Swiatek y Barty, las dos últimas campeonas, parten de favoritas
Ganar el Roland Garros número 14 para sumar 21 Grand Slam, ésa es la ecuación que tratará de resolver Rafael Nadal sobre la tierra batida parisiense para agrandar un poco más la leyenda de acero simbolizada en la reciente estatua erigida emn la sede del torneo parisiense.
De conseguirlo el próximo 13 de junio, el tenista español convertiría en el primer hombre en sumar tantos grandes, superando al suizo Roger Federer. Una gesta de enormes dimensiones, labrada sobre todo en su tierra batida.
Por encima sólo tendría a tres mujeres. La alemana Steffi Graf sería su siguiente presa, ya que tiene 22, uno menos que la estadounidense Serena Williams y dos menos que la australiana Margaret Court.
Nadal, que cumplirá 35 años la próxima semana, afronta el nuevo reto con la moral fortalecida por sus recientes victorias en Barcelona y, sobre todo, frente al serbio Novak Djokovic, número 1 del mundo, en la final del Masters 1.000 de Roma, que pareció borrar algunas dudas.
De menos a más, como es su costumbre, el español aterriza en París con el claro papel de favorito como siempre, aunque tras la otoñal pasada edición, el retorno a la primavera parece convertirlo en el principal candidato, más que nunca.
Y eso pese a que el caprichoso sorteo ha situado en la misma vía de acceso a la final a Nadal,
En el año 2007, cuando entre los hombres Rafael Nadal levantaba su segundo título en Roland Garros, la belga Justine Henin se convertía en la última mujer que defendía con éxito su trofeo en París. Desde entonces, nadie ha logrado encadenar dos triunfos en el Grand Slam de tierra batida. Para la edición de 2021 las dos principales candidatas son las dos últimas ganadoras: la polaca Iga Swiatek, que demostró una fortaleza enorme el año pasado, y la australiana Ashleigh Barty, que en 2020 renunció a defender su título por la pandemia,
Djokovic y Federer, los tres nombres que han marcado el tenis en los últimos años, una circunstancia inédita. pero que ahora regresa con el cartel de número 1 del mundo. Hay otras favoritas y en el volátil circuito femenino los pronósticos son inciertos, como demuestra el hecho de que las últimas cinco ganadoras no han vuelto a imponerse en París. No hay dominadora clara entre las mujeres y por eso la nómina de candidatas se infla, desde la japonesa Naomi Osaka, dos del ranking, que aspira, al fin, a dar el salto sobre tierra batida, a la bielorrusa Aryna Sabalenka, tercera cabeza de serie, que viene de grandes actuaciones.
Pese a ello, en busca de su segunda serie de cinco triunfos consecutivos en París, otro hecho inédito en un mismo Grand Slam, el serbio aparece como su principal escollo.
Y, como bien apuntó hace unos días su entrenador, Goran Ivanisevic, afrontar antes de la final al rey de Roland Garros no puede más que ser una ventaja sicológica para su pupilo. Djokovic, que tiene un año y un Grand Slam menos que Nadal, no ceja en su batalla por derrotarlo en la plenitud de su forma en su terreno favorito. De hacerlo y levantar su segunda Copa de los Mosqueteros, tras la de 2016, el de Belgrado se convertiría en el primer tenista en la era Open en sumar al menos dos veces los cuatro Grand Slam.
París verá también el retorno de un Federer camino de los 40, que visto lo visto en los tres partidos que ha disputado esta temporada, con una victoria y dos derrotas, parece más simbólico que peligroso, aunque el genio del suizo siempre puede dar sorpresas.
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