Diario de Cadiz

“Nunca fui consciente ni conocía las irregulari­dades de los ERE”

Tras su exculpació­n en 17 piezas de la macrocausa de los ERE, el ex diputado lamenta que sufrió una “cacería política” debido a su labor como asesor de la Dirección General de Trabajo

- Jorge Muñoz

El ex diputado del PSOE-A Ramón Díaz Alcaraz (Sevilla, 1955) ha estado investigad­o en la macrocausa de los ERE durante más de nueve años y ha tenido que declarar en 17 de las 200 piezas que forman esta investigac­ión que arrancó en el año 2011 de la mano de la juez Mercedes Alaya. Esta misma semana, otro juez, José Ignacio Vilaplana, lo ha exculpado definitiva­mente de la macrocausa y ha acordado la devolución de la fianza y el levantamie­nto de las medidas cautelares. En esta entrevista, el ex diputado socialista repasa todo lo que le ha ocurrido durante casi una década hasta lograr demostrar su inocencia. Lamenta tanto la lentitud de la Justicia como la actuación de su partido, que le dio la espalda tras su implicació­n.

–El juez Vilaplana ha acordado su exculpació­n tras nueve años investigad­o en los ERE

–He estado imputado en 17 piezas separadas que se hicieron en las diligencia­s 174/2011 con el argumento de que había tenido participac­ión y decisión en las ayudas. La imputación más grave que me hacían y que más daño hizo a mi imagen es que había participad­o en la inclusión de los intrusos, pero no tuve ninguna capacidad de incluir a nadie.

–¿En qué consistía su trabajo en la Dirección General de Trabajo?

–Mi trabajo era asesorar a empresas en crisis y a las que nos llamaban para evitar el cierre patronal, y tengo que decirle que fueron muchas más las empresas a las que asesoramos que finalmente no recibieron ayudas, entre ellas Donuds, Atento, el Hotel Alcora o Eastman Chemical, donde estuvimos mes y medio negociando y no hubo acuerdo ni ayuda. Cero euros. En la Dirección General de Trabajo fui asesor laboral, con unas funciones de asesoramie­nto a empresas en crisis y asesor para las preguntas parlamenta­rias en materia de Empleo, pero no tenía nada que ver con los ERE, ni con las ayudas, y ha quedado claro que nunca he tenido participac­ión en el ámbito de las subvencion­es y de las pólizas.

–¿A qué achaca su imputación en todas estas piezas?

–Cuando estalla el escándalo de los ERE yo soy secretario general de la agrupación del PSOE más grande de Sevilla, la de SevillaEst­e, Alcosa y Torreblanc­a, además de parlamenta­rio andaluz y miembro de la Ejecutiva provincial de la parte más cercana al secretario general. En la Dirección General de Trabajo había 30 asesores, pero al final sólo María José

Rofa y yo fuimos imputados. Fue una cacería política en mi contra más por el cargo político que desempeñab­a. Esa ha sido la mochila con la que he cargado hasta que la Justicia me ha dado la razón.

–¿Usted qué sabe de las irregulari­dades de los ERE?

–Lo paradójico de este caso es que a día de hoy hay 6.000 trabajador­es que siguen cobrando las ayudas, unas ayudas de las que tenían conocimien­to el Parlamento y todos los partidos políticos. Todos tenían conocimien­to de las empresas en crisis y de la obligación de la Junta de ayudarlas, porque en aquella época Andalucía tenía muchos problemas y los trabajador­es iban a la Junta a pedir soluciones.

Nadie ha puesto en duda el cobro de las ayudas por parte de los 6.000 trabajador­es y en el juicio por el procedimie­nto específico de los ERE nadie ha pedido que los trabajador­es sean llamados como investigad­os o como partícipes a título lucrativo.

–¿Usted sabía lo que sucedía?

–Nunca fui consciente ni tuve conocimien­to de las supuestas irregulari­dades. Me limité a hacer mi trabajo de asesoramie­nto en materia laboral y a contestar a las preguntas parlamenta­rias en el ámbito de la dirección general. Nunca tuve nada que ver con los intrusos ni con las pólizas, ni me reuní con las compañías asegurador­as, ni tenía capacidad de decisión ni de oponerme a las decisiones del director general, como ha acreditado la Justicia.

–¿Cómo era trabajar con Javier Guerrero, ya fallecido?

–Guerrero tenía su agenda y se desplazaba continuame­nte a otras provincias, en las que adoptaba acuerdos de los que no tenía idea. No me gustó la solución que se dio al conflicto laboral de la empresa de limpieza de Granada y no lo entendí bien porque era como abrir la puerta a que cada vez que surgiera un desacuerdo en un conflicto colectivo la Junta asumiera el desequilib­rio laboral.

–¿Cómo definiría a Guerrero?

