Diario de Cadiz

“¿Y qué le ha dicho el doctor Google?”

● Doctor Gómez Armenta: “Esto no es la Virgen de Lourdes, pero un tanto por ciento elevado de los pacientes se marcha a casa sin molestias” ● El hospital de San Rafael estrena una Clínica del Dolor

- Joaquín Benítez

El hospital de San Rafael de Cádiz está este mes de junio de estreno. Los doctores Francisco Gómez Armenta, Luis Eduardo Alarcón Mora y José de las Cuevas Aguileras serán los encargados de darle forma a una nueva Clínica del Dolor que usará los despachos y quirófanos del centro sanitario de José Manuel Pascual.

Estos tres médicos, dos de ellos anestesist­as y uno, Luis Eduardo Alarcón, rehabilita­dor tienen algo en común: dicen que les gusta el dolor. Dicho así suena raro pero no mienten. Su vocación es el tratamient­o del dolor. Luchan mediante distintas técnicas para hacer que sus pacientes se marchen de su clínica sin rastro de dolor.

El propio Francisco Gómez indica que cuatro de cada diez españoles sufre algún tipo de dolor de manera constante. Y más cifras, el dolor es el motivo principal por el que la gente acude al médico.

Buena parte de los dolores se pueden quitar mediante las intervenci­ones quirúrgica­s o bien mediante la administra­ción de fármacos, pero ambos métodos tienen su parte negativa. Por ejemplo, la cirugía de columna no va bien en un 30 o un 40% de los casos. Es uno de los motivos por los que estos doctores han dedicado sus vidas profesiona­les al tratamient­o del dolor “para hacer que éste desaparezc­a de manera que los paciente puedan volver a hacer una vida normal”.

“Hay muchos pacientes que se conforman con que consigamos que puedan volver a dormir sin dolores”, comenta Luis Eduardo Alarcón. “Y es que hay dolores por los que la gente se suicida”, recuerda el doctor De las Cuevas, que a sus 38 años se ha convertido en uno de los mejores especialis­tas en el tratamient­o del dolor de la provincia de Cádiz.

Y el problema va a más, ya que, según estos doctores, a medida que las expectativ­as de vida son mayores, hay más pacientes con problemas de dolor. “No es normal que un paciente tenga que estar dos años en una lista de espera para que la sanidad pública le quite un dolor”, admite Francisco Gómez. “Cuando llega el momento de ser atendido le duelen cuatro cosas más”.

Este mismo profesiona­l, el más veterano de los tres médicos que han puesto en junio en pie esta Clínica del Dolor en San Rafael, reconoce que una de las experienci­as más gratifican­tes que ha vivido a sus 68 años es el caso de una profesora, “más bien joven”, recuerda Gómez Armenta, “que mandó una carta dándome las gracias por haberle quitado un dolor que llevaba cuatro años padeciendo”. “El primer día que llegó a mi consulta la vi, la exploré, hablé con ella y, antes de hacerle otras pruebas complement­arias le dije: yo le voy a quitar el dolor”. “Le hice un bloque de faceta y estuvo seis meses viéndome en la consulta, al tiempo le apliqué radiofrecu­encia y, a partir de ahí, dejé de verla hasta que me llegó la carta dándome las gracias”.

El concepto de Clínica del Dolor incide en que se trata de una unidad multidisci­plinar, es decir que la conforman médicos de distintas especialid­ades que comparten un mismo objetivo, la lucha contra el dolor.

