Desde Cádiz, rumbo a la Corona
● Felipe VI, al igual que su padre, embarcó en Cádiz para continuar su formación como guardiamarina en el buque-escuela ‘Juan Sebastián de Elcano’
La relación del buque escuela Elcano y Cádiz con la Familia Real empezó en 1928 cuando el Rey Alfonso XIII realizó la travesía de Cádiz a Málaga en el viaje de pruebas del buque-escuela.
El 10 de junio de 1958, el buque-escuela de la Armada Española iniciaba en Cádiz el trigésimo crucero de instrucción en el que participó el entonces Príncipe don Juan Carlos de Borbón.
En la víspera de la partida, el Príncipe estuvo en San Fernando visitando la Escuela de Suboficiales en ‘San Carlos’, así como el panteón de Marinos Ilustres. Como se cuenta en la hemeroteca de este Diario, en la vecina localidad se le mostraron todas las dependencias del edificio, mereciendo su especial atención las que ocupó su augusto padre, el infante don Juan, cuando hacía los estudios de Marina en la entonces Escuela Naval Militar, enclavada en este Departamento. Después estuvo en el antiguo ‘Recreo López’ del camino de la Casería, denominado ‘El Castillito’, que ocupaba la Sección Femenina de Falange, siendo allí recibido por el gobernador civil Antonio Luis Soler Bans.
Para despedir al buque llegaron al muelle el almirante Colomina, el jefe de Estado Mayor, capitán de navío Enrique Barbudo, y el comandante militar de Marina, Manuel de la Puente. Entre los que despidieron al Príncipe se encontraban el escritor José María Pemán, acompañado de su esposa Carmen Domecq, quienes estuvieron a bordo hasta momentos antes de que el buque soltase amarras y pusiera rumbo a Las Palmas, su primera escala.
Bajo el mando del capitán de fragata José Ramón González, el Elcano salió del puerto gaditano a las diez de la mañana del 10 de enero de 1958.
El itinerario marcado para ese crucero de instrucción comprendía la ciudad de Colón, en Panamá; El Callao (Perú); Buenaventura (Colombia), para seguir a Norfolk, en Estados Unidos, y Annapolis, célebre por ser la sede de la Academia Naval. A ese puerto llegó el velero español el 10 de mayo y allí desembarcó don Juan Carlos. El Juan Sebastián de Elcano zarpó cinco días después, para cruzar nuevamente el Atlántico y tras treinta y dos días de navegación hacer escala en Dublín. De allí, a Brest, ciudad por cierto hermanada con Cádiz, al igual que ocurre con Baltimore, último puerto que tocó el velero en el crucero de instrucción que años más tarde emprendió con el Príncipe de Asturias don Felipe a bordo.
Con motivo de los 50 años del crucero de instrucción del hoy Rey Emérito, nuestro compañero Jesús Jaques recordaba en el Diario la escapada del actual Rey
Emérito a Extramuros antes de embarcar.
El joven guardiamarina acababa de cumplir 20 años y aprovechó la ocasión para pasar un buen rato con sus compañeros de promoción. Uno de ellos, el gaditano José Antonio Jaques, conocido por todos como ‘Pepón’, ofreció una copa en su casa (entonces vivía con sus padres y sus siete hermanas en un chalé ubicado en la que hoy es Avenida de Andalucía esquina con la actual calle Marianista Cubillo) un día antes de la salida del Juan Sebastián Elcano, un acto informal en el que estuvieron presentes numerosos compañeros.
