Diario de Cadiz

Sánchez mide su fortaleza en las inciertas primarias andaluzas

● Una victoria de Susana Díaz sería un varapalo para el liderazgo del presidente ● Sevilla puede ser la clave de unas elecciones donde no hay una clara ventaja

- JUAN M. MARQUÉS PERALES

LAS elecciones primarias “no son el paseo militar que se esperaba”. “Están apretadas”. O la más manida de todas las sentencias electorale­s: “Hay partido”. Tal como refieren varias personas, la disputa por el cartel electoral del PSOE para las próximas elecciones andaluzas es de las más inciertas de las que se recuerdan. Es posible que en ello cuenta un consejo de la experienci­a, y es que las primarias socialista­s no se someten a bases previas, los afiliados votan, por lo general, en libertad, como demuestra el hecho de que Susana Díaz obtuvo menos votos que avales en las primarias que se jugó con Pedro Sánchez.

A medida que la diferencia entre Juan Espadas y Susana Díaz sea más estrecha el próximo domingo 13, más posibilida­des hay que el tercero en la liza, Luis Ángel Hierro, consiga apoyos para forzar una segunda vuelta que se celebraría el 20 de junio.

La igualdad puede desnivelar­la Sevilla, la provincia con más militantes

Si Susana Díaz ya contaba con un 30% de afiliados andaluces que no le votaron en las anteriores primarias, Juan Espadas podría sumar hasta un 60% entre los anteriores sanchistas y los militantes que, como él, apuestan por un cambio en la dirección andaluza aunque hubiesen estado junto a la entonces presidenta. Provincias como Jaén, Huelva y Cádiz votarán de modo masivo por la renovación, por lo que cabía pensar en una victoria fácil del alcalde de Sevilla, pero no será así. En Granada se ha ido acrecentan­do la división de una provincia que parecía que acudiría unida en favor del cambio. Córdoba y Almería están con Díaz, pero Málaga puede situarse en un empate virtual, con lo que Sevilla, que es la que más militantes tiene, decidirá el peso final de la balanza.

Susana Díaz ha impreso un tono muy personal a su campaña. La campaña de las primeras que celebró el PSOE, las de Josep Borrell contra Joaquín Almunia, fue informativ­a, se llenaban salones de actos de las universida­des, de las cajas de ahorro o de las casas del pueblo a los que iban los militantes a escuchar cada propuesta. Pero las campañas actuales son pura emocionali­dad, son mítines de parte, con casi los mismos formatos que las de unas generales, donde cada candidato va a enaltecer las almas de los suyos. Y eso, Susana Díaz sabe hacerlo.

En el equipo de Juan Espadas, contaba con ello. Sabían que la secretaria general del PSOE iba a hacer una campaña similar a la de Pedro Sánchez, la de una líder en contra del aparato, enfrentada a Ferraz. Nadie como Susana Díaz interpreta tan bien el papel de mater dolorosa, aunque ella sea dueña y señora de San Vicente. Pero lo que no se esperaban es que atacase al partido por machista, por no dejarla repetir otras elecciones por ser mujer. Es un golpe bajo que ha irritado al equipo de Espadas, un tanto nervioso desde que comenzó la campaña.

Juan Espadas está en las antípodas emocionale­s de Susana Díaz. Apenas ha entrado a responder las acusacione­s de pelotas, palmeros y trepas que Díaz le ha hecho, aunque su equipo sí responde a la ex presidenta.

Ella se ha quejado a Ana Rosa Quintana, en Tele-5, que lleva meses recibiendo “ataques feroces”. Puede que sea cierto, pero no provienen de dirigentes ni militantes de su partido. No de Espadas, que ha pedido “un voto masivo el 13 de junio para dar es un mensaje claro a Moreno Bonilla y a la extrema derecha”.

Uno de los problemas del día después de estas elecciones sin las ganase Juan Espadas es la convivenci­a del candidato a la Presidenci­a de la Junta con la secretaria general del PSOE-A, que seguiría siendo Susana Díaz. Al menos, hasta el congreso regional del partido, que se debe celebrar sobre diciembre. Ello incluye la relación entre Espadas y el grupo parlamenta­rio en la Cámara andaluza, donde hay una mayoría susanista. Los socialista­s se enfrentarí­an a varios meses de bicefalia, aunque la posibilida­d de que Ferraz crease una gestora en Andalucía es muy real, según algunas fuentes consultada­s.

Una victoria de Susana Díaz, por el contrario, añadiría inestabili­dad al liderazgo de Pedro Sánchez. El plan del secretario general pasa por un congreso de unidad en Valencia este mes de octubre, donde se renovaría la dirección a la vez que hay un Gobierno distinto con mayor peso político. Díaz fue invitada por varios sanchistas andaluces a esta operación, toda vez que no querían prescindir de ella, pero la ex presidenta de la Junta nunca aceptó eso si pasaba por dejar de ser candidata.

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ARCHIVO Susana Díaz, en una comparecen­cia pública.
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