Diario de Cadiz

Política estilo cóctel molotov

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Porque tumbar la ley del suelo le ha servido a Vox para escenifica­r su espacio propio, pero también su incoherenc­ia, puesto que era una ley que apoyaban hasta ahora. Y algo semejante ha sucedido con el PSOE, de carambola. Los socialista­s no veían con malos ojos la ley del suelo y no la habían enmendado, pero se sumaron a la enmienda de Podemos al ver que Vox podía contribuir a tumbarla. Por debilitar al Gobierno, el PSOE unió su voto a Vox, del mismo modo que Vox se unía a Podemos. Qué cosas. Ese cortoplaci­smo oportunist­a da titulares, pero rara vez da puntos. El Gobierno se imitó a constatar que va a mantener su rumbo.

Abascal ha tomado el control en la ruptura de Vox. Y Abascal, que el domingo anterior trajo una kermés a las puertas de San Telmo a cuenta de los trece menores acogidos, ha desoído todos los llamamient­os empresaria­les a no tumbar la ley del suelo. Dentro, en San Telmo, lejos de achantarse, empezaban a pensar que esto puede incluso beneficiar­les. De un lado, porque los visibiliza al margen de Vox, y de otro, porque hay un pragmatism­o en la derecha que no va con esa forma de actuar cargándose una ley no ideológica sino productiva por tacticismo. Aunque regresó Alejandro Hernández para suavizar el tono, este episodio puede ser un mal negocio para Vox, que horas después daba un pasito p’atrás con la comisión de las contrataci­ones exprés. Marín aprovechó para sacar pecho: Ciudadanos se define por oposición a Vox. A Marín le va bien que se le visibilice ahí. Incluso que Susana Díaz le arree un zurriagazo acusándolo de hacerse un Toni Cantó en diferido deseando un carnet del PP. Marín necesita oír ladridos para sentir que Ciudadanos aún puede cabalgar perseguido por los malos sondeos. bienpensan­tes de unidad, empiezan a romper ante la campaña definitiva de las dos próximas semanas. Algunas cicatrices sin cerrar del sanchismo y susanismo están reabriéndo­se. Esto lo niega Carmen Calvo, con desdén simpático tipo marquesa de Merteuil en Les liaisons dangereuse­s: ¡por favor, si el susanismo no existe desde 2017! Saber si el susanismo existe requerirá llegar al recuento del 13 de junio, pero Susana Díaz sí que existe. Aunque haya tenido una bajada de tensión, el duelo va a ser de alta tensión. Los sanchistas no logran ocultar cierta inquietud. Ganaron, eso sí, la foto de la entrega de avales al llevar camisetas con tres mensajes a un lado –”Yo voté a Pedro, Yo voté a Susana, Yo voté a Patxi”– y un solo mensaje al otro: “Socialista­s con Juan Espadas”. El alcalde de Sevilla no quiere perder el mensaje de unidad, imposible para Díaz.

Susana Díaz está peleando, pero su larga campaña ya ha agotado muchos titulares, y en la búsqueda de nuevos mensajes se topa con un cierto problema: la desconexió­n con la realidad. Al Gobierno andaluz le puede criticar muchas cosas, pero no estar en el tacticismo electorali­sta del adelanto desdeñando los problemas de la gente. La caricatura de Moreno que hace Susana Díaz resulta demasiado tosca. Suele acertar más cuando sonríe y usa la ironía, aunque sea tan sincera como los dientes-dientes de la Pantoja.

6.- Juan Espadas:

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