz de la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz, Manuel González.
En principio, el funeral para dar el último adiós al agente fallecido, según han confirmado fuentes de la Guardia Civil, tendrá lugar en la Catedral a partir de las 13 horas de hoy.