Grietas en los muros y dificultad de acceso en Encarnación, 18
● El propietario derribó las escaleras originales y puso otras de madera provocando daños
Un vecino de la calle Encarnación denuncia el mal estado de la finca ubicada en el número 18, que presenta numerosas grietas en los muros. Además, la única opción para subir a la última planta es una escalera de madera empinada y con peldaños estrechos, de forma que resulta muy complicado el acceso a una persona enferma y con problemas de movilidad como él.
Este hombre, de 81 años, cuenta que las fincas de Encarnación 16 y 18 tenían una entrada común. Los problemas surgieron cuando el propietario decidió separar los dos edificios, eliminando la escalera que los conectaba. Tras su demolición, empezaron a aparecer grietas en los muros y tuvieron que ponerse puntales.
En lugar de las escaleras que había anteriormente, “que eran cómodas y tenían barandilla”, el propietario puso en el número 18 “otras escaleras de madera y muy empinadas, con unos peldaños en los que no cabe el pie entero”, explica este vecino. Y, efectivamente, pudimos comprobar que, especialmente para bajar de la última planta, hay que hacerlo de lado debido a la estrechez de los peldaños. En el caso de este hombre, para subir necesita ayuda y la bajada la tiene que hacer sentándose en los escalones y arrastrándose por ellos.
Las grietas pueden verse por los pasillos de las zonas comunes, tanto en los muros como en el suelo, y también por los tramos de escaleras, a las que, además, en algunas zonas, les falta el pasamanos y el propio vecino puso un tubo de antena para poder agarrarse.
Este gaditano asegura que vive con miedo de que se derrumbe la finca porque de vez en cuando nota temblores en la casa. Afirma que no puede seguir viviendo así: “Me está afectando a la salud. La situación es insostenible”, manifiesta.
Relata que él nació en ese piso y tras casarse, se quedó a vivir allí. Cuando el actual propietario adquirió la finca, intentó que él y su familia, que ocupan la última planta, abandonaran la vivienda. Sin embargo, ellos le ofrecieron comprarla para quedarse allí. El dueño no quiso vendérsela “y como no puede echarnos, porque nuestro contrato es antiguo, nos está haciendo la vida imposible para que nos vayamos”.
En varias ocasiones han avisado al Ayuntamiento y a los Bomberos para que inspeccionen la finca. De hecho, esta misma semana estuvieron técnicos municipales y, según fuentes del Ayuntamiento, comprobaron el mal estado en el que se encuentra el edificio, por lo que “se han iniciado ya los trámites pertinentes para reclamarle a la propiedad los requerimientos oportunos de obras de seguridad”.