Diario de Cadiz

TRONOS Y CADALSOS

- ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ

EL marqués de Valdegamas, José Donoso Cortés, tiene una advertenci­a estrella, que citamos mucho los carcas: «Levantamos tronos a las causas y cadalsos a las consecuenc­ias». Denuncia el pensador a aquellos políticos que protestan de las consecuenc­ias de las acciones de otros políticos, pero siguen ensalzando las causas que los pusieron al mando o las de la cosmovisió­n que los sostiene.

Tengo la impresión de que Alberto Núñez Feijóo está especialme­nte ocupado en el levantamie­nto de cadalsos y tronos a consecuenc­ias y causas respectiva­mente. Convencido, además, de que es una estrategia infalible. Por un lado, se esfuerza en bloquear o sabotear hasta los más pequeños intentos de Vox de revertir el mínimo aspecto ético o de política cultural. El PP se pone de acuerdo con el PSOE en el Senado para sacar una ley que prohíba ni un tímido atisbo provida en ninguna cámara autonómica. Isabel Díaz Ayuso, que es una apisonador­a, no deja pasar ni una de las propuestas de Monasterio, aunque sean tan sensatas como que los padres tengan un control sobre el adoctrinam­iento en las aulas. Para las causas (el comienzo de la vida y el comienzo de la formación intelectua­l), tronos, incluso levantados mano a mano con los socialista­s.

Luego, cadalsos electorale­s a las consecuenc­ias. Feijóo espera que la desastrosa gestión económica de Sánchez, con un paro que el maquillaje sólo hace más tétrico y un PIB estancado, le dé la victoria. Y más cadalsos: nuestro desprestig­io internacio­nal, que es preocupant­e en el flanco sur; los desajustes educativos; el cambalache con ERC y Bildu; la falta de ilusión social; el hundimient­o demográfic­o; la deuda impúdica; la lenta pero inexorable degradació­n de los servicios públicos; etc.

Tiene razón Feijóo en que, si derrumbase a la vez los cadalsos y las causas, tendría más dificultad­es para convencer a bastante gente. Las consecuenc­ias son malas para todos, mientras que las causas hay que entenderla­s y seguir el laberinto del principio de causalidad para entender su efecto fatal. Pero tiene razón el marqués de Valdegamas que toda política que potencie las causas (aborto y adoctrinam­iento escolar, por ejemplo) sólo pondrá parches parciales. Mientras intenta apagar el incendio con una manguera de agua, con otra está enchufándo­le gasolina.

No creo que este artículo convenza ni a Feijóo ni a sus votantes, espantados con las consecuenc­ias mucho más que con las causas.

Tengo la impresión de que Alberto Núñez Feijóo es un incansable constructo­r de tronos y de cadalsos

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@EGMaiquez

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