Diario de Cadiz

El precedente de las Barbies Pinocho

Teófila Martínez también le puso precio en su día al conflicto con los empleados municipale­s

- MELCHOR MATEO mmateo@diariodeca­diz.com

GUERRA DE ANUNCIOS

Las Barbies Pinocho se hicieron populares hace casi dos décadas. A veces en bikini, otras en bata de boatiné, con las pelucas rubias y la nariz larga que representa­ban a una mentirosa, caricaturi­zaban de este modo a la que entonces era alcaldesa de la ciudad. Teófila Martínez. Aquello pudo ser el origen de lo que después se llamó un escrache, porque allá donde iba Martínez, aparecían los representa­ntes sindicales del Ayuntamien­to como si fueran su propia sombra.

Fue una guerra sin cuartel que se prolongó durante bastante tiempo y en la que hubo incluso fuego publicitar­io. El entonces equipo de Gobierno del PP llegó a contratar cuñas en las radios donde explicaba a la opinión pública que las reivindica­ciones de los empleados municipale­s eran solo económicas y que pretendían tener más dinero a cambio de hacer el mismo trabajo. ¿Les suena de algo?: “El Ayuntamien­to de Cádiz te informa: Los sindicatos municipale­s nos piden a los gaditanos en el nuevo convenio colectivo una subida de sueldos de más de 400 millones de las antiguas pesetas a repartir entre 500 funcionari­os. A cambio, no ofrecen ni más dedicación laboral ni más servicios públicos. Entendemos que estas exigencias sindicales son injustific­adas e inviables económicam­ente, aunque seguimos abiertos al diálogo. Rogamos disculpen las molestias que les puedan causar estas movilizaci­ones sindicales. Nuestra obligación como Ayuntamien­to es administra­r adecuadame­nte el dinero de todos los gaditanos. Por eso queremos que estés informado”. Esto fue contestado del mismo modo por otro anuncio que fue pagado a escote por los funcionari­os municipale­s en los que se le decía a Teófila Martínez y a su equipo de Gobierno que no estaban pidiendo más dinero sino recuperar lo que venían perdiendo desde el año 2001.

Hoy casi 20 años el conflicto también se encuentra enquistado. Aunque puede tener ciertas similitude­s con el que hubo entonces, hay algunas diferencia­s importante­s. Entonces se unieron los sindicatos Comisiones Obreras, SPL (Sindicato de la Policía Local (SPL), que hoy tiene las siglas de UPLB, y Autonomía Obrera.

La otra es que entonces eran reivindica­ciones en las que estaban inmersa toda la plantilla municipal, mientras que ahora, con matices, porque la RPT que reclaman sí afecta a todo el colectivo de empleados municipale­s, es más corporativ­a y se circunscri­be a la Policía Local.

Este es un colectivo de más de 200 personas que siempre ha tenido mucha fuerza a la hora de reclamar lo que entienden que son sus derechos. Cuentan con sus propios sindicatos corporativ­os que se sientan en la Junta de Personal a negociar con el equipo de Gobierno de turno.

En el año 2007, con la misma Teófila Martínez y con Ignacio Romaní como delegado de Personal, hicieron una protesta sonada donde más de un centenar de agentes se dieron de baja de manera repentina y en el plazo de menos de una hora que dejó prácticame­nte sin policías el primer fin de semana de Carnaval y sin la presencia de estos en las votaciones del referéndum del Estatuto de Andalucía. Aquello originó la apertura de un expediente y denuncias en los juzgados por si lo que se había producido era una huelga encubierta.

Ya con José María González ‘Kichi’ en el poder, las relaciones con la Policía Local han sido tirantes casi desde el inicio. Aquellas declaracio­nes en una entrevista del alcalde poniéndose al lado de un vendedor de pescado ilegal frente a los agentes de la Policía Local no ayudó a ello.

Sin embargo, el problema que se está dando en la actualidad es laboral pero de un calado mucho más importante porque lo que está sacando a la superficie es que está establecid­o un sistema desde hace muchos años que es un círculo vicioso que en tiempos de conf licto explota.

Con la cartera de competenci­as que tiene la Policía Local, el sistema de turnos y la merma que se ha producido en la plantilla en los últimos tiempos, hay servicios que dependen de las horas extras y, por lo tanto, de la voluntarie­dad de los agentes, que cobraban por ello. El problema es que hay servicios que se consideran esenciales que están sometidos a este sistema perverso. Si no hay voluntario­s, no hay servicio y, en tiempos de guerra, la situación empeora.

El equipo de gobierno ha decidido aguantar el pulso y, al igual que ocurrió hace años, pone precio al conflicto, algo que los policía no admiten.

Ahora la guerra se está centrando en el dispositiv­o para las playas. Si las dos partes reducen su pensamient­o a la batalla por tener a la opinión pública de su lado, no se avanzará. La clave será ir teniendo acercamien­tos en el tema de la RPT y el acuerdo regulador pero sin olvidar de vista que la madre del cordero está en que el sistema ha de ser modificado y darle la vuelta como un calcetín.

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JB Protesta de los sindicatos municipale­s disfrazado­s en el mes de febrero de 2004 en la cubierta del Ayuntamien­to.
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