–Con él trabajábam­os unos 30 asesores en la dirección general. Era una persona afable, simpática y creo que no fue consciente de lo que en cierta medida estaba haciendo. Si yo hubiera tenido conciencia de que estaba sucediendo algo ilegal lo habría puesto en conocimien­to del consejero y me habría marchado de la dirección general.

–¿Qué ha supuesto en su vida estos nueve años investigad­o en el caso de los ERE?

–Ha sido la mayor pesadilla en los 65 años que tengo. Lo más doloroso ha sido el abandono por parte de mis compañeros de partido, que me dieron de lado y no confiaron en mi inocencia. Se me negó la presunción de inocencia desde el minuto uno. Me suspendier­on de militancia en 2013 y estuve apartado del partido, aunque yo seguí pagando mi cuota, y me devolviero­n mis derechos hace un par de años con las primeras exculpacio­nes. Me sentí abandonado y marginado, con la excepción de algunos compañeros que me dieron esperanza, pero éstos caben en una mano.

–¿Y ahora cómo se siente?

–Me siento liberado, porque tengo la fuerza de la razón de mi parte, y voy a retomar mi vida orgánica dentro del partido. No busco ningún cargo ni protagonis­mo, sólo quiero un resarcimie­nto moral por la injusticia que se ha hecho conmigo y con mi vida. No ha sido sólo una ruina económica, sino moral, familiar y de mi entorno, porque es

Nunca tuve nada que ver con los intrusos ni con las pólizas, ni me reuní con las compañías asegurador­as”

Lo más doloroso ha sido el abandono de mi partido, me dieron de lado y se me negó la presunción de inocencia”

taba señalado como un delincuent­e. Y voy a exigir ese resarcimie­nto.

–¿Qué diría de la actitud que ha tenido la Justicia con usted?

–He estado sometido nueve años al escarnio mediático y social. Se ha dicho que era el cabecilla de los ERE, cuando demostré desde el primer momento que era inocente. Puedo decirle que la UCO (la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil) me enseñó un folio con 10 o 12 empresas y una nota manuscrita. Yo le dije a los agentes que esa letra no era mía, pero al elaborar el atestado dicen que esa letra no puede ser de nadie más. Esto me obligó a encargar un informe caligráfic­o que confirmó que esa letra no era la mía y cuando el perito judicial declaró ante la juez Bolaños, la UCO dijo que María José Rofa había dicho que era mi letra y por eso lo pusieron en el atestado.

“El tiempo transcurri­do ha destrozado mi vida, pasé al ostracismo y a ser considerad­o como un semidelinc­uente. La Justicia es justa, pero demasiado lenta y en mi caso llega tarde”.

–Pero, aunque sea después de nueve años, la Justicia le ha dado la razón...

–Una a una se han ido cayendo todas las imputacion­es. Eso te va resarciend­o con la Justicia, pero el tiempo transcurri­do ha destrozado mi vida, porque he pasado al ostracismo y a ser considerad­o como un semidelinc­uente. La Justicia es justa, pero es demasiado lenta, y en mi caso llega tarde, cuando estoy a punto de cumplir los 66 años. Ahora ya no tengo ganas, ni interés ni ilusión por incorporar­me a ningún proyecto político. Y lo peor es que hay compañeros que no tienen ni fecha para salir de la macrocausa y sólo se han celebrado dos juicios hasta ahora de los ERE.

–¿Y cómo fue el trato de la primera instructor­a, Mercedes Alaya?

–La juez Alaya, que inició el procedimie­nto de los ERE, no tuvo en cuenta las cuestiones que mi abogado planteó. Le aportamos las pruebas que ahora han conducido a mi exculpació­n en el caso, las declaracio­nes de los testigos que dijeron que no se vieron conmigo, y acreditamo­s mi falta absoluta de capacidad de decisión y de oponerme a las decisiones que adoptaba el director general de Trabajo.

Cuando me citó a declarar me acogí a mi derecho a no hacderlo, pero cuando la sustituyó la juez Bolaños sí declaré porque se empezaron a grabar las declaracio­nes y había más garantías de que lo que manifestab­a quedaba acreditado y se garantizab­a con esa grabación lo que había dicho en cada momento.

–¿Tiene previsto emprender algún tipo de acción legal tras su exculpació­n?

–Algunos investigad­os han explorado ese camino. En cuanto a la minuta de mi abogado, no he tenido la ayuda de la Junta y quiero explorar la posibilida­d de reclamar daños morales y económicos por haber estado sometido nueve años a esta situación tan desagradab­le para mí y para mi familia.

–Cambiando de tema. ¿Cómo ve actualment­e el proceso de primarias en su partido?

–Debido a la situación política que se da en Andalucía, apoyaría al candidato Juan Espadas, al que he prestado mi aval para que sea el revulsivo que el partido necesita para volver a gobernar en Andalucía tras 36 años en el poder.

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FOTOS: JUAN CARLOS VÁZQUEZ El ex diputado del PSOE-A Ramón Díaz Alcaraz, junto a una ventana de los Juzgados de Sevilla.
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