Veintinueve años después, en enero de 1987, el Rey Felipe VI, que por aquel entonces cursaba estudios en la Escuela Naval Militar Marín, después de haberlo hecho y jurado bandera en la Academia General Militar de Zaragoza, embarcaba desde el muelle gaditano al barco escuela para realizar como caballero guardiamarina el 58 crucero de instrucción, zarpando el 10 de enero. Don Felipe de Borbón recibió, el miércoles 7, en el Ayuntamiento la Medalla de Oro de la Ciudad y la Placa de Oro de la provincia. En la mañana del 8 de enero de 1987, embarcó por primera vez en el buque escuela, siendo recibido por el comandante, Rafael Martínez, comenzando a realizar los mismos trabajos que sus compañeros los guardiamarinas de la 389 promoción. Al mediodía, don Felipe y sus compañeros acudieron al Panteón de Marinos Ilustres. El Príncipe almorzó más tarde con varios compañeros en la Venta de Vargas. La propietaria, María Picardo, atendió al Príncipe, mostrándole el establecimiento y las fotografías que conserva de la estancia en el local de su abuelo, don Juan de Borbón. La presencia de don Felipe fue advertida también por un grupo de jóvenes de las viviendas de la ‘Magdalena’, situadas frente al restaurante, que montaron guardia en la barra del local para verlo salir. María Picardo se lamentó por no haber tenido tiempo suficiente para preparar a Felipe de Borbón una comida mejor. Ya en Cádiz, varios centenarios de personas abarrotaron la plaza de San Juan de Dios para recibir al Príncipe de Asturias. La presencia del hoy monarca español suscitó los comentarios habituales sobre su persona entre los que pudieron verle de cerca, al descender del coche oficial. “Que guapo es”, “que alto” y “es tan elegante como su padre”.
Tras una recepción en el Ayuntamiento, estuvo con sus compañeros en varios pubs de la ciudad. Al día siguiente, al mediodía y acompañado de su ayudante, el teniente coronel Alcina, estuvo almorzando en El Faro y por la tarde dio un paseo por las calles del casco antiguo, acompañado por los alumnos que habían comido con él. Estuvo en la calle Ancha, en San José y Candelaria efectuando diversas compras en comercios de la ciudad. Concretamente, preguntó en varios establecimientos por unas zapatillas de deporte. Luego, a las ocho de la tarde, don Felipe marchó hacia el Club Naval de San Fernando para participar en un baile de despedida. Los Reyes, las infantas y el conde de Barcelona también asistieron al citado evento. La Familia Real había llegado por la tarde a la Base de Rota y posteriormente al Hotel Atlántico, donde se alojaba. La amabilidad y cordialidad del Príncipe se hicieron patentes durante los días que pasó en la ciudad como guardiamarina.
El 10 de junio, los Reyes, las infantas Elena y Cristina y el conde de Barcelona despidieron a Felipe de Borbón en el muelle gaditano, donde, a pesar del tiempo inestable y que el acontecimiento fue retransmitido en directo por TVE, se congregaron unas 15.000 personas. La Familia Real subió al ‘Elcano’ para conversar con don Felipe. Posteriormente embarcaron en el patrullero ‘Bonifaz’ para acompañar al buque escuela hasta alta mar. Cientos de embarcaciones de todo tipo rodearon al buque haciendo sonar las sirenas. Desde la Alameda un impresionante gentío presenció la salida del buque escuela.
El por aquel entonces Príncipe de Asturias se despidió de Cádiz saludando con su gorra. Don Felipe visitó a bordo del velero de la Armada los puertos de Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, Río de Janeiro, Buenos Aires, Montevideo, Salvador de Bahía, Santo Domingo y Baltimore.
El 10 de septiembre de ese año, el bergantín goleta ya sin el Príncipe a bordo inició en Cádiz su séptima vuelta al mundo y 59 crucero de instrucción llevando por segunda vez a La Galeona.
Las grandes regatas de 1992 y 2000 fueron otras de las ocasiones escogidas por los entonces Reyes de España para visitar la ciudad de Cádiz.
Por último, a finales de octubre de 2003 don Juan Carlos y doña Sofía embarcaron de nuevo en el velero para realizar la navegación de Cádiz a Málaga, conmemorando el LXXV aniversario del embarque realizado por el Rey Alfonso XIII en 1928.
En 1928, El Rey Alfonso XIII realizó la primera travesía de Cádiz a Málaga