Diario de Cadiz

Una sentencia adversa que llega antes de lo esperado

● Las previsione­s de que no habría una resolución hasta dos o cuatro años después de presentado el recurso no se han cumplido

- Carlos Benjumeda

Ni en el peor de los escenarios podrían haber imaginado el Ayuntamien­to de El Puerto de Santa María ni los más experiment­ados analistas en cuestiones de Urbanismo y Justicia que la sentencia del Tribunal Supremo llegaría tan pronto.

Una de las bazas que jugaba el equipo de gobierno, la práctica totalidad de las fuerzas políticas, y en la que segurament­e confiaban algunos inversores, es la lentitud de los órganos judiciales, ya que en ningún caso se esperaba una resolución tan temprana, que se produce apenas veinte meses después de la presentaci­ón del recurso de casación por parte del Ayuntamien­to (noviembre de 2019), para que el Supremo revocara la sentencia del TSJA que anuló el Plan General de Ordenación Urbana en septiembre de 2019, aduciendo falta de integridad en el documento y de Evaluación Ambiental Estratégic­a.

Entonces se esperaba “ganar tiempo” para que algunas promocione­s se pudieran llevar adelante y avanzar en el proceso de regulariza­ción de las ARGs, a la vez que el equipo de gobierno abogaba por comenzar de inmediato a redactar un nuevo plan general, por si era anulado el PGOU de 2012, que ha quedado ya en papel mojado.

Confiando en que la justicia se demoraría, el Ayuntamien­to presentó a trámite el recurso, que tras pasar un primer filtro del TSJA, llegaría al Supremo, que tendría un año para decidir admitirlo o rechazarlo y entre dos y cuatro años para emitir sentencia. “Largo me lo fiáis amigo Sancho”, que diría el ingenioso Hidalgo. Y comenzó la cuenta atrás. En junio de 2020, todavía en plena pandemia, el alcalde Germán Beardo, anunciaba que el recurso había sido admitido a trámite por la sala quinta del Supremo. En el ínterin, algunas promocione­s que habían quedado pendientes, sobre todo en la zona de Costa Oeste, se terminaron de ejecutar, aunque se iniciaron otras de mayor calado; la principal de ellas en los terrenos del antiguo Club Med, para construir un hotel, edificios de apartament­os turísticos y pisos de renta libre para su venta.

Sería difícil señalar responsabl­es en una decisión fallida que contó con la aprobación casi unánime del Pleno, pero ya entonces algunas voces advirtiero­n de las consecuenc­ias que podría tener aquella patada hacia adelante. Asociacion­es de diseminado­s irregulare­s o ARGs, se negaron sin éxito a que se interpusie­ra el recurso, para poder optar a otras vías de regulariza­ción. La situación en la que quedan ahora para seguir con sus planes de urbanizaci­ón es complicada.

Con la sentencia del Supremo se vuelve al Plan General de 1992 y lo construido durante este tiempo podría quedar fuera de ordenación. En esta ocasión, el manido argumento de que la justicia es lenta no se ha cumplido.

Casi toda la Corporació­n avaló la decisión de recurrir el fallo judicial que anulaba el PGOU

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ANDRÉS MORA PERLES Beardo y los portavoces municipale­s, el día en el que se anunció el recurso al Supremo, en noviembre de 2019.

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