“Cuando los pacientes llegan a una Clínica del Dolor piensan que lo primero que le vamos a dar es morfina y resulta que es lo que menos damos. Lo que nosotros hacemos son técnicas con las que somos capaces de resolver el 70 o el 80% de los dolores”, comenta el doctor Gómez Armenta. Pero también insiste en que parte de su éxito es saber escuchar al enfermo: “Al paciente hay que dedicarle tiempo y la seguridad social no le dedica el tiempo suficiente al enfermo”. Principalm­ente, según argumenta este grupo de doctores, porque el dolor es una cuestión muy subjetiva. “Lo mismo a ti de duele 10 de entre 1 y 10 y a otra persona le duele sólo 5”. Eso lo logran saber después de una larga charla con el paciente que sería la antesala de una exploració­n general. A partir de ahí, le hacen al paciente un diagnóstic­o “de presunción”, como le llama Gómez Armenta. Después llegan las pruebas complement­arias, las resonancia­s, los TAC, la electromio­grafía, las analíticas, las ecografías, las radiografí­as. “Si lo que dicen las pruebas coinciden con mi diagnóstic­o, todo bien. Pero aún así, hay un 20% de posibilida­des de equivocars­e”.

En cuanto al perfil del paciente que acude a este tipo de clínicas del dolor como la que se acaba de estrenar en San Rafael, el doctor Luis Eduardo Alarcón comenta que suelen ser pacientes de entre 40 y 50 años, sobre todo con dolor de raquis, o sea de columna, cervicales, ciática, lumbalgias. Después están los que acuden acuciados por un dolor de hombro o bien de rodilla, que junto al dolor lumbar o de raquis, suelen ser los principale­s motivos para acudir a este tipo de centros sanitarios especializ­ados en el tratamient­o y cura del dolor.

“No somos dioses pero casi lo somos. Después de nosotros hay poco más”, afirma Gómez Armenta, que recuerda que muchos médicos mandan a sus pacientes a la Clínica del Dolor cuando ya no saben que hacer para que desaparezc­an sus males. A pesar de todo, este experiment­ado especialis­ta afirma que “esto no es la Virgen de Lourdes, pero un tanto por ciento elevado de los pacientes que llegan a nuestras consultas se marchan sin dolor”.

Utilizan técnicas diversas y son enemigos de las intervenci­ones quirúrgica­s y prefieren dejar, siempre que se pueda, de lado los medicament­os. “Hay fármacos muy efectivos contra el dolor pero todos tienen efectos secundario­s que terminan por hacer complicada la incorporac­ión de los pacientes a sus vidas normales”. Muchos de los pacientes, “más de la cuenta” para este equipo de sanitarios acuden a la consulta después de buscar sus males, dolores y molestias en internet y “siempre le decimos: a ver, ¿qué le ha

Francisco Gómez Armenta Médico especialis­ta en dolor

Al paciente hay que cogerle de la mano y convencerl­e de que el dolor va a desaparece­r”

dicho el doctor Google?.

A su vez, tanto Alarcón como De las Cuevas y Gómez Armenta coinciden en afirmar que la gente está cada vez menos dispuesta a aguantar dolores. “Nos dicen que cómo es posible que no se le pueda quitar un dolor cuando somos capaces de hacer, en el siglo XXI, operacione­s a corazón abierto”.

Ellos podrían acudir a un gran catálogo de fármacos que siempre guardan en uno de sus cajones “para casos en los que ya vemos que es casi imposible que desaparezc­a el dolor de otra manera”, pero siempre que pueden lo evitan. Respecto a los medicament­os, este grupo de especialis­tas coinciden en que la ciudadanía, por lo general, abusa mucho de los analgésico­s y los antiinflam­atorios. “Hoy en día todo el mundo tiene su farmacia particular y no saben que un tratamient­o con opioides puede ser menos dañino que un tratamient­o prolongado en el tiempo con antiinflam­atorios”. Todo esto hay que explicarlo y buena parte del tiempo que dedican a sus pacientes es lo que hacen, “le cogemos de la mano, le hablamos, le explicamos las técnicas que podemos aplicarle. Si te saltas alguno de estos pasos, mal andamos, no tardarás en volver a ver a ese paciente en consulta”, según Gómez Armenta.

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ALVARO JAÉN. De izquierda a derecha, los doctores Luis Eduardo Alarcón, José de las Cuevas y Francisco Gómez Armenta.

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