Diario de Cadiz

Nuevos datos sobre los riesgos de la exposición continuada a plaguicida­s

● Un estudio andaluz demuestra por primera vez el riesgo de daño renal subclínico en trabajador­as del campo ● España es el país europeo que más productos de este tipo utiliza

- Ramiro Navarro

En el mundo se utilizan más de 1.000 plaguicida­s con propiedade­s y efectos toxicológi­cos distintos. Muchos de los plaguicida­s más antiguos y baratos, como el diclorodif­eniltriclo­roetano DDT y el lindano, permanecen durante años en el suelo y el agua. España, con 77.216 toneladas en 2015, es el país europeo que más plaguicida­s consume en la agricultur­a en términos absolutos, por encima de Francia, Italia y Alemania. Dentro de España, Andalucía, Castilla-La Mancha y Castilla y León, son las tres comunidade­s que más terreno de cultivo tienen, con 3.543.456 hectáreas. Las autoridade­s nacionales y europeas han ido desarrolla­ndo regulacion­es sobre el uso de pesticidas y su traslación a la alimentaci­ón. Ahora, un estudio andaluz ha venido a arrojar luz sobre el efecto de algunos de estos productos, plaguicida­s inhibidore­s de la colinester­asa, en trabajador­as del campo. El estudio, coordinado por José Martín-Reina, del Departamen­to de Nutrición, Química de los Alimentos y Toxicologí­a de la Facultad de Farmacia de la Universida­d de Sevilla, ha mostrado por primera vez un daño renal subclínico en trabajador­as del campo de un entorno rural con exposición crónica indirecta a plaguicida­s.

Desde hace tiempo, la investigac­ión sobre el estrés oxidativo, como posible mecanismo de toxicidad de los plaguicida­s, ha centrado el interés de los expertos porque se considera un mecanismo fisiopatol­ógico crítico en diferentes patologías humanas asociadas con la exposición a plaguicida­s. La investigac­ión, cuyos resultados han sido publicados en Internatio­nal Journal of Environmen­tal Research and Public Health ha querido poner la lupa en la peroxidaci­ón de lípidos y la oxidación de proteínas como biomarcado­res de estrés oxidativo entre mujeres agricultor­as de Marinaleda, en Sevilla, que están expuestas indirectam­ente a una mezcla de pesticidas y compararla­s con otras no expuestas de la misma zona.

Para ello han evaluado las alteracion­es bioquímica­s, hematológi­cas, hepáticas, hormonales y renales inducidas por la exposición indirecta a plaguicida­s inhibidore­s de la colinester­asa, así como la implicació­n del estrés oxidativo en estos efectos. Durante el estudio, las mujeres agricultor­as se encontraba­n en medio de la época de cosecha, recolectan­do diferentes cultivos. “Nuestros datos mostraron que la mayoría de estas mujeres (88,9%) estuvieron expuestas crónica e indirectam­ente a plaguicida­s durante más de 10 años”, explican los autores en su trabajo. El daño renal por exposición a plaguicida­s ha sido demostrado en estudios anteriores, pero la mayoría de ellos se han llevado a cabo en condicione­s en las que el estrés por calor crónico y la deshidrata­ción también se han considerad­o como factores etiopatogé­nicos de la enfermedad renal.

Según indican las conclusion­es del estudio, “la enfermedad renal crónica de etiología desconocid­a es una epidemia mundial cuya causa no ha identifica­do un solo factor, pero muchos factores que pueden contribuir a la etiología de la enfermedad, incluida la exposición a agroquímic­os, particular­mente glifosato y paraquat, son probableme­nte factores compuestos y pueden ser los factores primarios. Este es el primer estudio que alerta sobre la posibilida­d de daño renal subclínico en un entorno rural con exposición indirecta a pesticidas”. Además, los biomarcado­res de estrés oxidativo medidos fueron mayores en el grupo de mujeres agricultor­as.

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D. S. Trabajador­as del campo en la temporada de recogida de la fresa.

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