Diario de Cadiz

Afectados por la lagarta peluda piden el adelanto de la saca del corcho

● Alertan de que la oruga ya está presente en más de 45.000 hectáreas de las 170.000 que conforman el Parque Natural de Los Alcornocal­es ● Barajan un corte de la autovía A-381

- Rafa Máiquez

La lagarta peluda (Lymantria dispar) amenaza un año más con dejar sin saca de corcho a más de 45.000 hectáreas de la 173.619 con las que cuenta el Parque Natural Los Alcornocal­es. El año pasado muchas fincas no pudieron realizar esta tarea, sustento económico de un buen número de personas y una ayuda para las arcas de los ayuntamien­tos con montes propios en este enclave. Una de las soluciones que los afectados van a proponer a las administra­ciones es adelantar la saca del corcho de primeros de junio al mes de mayo para anticipar el desarrollo de la oruga, que en esa época aún estaría en estado larvario, lo que permitirá aprovechar la corteza de los alcornoque­s.

Esta solución se ha barajado en una reunión celebrada este martes en la que han participad­o el alcalde de Jimena, Francisco Gómez; el director de la

Tampoco descartan una concentrac­ión en la delegación de la Junta en Cádiz

finca Almoraima, Emilio Romero; el ingeniero de montes José M. Fariña, el empresario de trabajos forestales Francisco Benítez y el representa­nte de fincas privadas del Parque Natural de Los Alcornocal­es, José Manuel Macías, además de técnicos de otros ayuntamien­tos afectados. El epicentro del foco está situado en una zona entre los límites de Castellar, Los Barrios, Alcalá de los Gazules y Jimena.

José Manuel Macías detalla que se trata de una nueva idea después de que, a su juicio, las fumigacion­es llevadas a cabo por la Junta de Andalucía con un fitosanita­rio biológico no haya dado resultados. “Es como fumigar como agua. En el año 2000 ocurrió lo mismo, se usó un producto químico y acabó con la oruga, pero está prohibido porque afecta a otras especies como las abejas”, explica el representa­nte de las fincas privadas.

“Entendemos que estamos ante unas circunstan­cias especiales. Es una decisión puramente política, lo que decida la Junta. Es un problema del que las administra­ciones casi no se quieren enterar. El Parque Natural de Los

Alcornocal­es es cosa de unos cuantos propietari­os, ayuntamien­tos y La Almoraima. Es una cosa que tenemos ahí, muy bonita para pasear y ya está. Pero de eso vive mucha gente”, señala Macías, que plantea “medias drásticas” para llamar la atención de las administra­ciones como una concentrac­ión a las puertas de la delegación de la Junta en Cádiz o el corte de la autovía A-381.

Tras la reunión, las partes implicadas van a abrir distintas vías para intentar conseguir el adelanto de la campaña de recolecció­n del corcho. “En mayo, con estas temperatur­as, posiblemen­te el corcho se dé y por esa fecha todavía el gusano del que sale la oruga es pequeño y no se comen las hojas. El problema es que cuando los gusanos se comen las hojas, la savia nueva sube para brotar hoja nueva y no se da el corcho”, explica Macías.

“Es un problema enorme. En estos pueblos, corcheros, arrieros e industrial­es del corcho ganan en dos meses el sueldo de todo el año. Los ayuntamien­to tienen fincas propias y sin la saca desaparece­n esos ingresos. Este problema empezó con poco y ya va por casi 50.000 hectáreas”, alerta el representa­nte de las fincas privadas.

Después de cuatro años en los que se ha podido sacar poco corcho, este producto se ha revaloriza­do, como explica José Manuel Macías. “Este año el corcho vale dinero porque hay muy poco. He firmado el mejor contrato de toda mi vida, pero es ficticio porque no voy a poner sacar nada, igual que el año pasado”, indica.

El adelanto de la época de la saca del corcho ya fue planteado en 2018 por Asaja en Córdoba debido a las nuevas circunstan­cias climatológ­icas, “más que implantada­s ya en las últimas décadas”.

LA LAGARTA PELUDA

La lagarta peluda (Lymantria dispar) es un insecto muy voraz que puede llegar a consumir las hojas del arbolado y ocasionar considerab­les daños en las masas forestales cuando se desarrolla en forma de plaga. En el caso del alcornoque, la acción del insecto reduce la calidad del corcho al provocar discontinu­idades que lo hacen inadecuado para la producción de tapón natural e incluso podría llegar a impedir la saca. Además, al estar desprovist­os de hojas justo en las semanas en las que debería producirse la saca, al ejemplar de alcornoque no se le puede retirar la corteza porque su superviven­cia quedaría comprometi­da. En encinas puede reducir las bellotas de los árboles, lo que condiciona la montanera.

Los daños de las larvas suelen ser visibles como agujeros en las hojas nuevas. Cuando la larva crece, también ataca al margen y en los últimos estadios de crecimient­o consume toda la hoja. Si la brotación no se ha producido cuando nace la larva, se alimentará de las yemas sin destruirla­s para permitir su brote y luego atacarlas.

Si la plaga es muy intensa, como sucede en los últimos años, la oruga se acaba alimentand­o de las hojas viejas dejando toda la copa desfoliada y un aspecto como de árbol incendiado. Aunque no es frecuente que los árboles mueran por el ataque, si la acción de la lagarta peluda coincide con circunstan­cias adversas (seca, sequía, hongos) puede producirse la desaparici­ón de numerosos ejemplares. De lo contrario, el rebrote de las hojas se suele desarrolla­r en un mes tras el decaimient­o del ciclo vital de la lagarta peluda, avanzado el verano, aunque ya tarde para el descorche.

EL TRATAMIENT­O

La principal herramient­a para controlar la sobrepobla­ción es el fitosanita­rio biológico basado en el Bacillus thuringens­is. Es menos efectivo que los antiguos fitosanita­rios químicos, prohibidos desde hace años por la Unión Europea por su afección al resto de la biodiversi­dad.

El año pasado, cuatro avionetas fumigaron en Los Alcornocal­es entre los meses de mayo y junio, cuando la especie se encuentra en estado larvario. “Son el doble de avionetas que en anteriores campañas. Además, se emplean inhibidore­s de quitina y trampas de feromonas para capturar a los ejemplares macho supervivie­ntes”, explicó Ana Villaescus­a, presidenta de la Junta Rectora del Parque Natural de Los Alcornocal­es, el pasado julio.

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ERASMO FENOY Un alcornoque afectado por la lagarta peluda.

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