El artículo 98
● Lo que está ocurriendo en El Huerto supone un total desamparado de los cofrades y una aplicación al antojo de las normas diocesanas ● El Cristo de la Humildad va a ser restaurado
L Anorma diocesana que regula la vida de las hermandades cuenta con 97 artículos y cinco disposiciones finales. Un centenar de directrices que fueron dictadas en el año 2003 por el obispo Ceballos y que recientemente (en 2019) revisó y completó el obispo Zornoza. Pero a ambos se les pasó reflejar por escrito el artículo 98 de esa norma, que en la práctica se ha convertido en la regla fundamental que prevalece sobre todas las demás: “Todas estas normas serán de obligado cumplimiento hasta que al cura de turno se le antoje cambiarlas”.
Solo con esta explicación se puede intentar comprender lo que está ocurriendo en el seno de la hermandad del Huerto. El proceso electoral tiene tal nivel de despropósitos que asusta. Lo que le ha ocurrido a Ignacio Robles con su candidatura evidencia ya no una laguna, sino todo un socavón de la norma: y es que para presentar una candidatura obligan a los cofrades a contar con la aprobación del director espiritual de turno; y si éste no la da, candidatura rechazada, sin que ni siquiera tenga que justificar o argumentar por qué se niega a dar su consentimiento a esa lista. Toma ya. La indefensión absoluta para quedar a merced del clero, que no siempre actúa conforme a lo que debiera ser su papel en el seno de una comunidad.
Pero lo más grave es que se salten la norma diocesana recién aprobada en un abrir y cerrar de ojos. Y peor aún que determinadas personas se afanen en justificar lo que es injustificable. Dice el artículo 45.6 de la norma diocesana que uno de los requisitos para poder ser miembro de una junta de gobierno, para poder formar parte de una candidatura, es “no haber presentado dimisión o renuncia de la junta de gobierno, de esa u otra hermandad, dentro de los cinco años previos a la fecha de celebración del cabildo”.
Sin más. No hay matices, ni interpretaciones posibles, ni caballos voladores. Pero a las primeras de cambio, el órgano que en teoría debería velar por los derechos del cofrade, por la integridad de los responsables de una hermandad, parece que se van a plegar a los caprichos del cura de turno. Gravísimo.
Cuidado con la gestión que se está haciendo en el cabildo del Huerto (muy comentada en los últimos días, para mal, por cofrades y sacerdotes), porque las decisiones que se van a tomar en Hospital de Mujeres suponen un desamparo absoluto de los cofrades, una indefensión vergonzante y un precedente que asusta. Para qué tanta norma, tanto artículo y tanta literatura si luego todo se va a resumir en el artículo 98: “En las cofradías se hará la santa voluntad del cura de turno”.