Diario de Cadiz

El Rey refuerza la alianza de Cádiz y el ‘Elcano’

● Felipe VI preside la llegada del buque-escuela tras concluir una nueva vuelta al mundo

- Joaquín Benítez

“Rinde viaje sin novedad nuestro buque-escuela, el más antiguo de los que navegan, en el que se aprende a convivir en la mar”. Con estas palabras iniciaba el periodista Emilio López su crónica sobre la bienvenida de Cádiz al Elcano. Eran realmente palabras del entonces almirante de la Flota, Santiago Bolíbar dirigidas a la tripulació­n del Juan Sebastián de Elcano a su llegada a Cádiz en julio de 2012 después del que fue LXXXIII Crucero de Instrucció­n.

Esta vez no pudo estar Emilio en la recepción pero lo que no faltó fue el buen tiempo, los besos al aire, las pancartas de bienvenida y los achuchones y abrazos que, por un día, y sin que sirva de precedente, no pudieron contenerse a pesar de las medidas que impone el covid.

Fue este virus el verdadero protagonis­ta de este XCIII Crucero de Instrucció­n que este domingo se ponía fin en el puerto de Cádiz. Ha sido un crucero que se ha caracteriz­ado por haberse desarrolla­do durante una pandemia mundial, lo que ha obligado a la dotación a mantenerse recluida en espacios confinados y reservados exclusivos durante todo el viaje, incluidas las escalas en puerto. Estas circunstan­cias, aparte de haber aportado un excepciona­l valor añadido a esta circunnave­gación de la Tierra, ofrecen una muestra del extraordin­ario ejemplo de profesiona­lidad, superación y espíritu de sacrificio de la dotación de este buque-escuela que este domingo retornaba a su Cádiz con un pasajero excepciona­l aunque no nuevo en la cubierta del Elcano: el rey Felipe VI.

Fue este sábado por la tarde cuando el Elcano quedaban fondeado en aguas de la Bahía. Ahora tocaba prepararlo todo para la recepción del Rey y, como no podía ser de otra manera, preparar el buque, con un limpiado a fondo, el entubado de las velas, así como a toda la dotación para el regreso a Cádiz que les ha permitido pisar de nuevo firma después de permanecer diez meses sin poder bajar del buque.

Se convirtió en un barco burbuja y recibieron la primera dosis de la vacuna contra el covid el pasado 30 de mayo en la ciudad de Souda, al noroeste de la isla griega de Creta. Así que la segunda dosis de la vacuna que recibirán en algo más de una semana podrán recibirla cada miembro de la tripulació­n del Elcano en su propia casa, ya que hasta septiembre no tendrán que retornar a sus correspond­ientes destinos.

La palabra “héroes” fue, tal vez, la más repetida tanto por el público asistente como por las autoridade­s presentes en el puerto de Cádiz. No les hacen falta medallas ni títulos ni certificad­os. Todos ellos, tanto los 62 guardiamar­inas como los 197 hombres y mujeres que han compuesto su tripulació­n vuelven a sus casas con los buenos y malos sabores que dejan en el paladar el que ha podido ser el viaje más difícil de este buque-escuela en su larga trayectori­a.

Pero este domingo el sol lucía con más intensidad. Buena parte de la ciudad dejó un poco la playa de lado para acercase al puerto para darle la bienvenida a su buque más querido. Sólo mil personas, cuatro familiares por tripulante,

pudieron acceder a las instalacio­nes portuarias para vivir en primera línea el amarre del Elcano así como el resto de simbolismo­s que le dieron un singular color y sonido a este domingo que quedará para todos en el recuerdo.

Fuera del Muelle fue inevitable una gran concentrac­ión de público procedente de distintos puntos de la provincia y, sobre todo, del resto de Andalucía, que entre pancartas, sombreros, abanicos y gorras para evadir al Lorenzo, aguantaron también como héroes las dos horas que duró la bienvenida al Elcano.

En esta ocasión, el Elcano entró en Cádiz con el Rey como pasajero de excepción. Fue la tarde de este sábado cuando accedió al buque hasta donde llegó a bordo de la fragata Victoria y donde pasó la noche “como uno más de la tripulació­n”. Así lo contaba Rebeca Correa, capitán habilitada, que destacaba que su majestad “creo que ha llegado a cruzar palabra con todos los miembros de la dotación”.

La presencia del Rey le dio un grado más de elegancia a un acto ya, de por sí cargado de emotividad. El Elcano se encontró en el puerto de Cádiz con el buque anfibio Galicia, que quiso dedicarle una bienvenida muy especial entre vítores dedicados tanto a España como al Rey.

El buque fue recibido bajo los sones de la banda del Tercio Sur de Infantería de Marina, que se encargó de interpreta­r el himno de España que tuvo que batirse en duelo con las más de 20 salvas que salieron tanto de babor como de estribor minutos antes de que accedieran a bordo algunas autoridade­s militares para mantener una pequeña reunión tanto con el Rey como el resto de autoridade­s de la Armada.

Minutos después, Felipe VI descendía por la escala del Juan Sebastián Elcano entre vítores y aplausos del numeroso público asistente y entre decenas de gritos de viva España y viva el Rey, que no dudó en acercase a las vallas de seguridad para saludar personalme­nte y dar las gracias a los familiares de la dotación del

Elcano por haber prestado a esta heroica causa a sus hombres y mujeres de sus casas, que marcharon ese 24 de agosto desde La Carraca, casi a escondidas, por culpa del covid y que este domingo retornaban y podían abrazar a sus familiares y amigos convertido­s en auténticos héroes que pasarán a la historia tanto de la Armada como del buque escuela.

El Elcano puso el domingo rumbo al arsenal de La Carraca, en San Fernando, donde tiene su base.

El Rey embarcó en ‘Elcano’ el sábado y pasó la noche fondeado en la Bahía

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JULIO GONZÁLEZ Felipe VI saluda en el muelle de Cádiz a numerosas personas que le vitoreaban.
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JULIO GONZÁLEZ Felipe VI, minutos antes de dejar el Elcano para pisar el puerto de Cádiz.
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JULIO GONZÁLEZ La llegada a puerto hizo retornar la sonrisa a la cara de la marinería.

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