Diario de Cadiz

El asesino narra a la juez cómo mató a la joven Rocío Caíz en Estepa

● La compra de una motosierra en internet levantó las sospechas sobre el autor confeso del asesinato ● La Guardia Civil sigue buscando el arma homicida ● La juez ha decretado el secreto de sumario

- Diego J. Geniz

Eran las seis de la tarde de ayer cuando un furgón blindado de la Guardia Civil salía del número 6 de la calle Las Erillas Blancas, en Estepa. En su interior era trasladado Adrián N., el joven de 23 años que el pasado jueves confesó que había matado y descuartiz­ado a Rocío Caíz, de 17 años, su ex pareja y madre de su hijo de cuatro meses. Acababa, así, la reconstruc­ción del primer crimen machista de este año en Sevilla y el registro llevado a cabo en la vivienda que ambos habían compartido hasta hace poco más de un mes. Una reconstruc­ción que duró cinco horas y que comenzó a la una de la tarde.

Adrián N. fue recibido con gritos de “¡asesino!” cuando regresó al escenario del crimen

El piso donde residía la pareja es propiedad del marido de la madre del presunto asesino

A la llegada del autor confeso del asesinato de Rocío, natural de Martín de la Jara, se vivieron momentos de mucha tensión. Tras el cordón de seguridad colocado por la Guardia Civil se agolpaban unas 30 personas (la mayoría jóvenes) que recibieron a Adrián N., al que no se le pudo ver el rostro, con gritos de “¡asesino, asesino!”. Bendra Ríos, amiga de la víctima, se saltó el cordón de seguridad y corrió hacia el furgón que trasladaba al presunto autor del crimen. Tuvo que ser contenida por los agentes que custodiaba­n la zona desde las seis de la mañana. Ríos se ha convertido estos días en la portavoz de la familia de Rocío, que ayer permaneció sin salir del domicilio que poseen en Martín de la Jara (a unos 40 kilómetros de Estepa), donde a las 20:00 se celebró una manifestac­ión de repulsa por este nuevo asesinato machista.

La Guardia Civil centró la sospechas sobre el ex novio de Rocío Caíz al comprobar que el móvil de la menor no registraba movimiento­s fuera de Estepa y de que días antes del crimen (que se produjo la noche del 2 al 3 de junio) Adrián N. había comprado una motosierra en internet, aunque aún no se ha confirmado si la usó para descuartiz­ar el cuerpo de la joven. Tampoco se ha hallado el arma homicida con el que confesó haberle producido la muerte a la madre su hija, un cuchillo que lanzó la misma noche en que Rocío desapareci­ó en un contenedor situado a pocos metros de la vivienda donde ayer se reconstruy­ó el crimen y que, según esta versión, habrían recogido los servicios de limpieza.

Mientras tanto, la titular del Juzgado de Instrucció­n de Estepa, que investiga el caso, ha decretado el secreto de sumario. La magistrada estuvo presente en la reconstruc­ción del crimen que se llevó a cabo en la vivienda. Aunque todo hace pensar que fue aquí donde se cometió el asesinato, este extremo todavía no ha sido confirmado oficialmen­te. Al piso accedió también, a las cuatro de la tarde, un médico forense. Además, varios agentes entraron con el material que suele emplearse para levantar las arquetas. Algunos de los guardias civiles inspeccion­aron la azotea del bloque de pisos, contiguo a una fábrica de mantecados, principal industria de esta localidad de la Sierra Sur.

Algunos vecinos allí presentes afirmaban que el domicilio donde se llevaba a cabo el registro y la reconstruc­ción era propiedad del marido de la madre de Adrián N., un estepeño dueño de un importante negocio de palés, cuya residencia se encuentra a las afueras de la localidad, en la carretera de Herrera, que desde el jueves por la

El autor confeso del crimen llegó a Estepa con 10 años y procedía de Rumanía

noche permanece custodiada por la Guardia Civil.

El asesino confeso llegó a Estepa junto a su hermana mayor con 10 años. Venía de Rumanía, de donde es original su familia. Su madre se había trasladado años antes a esta localidad después de conocer a su actual pareja, con el que tiene un hijo. Según los vecinos, Adrián N. no trabajaba. Aseguran que acudía con frecuencia a los salones de juego del municipio. “Lo hacía con bastante dinero”, señala una estepeña cuyo hijo mantenía cierta relación con el presunto autor del crimen machista. Incluso afirman que el sábado por la noche, cuando ya los padres de Rocío habían denunciado su desaparici­ón, lo vieron “de marcha” en una discoteca.

Antes del jueves la familia de Adrián N. había defendido con insistenci­a la inocencia del joven, quien 48 horas antes de confesar el crimen aseguraba que no le había hecho nada a la que fue su pareja durante seis años (ella tenía 11 años cuando comenzó la relación y él, 17). “Rocío, vuelve y da la cara”, decía mirando directamen­te a la cámara de televisión. “No soy un maltratado­r ni un abusador. Yo a Rocío la he querido”, manifestab­a en una entrevista a Antena 3 en la que llegó a bajarse la mascarilla anti Covid porque afirmaba no tener nada que esconder.

Vecinos del bloque donde vivió la pareja mostraban ayer su asombro por lo ocurrido. Aseguraron no haber visto nada estos años que le hiciera sospechar sobre un caso de maltrato. Ninguno tampoco escuchó nada extraño la noche del 2 al 3 de junio en la que presuntame­nte se cometió el crimen de Rocío, que el próximo día 20 habría cumplido la mayoría de edad, como recordó Brenda Ríos. Se espera que su presunto asesino pase este sábado a disposició­n jucidial.

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La llegada del furgón de la Guardia Civil que traslada al autor confeso del crimen.
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REPORTAJE GRÁFICO: JUAN CARLOS MUÑOZ

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