La Casería extiende su protesta
● Los afectados se concentran ante la sede de Costas, en Cádiz, contra los derribos previstos
Las protestas por las demoliciones previstas en la playa de La Casería llegaron ayer hasta las mismas puertas de las oficinas de la Demarcación de Costas en Andalucía-Atlántico, donde vecinos y afectados dieron rienda suelta a su descontento y airearon su rechazo a los planes que implican el derribo y la desaparición de casetas y negocios de hostelería que ocupan la zona de dominio público marítimo terrestre para dar paso al proyecto de regeneración de la zona y habilitar un paseo.
Algo más de medio centenar de personas se concentró en Cádiz para entonar el “No nos moverán”, exigir la legalización de las casetas y negocios y una solución de consenso en lugar de un derribo que ya parece irreversible desde que Costas confimara hace unas semanas que no está dispuesta a apoyar la declaración de interés público con la que se pretende salvar la zona in extremis y cuya tramitación acaba de iniciar por otro lado la Delegación Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía a petición del Ayuntamiento isleño.
La protesta, de hecho, tenía por objeto exhibir un contundente rechazo a los planes de Costas en la playa de La Casería –confirmados hace un par de semanas– para intentar forzar una marcha atrás, una de las pocas bazas que le quedan a los afectados para evitar las demoliciones.
La concentración consiguió f letar una autobús desde San Fernando hasta la capital gaditana para congregar a afectados y simpatizantes a las puertas de las oficinas de la Demarcación de Costas, donde megáfono en mano recordaron que, ante todo, “La Casería no se toca” y lamentaron que el jefe de la Dermacación, Patricio Poullet, “no dé la cara” y no se quisiera reunir con ellos para abordar el problema.
La protesta culminó con la lectura de un manifiesto en el que se insistía en reclamar que se paren las demoliciones previstas en la zona y en el que se subrayaba que la medida no solo implica el derribo de un pintoresco conjunto sino también la desaparición de unos 50 puestos de trabajo, entre los pescadores que todavía faenan en este rincón de la Bahía y el personal que emplean los dos negocios de hostelería que se van a ver afectados por los derribos: Cantina de El Titi-El Bartolo y el Merendero La Corchuela.
“Costas sigue con sus planes de querer derribarlo todo”, constató Jose María Domínguez, portavoz de los afectados, que dejó claro que “se pondrán delante de las máquinas” para evitar las demoliciones. “No se puede permitir, es una seña de identidad de un barrio, La Casería, y de San Fernando”, afirmó.
La protesta contó también con un amplio respaldo político, incluido el concejal socialista Antonio Rojas, que secundó la concentración a las puertas de Costas, administración gobernada igualmente por el PSOE.
José Loaiza y María José de Alba, por parte del PP; Fran Romero y Lolo Picardo, por parte del AxSí; y Ana Rojas, por parte de Podemos, fueron algunos de los respresentantes municipales que acompañaron a los afectados en esta concentración a las puertas de la Demarcación de Costas. También estuvo presente el diputado andaluz José Ignacio García, de Adelante Andalucía.
La Federación de Asociaciones de Vecinos Isla de León y la plataforma Nos importa La Isla, gestada en las redes sociales, secundaron esta nueva acción llevada a cabo con la intención de frenar los derribos.
Al concluir la protesta, los afectados atiborraron de panfletos a favor de la permanencia de las casetas de La Casería la sede de Costas echándolos por debajo de las puertas de las oficinas.
La protesta de ayer no hace sino aumentar la tensión de un conflicto que comenzó en el pasado mes de noviembre cuando Costas empezó a remitir notificaciones al iniciar la tramitación de unos 60 expedientes de recuperación posesoria con la idea –firme desde entonces– de despejar la zona de dominio público marítimo terrestre de la playa de La Casería de ocupaciones ilegales, lo que incluye las características casetas de colores de los pescadores y dos populares negocios de hostelería: El Bartolo y La Corchuela.
Reclaman que se paralicen los derribos y alertan de la pérdida de puestos de trabajo