Asenjo se despide de Sevilla
● El administrador apostólico de la Diócesis hispalense dice adiós en una misa de acción de gracias ● Religiosos, políticos, militares y cientos fieles estuvieron presentes en la Catedral
En el Altar del Jubileo se jubiló monseñor Juan José Asenjo. Una misa de acción de gracias en la Catedral, su segunda casa en estos 12 de años de arzobispado, sirvió de despedida. De adiós multitudinario, pues el aforo permitido fue insuficiente para los sacerdotes, monjas, políticos, militares, académicos o sevillanos anónimos que quisieron acompañarlo en su último día al frente de la Archidiócesis de Sevilla, que tendrá nuevo arzobispo el próximo sábado. Monseñor José Ángel Saiz Meneses tiene el listón alto en varios aspectos. Según lo visto en el templo catedralicio, está muy arriba en cariño.
Un afecto que comenzó el 17 de enero de 2009, día en que aterrizó oficialmente en la iglesia de Sevilla, que ha presidido y guiado durante más de una década tras tomar el testigo de fray Carlos Amigo Vallejo, uno de los concelebrantes de una eucaristía que abrió Teodoro León, deán de la Catedral. Fueron palabras de agradecimiento y elogios a la labor pastoral ejercida por monseñor Asenjo. El protagonismo de la misa fue compartido entre el agradecido teólogo de Sigüenza, sus más allegados colaboradores como León y la coral polifónica, dirigida por el maestro de capilla Herminio González, y acompañada al órgano por el canónigo Carlos Navascués. Es decir, la formación de gala en el coro de la Catedral.
A ellos se unían en el Altar del Jubileo, presidido por la Virgen de los Reyes, varios altos cargos eclesiásticos aparte de Amigo. El arzobispo de Burgos, Mario Iceta; el de Granada, Francisco Javier Martínez; el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, y el de Cádiz, Rafael Zorzona. Sus mitras daban un lustre especial a la misa, que también contaba una intérprete de lenguaje de signos junto al ambón. Este y otros muchos detalles hicieron especial lo vivido en el mediodía del sábado 5 de junio de 2021. Su punto álgido fue la homilía, dividida en ocho partes y titulada El Señor sostiene mi vida.
A partir de ahí, la sensación de pérdida invadió la Catedral. El último credo, las últimas peticiones, leídas por Francisco Vélez o Joaquín Moeckel, o la última comunión de monseñor Asenjo como cabeza visible del arzobispado de la mariana capital de Andalucía. Momentos especiales de una misa de hora y media que fue un sentido epílogo del trabajo realizado en sus más de 4.500 días al frente de la cristiandad provincial. Una labor que cristalizó en una larga cola de personas queriendo agradecer a monseñor Asenjo. Una hilera llena de cariño formada por las Hermanas de la Cruz, el alcalde, un general y muchos sevillanos de a pie, que han ido convirtiendo al religioso segoviano en uno más de la ciudad de la que ya forma parte de su historia. En seis días su puesto lo ocupará otro, pero a buen seguro que no hará olvidar lo vivido en estos 12 años que parecen haber transcurrido en una sola mañana.